La libertad de Imprenta no tiene n áa límites que el reapoto * la nda privada á la moral y e la paz ;AÍblca.—Art. 7 ° do la Constitución eneracion p«rioiiGo m lynniiifintfi as Gomnate. Director: BICARDO FLORES MAGON Jefe de Redacción AÑO L—3a EPOCA Cuando la R< HmMlr.—CAMBE SECRETARIO DE REDACCION: ANTONIO I. VILLARREAL. OFICINAS: 1752 S 18th. St — saint LOUIS MO., E. U. A.—Marzo 15 de 1906. SANTIAGO DE LA HOZ. MUY IMPORTANTE •pública pronuncie iu vox eoberera. tete tonoeu acmé tere* • !TTA. ... * Admlnlstrador: Enrique Plores Magon TOMO IV.-No 4 EL YAQÜIREBELDE La lúgubre noticia me sobrecogió, pero la esperaba. Al despedirme la última vez de de la Hoz, mi abrazo tuvo el temblor de los presentimientos fatídic< s. El portentoso niño, alentaba ensueños que por grandes, uu podían caber en la tierra mucho tiempo: reclamaban los espacios. Y éi se rió de mis temores: había sufi ido tanto en sus - veinte años, que por un milagro de fé, creía ciegamente en el porvenir! Nuestro medio social no era el suyo. No podiendo levantar aquí la bandera de sus principios irreductibles, prefería expatriarse. Y partió para no volver más . . . . Una tarde siniestramente bella como las rosas envenenadas de Lucrecia, déla Hoz se bañaba en el río Bravo. Lo rodeaban sus hermanos de corazón y de idealismos. •Tenía la soberana altivez de los gladiadores del Circo: su pecho pal-Íitaba con ardores juveniles; su rente esplendía con el fuego de los pensamientos inmortales . . . Las agu-s no quisieron abandonar tanta grandeza y aprisionaron para siempre entre sus brazos traidores y sutiles, el cuerpo del gran desventurado No seré yo quien calle ante la tumba trágicamente abierta de este niño gigantesco. Déla Hoz fué mi nermano. huí de loa pocos que penetraron á la torre de marfil de sus dolores. Para mí tendió el puente y logré entrar al taciturno alcázar de sus amarguras inmensas. • Era uu predestinado. El, como el heroe de la leyenda esparciata, fue un hijo del dolor y de la esperanza. Como Cordelia al rey Lear, la des gracia lo seguía, aunque él la despreciaba. El dolor destrozó siempre su pecho, aunque una # intensa fé alboreó siempre en su espíritu. Fué un Hamlet; pero Hamlet creyente: su Ofelia era la Patria. Como los caballeros medioevales, consagró su vida efímera á luchai ' por su dios y por su dama: su dama fué la libertad, su dios el pueblo! Los últimos tres años de su vida son como tres cláusulas homéricas. Bn ellas palpita un gran soplo epo-péyico de Iliada. Si hubiera nacido en Grecia, hubiera sido hermano de los Gracos. Idiosincrático paladín, supo trocar sus entusiasmos de niño en virilidades portentosas. Como ti arcángel de la tradición bíblica, es grimió un estoque de llamas en su brega por el pueblo. Fresca está aún su vigorosa contienda por las instituciones. Frescas están aún sus estrofas de fuego y sus fot mi -dables cláusulas. Era un verdadero irreductible: la mnerte logró doblegarlo; pero aviesamente. Y pasó, pasó pronto como una visión luminosa de la Grecia antigua . . . ¡Oh niño de los sueños grandes y de las grandes desventuras! (Oh mi poeta bien amado! oh hermano mío! La tragedia ofició en la mi>a negra de tu desposorio con la muerte. En tí se cumplió la fatídica sentencia del griego: moriste pronto porque fuiste un amado de los dioses. Pero los laureles no prenderán en tu sepulcro el símbolo de sus esmeraldas gloriosas. Los mirtos no aprisionarán entre sus pétalos. la altivez de tu frente soñadora. La gratitud no llevará á tu morada eterna, homenajes de siemprevivas y tributos de violetas. Pronto, muy pronto, las enormes alas negras del cárabo siniestro del olvido, arroparán con sombra* la silenciosa paz de tu sepulcro! Fuiste un gran bueno, por eso serás un gran olvidado! Hoy que tan pocos aman á la Patria, tú, como el héroe amigo del glorioso expatriado de Colombia, vivirás lo que vivan tus amigos y no tendrás más inmortalidad que la inmortalidad de la materia! Duerme, duerme el sueño espantoso y eviterno de tu desgracia infinita! Hoy la fama aureola la frente de los poderosos, y tú eras hu milde. Hoy la gloria se compra, y tú e-ras pobre . . . . Duerme, niño de los sueños grandes y de las grandes desventuras! Los olvidos te acompañarán en la tumba como la desgracia te acompañó en la vida..................