Marzo K'E'nS'Vk EVANGELICA 149 encomia la liberalidad de los Macedonios (gentiles) que en gran pobreza abundaron en riqueza de su bondad; dieron de grado, es decir, sin ser solicitados, espontáneamente. Esta encomia ha venido trasmitiéndose de generación en generación, y se trasmitirá lo mismo que dijo Jesús de la que lo ungió, Mateo 26:13; “De cierto os digo que donde quiera que este Evangelio fuere predicado en todo el mundo, también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho,” Así también este noble ejemplo de los Macedonios perdurará. III. PORQUE NO PONEMOS APARTE LO QUE ES DEL SEÑOR. Es un deber de todo convertido apartar para el Señor, así como el pueblo de Dios apartaba el diezmo y las primicias a fin de que estuviera lleno el “alfolí de Dios" Mal. 3:10: y nada faltase en la casa de Dios para los sacrificios de cada día. Cuando el pueblo israelita no hizo esto, Dios le manifestó que le estaba robando. La nación judaica estaba sufriendo grandes males en el tiempo del profeta Malaquías. La pérdida de libertad y grandeza nacional, sequías, hambres y pestes, pero todo esto no era sino el fruto natural de la conducta de sus padres y de ellos mismos que habían seguido por los mismos caminos. Debían volverse a Dios. ¿En qué? En el pago de los diezmos. Pero si la sequía, la ber de cada cristiano sostener su propia iglesia, tratará esta cuestión individualmente, ya que ello es asunto personal; y procuraré hacerlo dentro de la pregunta siguiente: ¿Por qué no contribuimos más eficazmente al sostenimiento de nuestra Iglesia, para que el sostenimiento propio sea un hecho? 1. PORQUE NO SOMOS ENTERAMENTE CONVERTIDOS. Cuando un alma está convertida enteramente a Dios, ello se manifiesta por su liberalidad para contribuir al sostén de su propia Iglesia. Este espíritu es el que caracterizaba a los primitivos cristianos. Había muchas pobrezas, muchas persecuciones y dificultades, y sin embargo, la liberalidad de los convertidos se sobrepuso a todas las cosas, y la Iglesia naciente se estableció venciendo todos los obstáculos. ¡Cuánto bien resulta de que los miembros de una Iglesia sean verdaderamente convertidos! II. PORQUE NO LEEMOS LA BIBLIA. Y cuando la llegamos a leer, es solo de vez en cuando, sin meditar lo leído en ella, y como consecuencia, no observamos sus mandamientos, pues si lo hiciéramos aprenderíamos cómo Dios enseñó a su pueblo (Israel) que es un deber obligado de sus hijos sostener el culto de Dios. También aprenderíamos cómo hicieron los primitivos cristianos, que weran por lo general convertidos ■del Judaismo. ■ El Apóstol Pablo, en su epístola ■II a los Corintios Cap. 8: v. 1-5