Hombres y Nombres Nuevos Cosas de la Gloriosa. Cómo han cambiado las cosas en nuestro México, oh Dios, desde que la "redentora" de ese país se adnefii* para darnos libertades . que Porfirio el dictador con treinta años de injusticia al pueblo le arrebató. Hasta el idioma ha cambiado de modo tan seductor, que hoy. al pelado que roba no se le llama ladrón, ni disponer de lo ajeno es un robo, no señor: el que lo hace es magistrado y el acto es "incautación". Antes, el que en la vía pública escamoteaba un reloj, era llevado a Belén —infamias del dictador— y sujetado a un proceso y encerrado un mes o dos para mitigar un poco su inmoderada afición, aparte de retratarlo en cierto cuadro "de honor" de "rateros conocidos." con su identificación. Hoy. las cosas han cambiado del todo, gracias a Dios, y las celdas de las cárceles exclusivamente son para encerrar “reaccionarios" amigos del dictador, pues los rateros de ayer son Ministros i de Instruccnm coroneles, generales, senadores, qr.é sé yo______ XXX Más donde el radicalismo de la actual revolución < abróchese usted el saco) ha resultado mejor, es en la cuestión de prensa: si da gusto, como hay Dios! Ayer, al calce de alguna brillante composición publicada en un periódico escrito en buen español, se miraba: Luis G. Urbina, o Salvador Diaz Mirón, o R. de Zayas Enriquez o bien Carlos Diaz Dufoó. Hoy. en imprentas robadas a la odiosa usurpación o a cuarquicra honrado quídam qrv plata por ellas dió, se hacen enormes periódicos, con mengua del español, icdactados en salvaje y escritos sin ton ni son, y en ellos se ven "puesias" que firma "Juan Amador" —uno que vendía chorizos en la calle del Relox— o León Osorio, un sujeto que antes era curtidor y fué "ascendido” a poeta por don Venus el barbón como premio a cinco asaltos, a s.ete estupros y a dos "pi econstitucionaladas” con robo y escalación. Los pujos de editoriales los firma cualquier señor <|t e I acc un lustro era gendarme y a quien Madero ascendió ■ - i:. • Vestido de calle a -sargento, por conducto de cualquier renovador. Asi han cambiado las cosas en nuestro México, olí Dios; y cuando veo los periódicos que hace la revolución con mengua de la Gramática y del idioma español, a explicarme no me alcanza mi pobrecita razón, cómo es que los linotipos, victimas de tanto horror, no estallan en mil pedazos de pena y de indignación__ DESIDERIO.