¿Mañana? . . . . ¡Ah! mañana!!........ quien sabe!! Alfonsq CRAVIOTO. LUCTUOSO ANIVERSARIO. El próximo 22 de Marzo, hará dos años que falleció trágicamente, nuestro inolvidable compañero Santiago de 1a Hoz En conmemoración de tan doloroso acontecimiento, insertamos el anterior artículo, escrito por el Sr, Alfonso Cravioto, seis días después de la muerte del portentoso luchador que dejó un inmenso vacío en las filas del Partido Liberal. El Centenario de Juarez El próximo 21 de Marzo, la Dictadura profanará la memoria de Juárez, con el pretexto de celebrar el centesimo aniversario del nacimiento del gran Patricio. La celebración del Centenario de Juárez debeiía ser un acto popular. Podría tener parte en el el Gobierno si fuera un verdadero Dictadura que hoy oprime á la Patria. destruyendo implacablemente la obra redentora de Juárez, no tiene el menor derecho para abrogarse la representación nacional en los homenajes que se rifiden al Libertador. Es triste y hasta vergonzoso que la más grande de las solemnidades en que puede honrarse al Benemérito, no sea celebrada, -por un pueblo libre, como debiera serlo el mexicano, sino por los opresores de •se mismo pueblo. En pocas partes será elemento independiente el que honre á Juárez, sin intervención de la corrompida turbe oficial. La Dictadura, que siempre se ha empecinado en oponerse á la iniciativa privada, y que todo quiere hacerlo y dirigirlo, se empeña, más que nunca en acaparar la organización de las fiestas del Centenario. Hubiera preferido evitarlas, pero comprendiendo que el pueblo, por muy paciente y abyecto que se le considere, no toleraría que se dejara de honrar á Juárez en el Centenario de su nacimiento, optó la Dictadura por fingir patriotismo y apoderarse de la dirección de las festividades, para hacerlas á su antojo y para que, como todas las fiestas nacionales en estos tiempos, resultaran más en provecho del despotismo que en honor del ilustre Reformador á quien parecen dedicarse. , En efecto; apenas surgió la idea de celebrar el Centenario de Juárez, apoderóse de ella la Dictadura y designó lacayos de su confianza para que dirigieran la festividad En el Centro, como en los Estados » El excesivo trabajo y las g aves dificultades que hemos tenido en estos días, nos han privado de contestar le numerosa correspondencia de nuestros correligionarios y amigos. A todos les suplicamos nos dispensen esa falta involuntaria y les prometemos escribirles á la mayor brevedad. También advertimos que ES URGENTE que ningún giro postal, cheque, libranza 6 paquete por express, venga á la orden ó á favor de las personas que figuran al frente de este periódico. Encarecemos á los que están en relaciones con nosotros que bagan las remesas de dinero y que rotulen los sobres cuando nos escriban, conforme á las direcciones privadas que les hemos suministrado. En el próximo número, que aparecerá precisamente el día 1ro. del entrante Abril, relataremos cómo nos salvamos de las persecuciones de la Dictadura. Hoy, más que otras veces, necesitamos la ayuda de quienes se interesan en que continuemos luchando por las libertades patrias. LA COLPA ES DEL GOBIERNO gentes adictas al Gobierno son las á sabiendrs el que tienen el primer puesto en la celebración de que hablamos. Así se conseguirá que en esos actos no se alce la voz de la verdad, que glorificaría á Juárez, pero al mismo tiempo condenaría al más vil de los enemigos del gran Ciudadano, al que ha destruido su obra libertadora y ha convertido la Patria en campo de opresión y de ra- . . .z . pifia, á Porfirio Díaz, asesino de la «dmiracjón de su pueblo, hay que República y culpable de todoa loa i actuales inforiufiius de ia Patria. Lo que más indigna, por ser lo más ultrajante para el Benemérito, es que Porfirio Díaz, el tartufo Dictador, será quien haga la apología del ilustre Repúblico. Esto podrá engañar á algunos necios, que creerán patriota y demócrata a) tirano que nos vende; pero las personas de sentido común no podrán ver en ese acto de Díaz, sino la continuación de su política de hipocresía y de engaño. Porfirio Díaz no puede ser sincero al hacer el elogio de Juárez; si glorifica al Patricio, lo hará fingiendo todo lo contrario de lo que siente, y sólo para atraerse el aprecio del pueblo que ha perdido casi por completo; pero mucho es de temerse que la esperada apología resultó más bien proceso, lleno de esos ultrajes velados á que tan afectos son los científicas. Y hablamos de los científicos, porque, como de eos tumbre. alguno de ellos será el autor del discurso que pronunciará PorfirioDíaz, pues, como bien se sabe, el rudo Autócrata es incapaz de toda obra intelectual. Si Porfirio Díaz injuria á Juárez fingiendo glorificarlo, nada habrá que decir para comprobar que el Autócrata es un enemigo de la Patria : el traidor estará en su papel lanzando insultos contra el Redentor de los mexicanos. Pero si Porfirio Díaz no se atreve á mos trar, ni veladamente, su odio al Benemérito; si hace una verdadera apología de Juárez—lo que es muy dudoso—bastará poner en parangón el juicio actual de Díaz acerca del Patricio muerto, con el juicio antiguo de Díaz acerca del Patricio en la Presidencia.. pera convencerse de la falsía del Dictador y de su absoluta carencia de honradez. Serán juicios diametralmente o puestos: en uno, Juárez resultará bandido, ambicioso, canalla, traidor, y en el otro será héroe ta, hombre puro y l_______ Las consideraciones á que se pres^ tan estos dos juicios antagónicos, conducen á tener la más triste idea de la honorabilidad de su autor. Si en el primero dijo la verdad, en el segundo mintió, y viceversa. De todos modos, resulta Porfirio Díaz mentiroso y falso. Si Juárez fué canalla, ambicioso, etc., ¿cómo es que Porfirio Díaz lo glorifica hoy? El más ruin de los hombres no se rebajaría hasta elogiar á un enemigo, creyéndolo un canalla, ni aun después de que éste muriera. Si los que hoy atacamos á Porfirio Díaz, lo glorificamos mañana, ¿no se nos consideraría con justicia como unos miserables que hacíamos 1 neroe, patrio-extraordinario panegírico de un malvado* Esto podría decirse de Díaz, en el caso de que sus anti-guas injurias á Juárez fueran justas. Pero si el segundo juicio es el bueno, si D. Porfirio tiene razón al reconocer grandeza y virtudes en Juárez, entonces Porfirio Díaz se condena á sí mismo. Si Juárez fué tan grande, si tanto sirvió á la I Patria, si tuvo derecho al cariño y . confesar que quien lo llenó de "insulto» quien se rebeló contra él y quiso beber la sangre de tan esclarecido ciudadano, no podía ser sino el prototipo de los canallas y el peor de los malvados, es decir, Porfirio Díaz. Cualquiera que sean las palabras del Dictador en la apología de Juárez, constituirán una exhibición de la tartufería y falta de honradez de Porfirio Díaz, y seguirán siendo motive para que los buenos patriotas consideren las declamaciones del farsante Déspota como el mayor ultraje á la augusta memoria de nuestro segundo Libertador. Lo repetimos: es lamentable y vergonzoso que el pueblo mexicano no sea libre para poder honrar á sus héroes dignamente, y tenga que soportar que los opresores profanen con su odiosa presencia las grandes festividades nacionales en que sólo debieran tener puesto las ciudadanos honrados. Lo único digno del Patricio en la celebración del Centenario de su nacimiento, será lo que. sin la deshonrosa intervención oficial, haga en algunas partes el elemento independiente, por su propia iniciativa y esfuerzo Será quizá lo más humilde. pero será también lo único sincero, lo único inspirado por un verdadero patriotismo y una profunda veneración á Juárez. Sin embargo, entre todas estas notas que entristecen 6 ruborizan, hay algo alentador. Se ve palpablemente que todo el pueblo mexicano rinde fervoroso culto á las grandes virtudes de Juárez, aunque no comprende todavía cual es el mejor medio de honrar al Indio insigne. Si no hubiera sido por la presión popular, la Dictadura no hubiera celebrado el Centenario. Pero el pueblo evolucionará pronto. Pronto comprenderá que la mejor manera de honrar á Juárez no está en hacer fiestas, veladas y discursos, sino en imitar su 1 ‘atria en no tolerar que la deshonren tiranos y explotadores. Ese día no está lejano, y entonces to das las farsas patrióticas de la Dictadura, no la salvarán de la caída inminente Nosotros no pudimos hacer un número especial de nuestro periódico dedicado al Benemérito, pero no por eso dejamos de honrarlo. Tenérnosla convicción de que ser patriotas y honrados y combatir sin piedad á los opresores de la Patria. es la mejor manera de honrar, no sólo á Juárez, sino á todos los que lucharon y se sacrificaron por hacer de nosotros un pueblo libre Para quienes ignoran las cau- dignos, sintieron dentro de sí ar-sas á que obedece la interminable der la protesta contra el ultraje, guerra del yaqui y han oído ha- sublevársela dignidad que exigía blar 6 teniao oportunidad de con- reparación y la cólera que rugía vencerse de los hábitos de labo- venganza, riosidad que distinguen á los in- c_________________ dios en tiempo de paz, resulta in- ron á defender el territorio de explicable que estos mantengan sus mayores, á grabar con inde-tenaz rebelión, en condiciones leble bizarría, épicas hazañas en desventajosísimas, sin esperan-¡ cada palmo que les arrebatara el zas de triunfo y con la seguridad de ser al fin exterminados. Nndie niega las aptitudes y vocación del Yaqui para el trabajo y hasta la prensa asalariada las reconoce y aplaude. En un artículo que “El Mundo” publicó no hace mucho tiempo, se lee lo siguiente: “trabajador enérgico, dotado de más vigor físico que cualquier individuo de otras razas, inteligente y sagaz, ha aceptado todas las formas de labor y á todas ha llevado resistencias extraordinarias y excepcionales aptitudes de inteligencia. Ha podido, así, divorciarse de la tarea agrícola y abarcar la más complicada y atenta de las industrias, ha aceptado la servi-dumbre doméstica, ha consentido Y cogieron el fusil con trágico ademán y se dispusie- enemigo, más fuerte por su número, pero no más aguerrido. Y han probado poseer la extra-। ordinaria resistencia de que hace méritos “El Mundo.” Asediados, perseguidos en todas partes, condenados á bárbaro exterminio, no han depuesto su actitud de beligerentes ni sellado con la sumisión, la ex-propiación consumada por el Gobierno en beneficio de unos cuantos protegidos. Permanecen en pié, airados, enhiestos, alimentando la represalia que arrojan por la boca de sus fusiles, como una amenaza contra el crimen y el despotismo, como una maldición bélica, consagrada á causar insomnios y angustias y torturas, á los traficantes y opre-. soree». La Dictadura, por su parte, ha exacerbado los procedimientos de represión y cerrado las puertas á un advenimiento que pusiera fin á la guerra desastrosa que *sde hace muchos años ensangrenta nues- tendido, en una palabra, su esfuerzo en todas las direcciones de la actividad humana. “Explotaciones mineras, fábricas, pesquerías, haciendas, em-pr.... d. todo ordeu, ea.au d. particulares, están servidas por ]jgro la integridad de la Patria, yaquis en Sonora, y se les ve en ^o desaprovecha ninguna opor-os centros poblados, en las cabe- tun idad para demostrar su odio ".A* «1 yaqui y el propósito de aniqui- P ta del Estado. ¿Que mas? iario: |o asesina sin niedad. mu- larlo: lo asesina sin piedad, muchas veces aunque lo sorprenda retirado de la gueira y entregado á pacíficas faenas, lo deporta a Yucatán para exponerlo á los rigores de un clima mortífero 6 lo vende como bestia de carga á negreros sin conciencia, que lo conducen á lejanas regiones y lo maltratan y lo retienen en vida, en calidad de prisionero. Hay algo más todavía que provoca la desesperación de los indios que aun permanecen rebeldes, y les impide deponer las armas; el tráfico odioso que con los yaquis pacíficos ejercen algunos hacendados sonorenses y la crueldad troglodítica con que son tratadas las madres indígenas. Va-gozan de influencia en las esferas i su servicio, en calidad de peones, á indios yaquis que ganan cincuenta centavos diarios; en ese Estado, donde |es tan cara la vida, donde el jornalero generalmente percibe $2. que apenas le bastan para satisfacer las más apremiantes necesidades. Pues bien, los peones yaquis, no pudiendo mantener á sus familias con el salario mezquino que se les ha asignado, se ven compelidos á sacar provisiones fiadas en las tiendas de sus amos, provisiones que les son cargadas en cuenta y que al cabo de un año, representan una deuda de doscientos á trescientos pesos. Esa deuda condena á la Muchos de ellos se han sentido con alientos para emigrar á la vecina República del Norte, y en-trar resueltamente en competen-con el obrero americano.” De lo anterior se desprende que los yaquis no se lanzan á la guerra por el afán de rehuir el trabajo y con el propósito de vivir con los frutos del pillaje: raza sagaz, inteligente y laboriosa, como la llama “El Mundo”, natural es que prefiriría, si motivos poderosos no se lo vedaran, la tranquilidad de una existencia consagrada á fecundas labores, que los azares y desasociegos y miserias y sacrificios tremendos, que encuentra en el estado de re- rio» terr.Mi.nt,, de Sonor. que ..di,^^0, afán de hostilizar á la pujante tribu de Sonora, sin duda alguna que los indios jamás hubieran tro- ¡ cado los instrumentos de labran-1 za por el fusil, que pronto aprendieron á manejar con destreza। envidiable. Vivirían tranquilos, cultivando las ricas tierras que riega el río Yaqui y serían un faptor importante para el acrecentamiento y progreso de" la riqueza nacional. Pero no; la Dictadura se pro-)uso convertir en turbulenta á una ribu de apacibles campesinos y ogró su propósito con mengua de nuy caros intereses. Despojó á ' r___ ________________ os yaquis de sus feraces tierras esclavitud al contrayente, que depara sa iar a codicia de favoritos ja de pertenecerse para pertene-. J 7 cer exclusivamente al amo. No _e atroz vandalismo, condenó á puede abandonar la hacienda por- 3ue las disputaban y con ese acto e atroz vandalismo, condenó á la desesperación á las víctimas de la rapiña, que se vieron en el trance de renunciar .cobardemen te a sus derechos y desposarse con la miseria, ó erguirse indignados contra los usurpadores y defender su heredad con noble coraje, con el valor indómito del 3ue es fuerte porque le asiste el erecho, con el heroísmo que a-lienta magestuoso al calor de la convicción íntima y robusta, de que á la brega se marcha en cumplimiento del deber. Los yaquis son altivos • y son cer exclusivamente al amo. No que las autoridades lo perseguirán y lo acosarán, como se perseguía y acosaba á los negros en Estados Unidos antes de Lincoln, y lo volverán á poder de su señor que lo condera al cepo 6 á sufrir azotes y luego le señalará faenas más abrumadoras y enervantes. La deuda contraída, de alguna manera ha de saldarla: ya trabajando más horas de las ordinarias, 6 bien consumiendo menos provisiones: de cualquier modo sus penalidades se agravan y el explotador obtiene más ganan-