Ayidaide por Medie de la Oradéi Ht Imebie Veretfe * Pliteweeie 1) Oraciones no contestada* Leyendo les memorias de los cristianos que estuvieron en loe campos de concentración, encontramos esta experiencia: “Muy pocas roces mis oraciones han sido contestadas durante estos meses, como las pedí o igual a lo que estaba pidiendo yo... Contestó mis oraciones si, pero no dándome lo que pedí, sino dándome una dádiva de su amor y de su gracia. Oraba por un himnario. No lo recibí. Pero Dios refrescó mi memoria para componer 120 himnos y coros que pude usar en su lugar. Oraba por una Biblia completa. No la recibí. Pero Dios me guió para investigar con mayor diligencia mi Nuevo Testamento”. Bs requisito esencial “orar bien". Dice Santiago: "Pedís, y no recibís, porque pedís mal." Vamos a dejar establecido que las oraciones que elevamos a nuestro Dtoe, reunen los requisitos primordiales para que lleguen al trono de la grada: tenemos fe, hay unidad, tenemos comunión, lo hacemos en el nombre de Cristo y sin embargo nos vemos precisados a manifestar que nuestras oraciones no son contestadas. ¿Será en realidad así? Posiblemente Dios nos ha dado lo que le estamos pidiendo, y quién sabe si no lo eo- • XfpoM del pastor y escritora cristiana, temos aprovechando ya con el uso o como una bendición. Tal vea aquello que estamos pidiendo vino a nosotros con otra forma o con otra naturaleza y nuestras mentes limitadas no perciben estas transformaciones. Pensemos nuevamente en él ejemplo que usamos al comentar. Dice no envió un himnario, pero refrescó la memoria. Dios no envió un ejemplar de las Sagradas Escrituras al prisionero, pero pudo investigar mejor su Nuevo Testamento. Si oramos bien, si pedimos no dudando nada, busquemos las contestaciones de Dios, no como nuestra mente estrecha lo concibe, sino entre loe incalculables recursos de nuestro Padre Celestial. 2) II tiempo lo establece Dios Tuve en mis manos una Biblia, de tipo económico, que se abría casi automáticamente en el libro de loe Salmos. El número 1X1, casi no podía leerse porque estaba manchado como si hubiese caído agua sobre él. Eran las lágrimas de una mujer que por largos meses oró a Dice con las palabras de ese Salmo, hasta que Dios contestó su oración. ¿Necesitaba su súplica una contestación inmediata? Posiblemente esta mujer pensaba que sí. Pero Dios le concedió la bendición de crecer en la fe, en la confiante y en la seguridad de la contestación por medio de la espera. No hay ninguna duda de que si “oramos bien" las cosas que necesitan una contestación inmediata, vendrán y las que nos benefician con la espera, llegarán también. El tiempo lo establece Dios, no pongamos condiciones a nuestro Padre y no interrumpamos o perdamos ti fervor de nuestra súplica. 3) Conciencia en las peticiones Entre la expresión de una colón que dice: “Ten piedad de este mundo que se pierde", y otra que dice: “Ten piedad de mi hijo que se pierde", no cabe duda que tiene mucha más fuerza esta última. No perdamos de vista que en todos loe casos nos referimos a oraciones de cristianos que oran “no dudando nada”. Cuando de- de Buenos Aires, Argentina timos: “Ten piedad de este mundo que se pierde”, sabemos que Dios tiene piedad y sabemos que Dios no quiere que se pierda. Pero cuando pedimos: “Ten pisdad de mi hijo que se pierde”, además de saber que es la voluntad de Dios que se salve, hacemos todo lo que está de nuestra parte para que no se pierda. Debemos recordar que las frases de nuestras oraciones no llegan al trono de la gracia por ser parte de nuestra oración, sino que llegan por ti sentimiento que hay en nuestro corasón y por él interés que pongamos *n lograrlo. 4) La oración personal “No podíamos expresar nuestras necesidades —dice un prisionero de la Segunda Guerra Mundial— pero juntábanme nuestras manos y elevábamos a Dios oraciones mudas, que él oía muy bien". Es una experiencia largamente probada que las oraciones personales, llevando a Dios ti secreto de nuestra necesidad son contestadas con mucha más frecuencia que cuando elevamos la oración en compañía de alguien que puede ser uno de nuestros amados. ¿No nos revela la misma experiencia la oración del Maestro en ti Oeth-semaní? Esto no significa que no debemos comunicar a otros nuestras necesidades, pero debemos buscar para nuestra oración personal un motivo profundo de necesidad, que sea la consecuencia de un concienzudo examen interno, y juntemos nuestras manee porque Dios no sólo contesta lo que le pedirnos, sino también lo que le mostramos y lo que no podemos expresar. 5) Orando en lamilla a) Motivos personales.—*"Mamá no sabe lo que yo tengo; no tengo ganas de cenar, quiero ir a mi cuarto a llorar. No puedo orar. Amén." Esta extraña oración fue pronunciada por René cuando en un culto de familia se le pidió que orara. Claro que esto se parece más a una queja que a una oración. Pero el niño se lo dijo a Dios y Dios contestó por medio de su propia madre. Muchas veces las frases que oran nuestros hijos deben mostrarnos que Dios quiere contestar por medio nuestro, y debemos solucionar sus problemas o sus dificultades a fin de que nuestros hijos crean que Dios loe oye y les contesta. b> Motivoe familiares.—“ttefbce mió, te doy gradas porque cuando Jorge ee osee voy a tener una hermana más grande que yo... ” En este hogar los asuntos do la familia os nevaban a Dios en oradón y habían enseñado a sus hijos a ver las bendiciones y a agradecerlas. ¡Cuántas veces los hijos oyen expresiones en nuestras conversaciones de familia que no armonizan luego con las peticiones o acciones de gradas que elevamos a Dtosl Cuidemos este proceder, porque creamos en nuestra familia un concepto muy ligero acerca del culto, de la oración y aun de nosotros mismos. c) La Iglesia.—m padre de una numerosa familia contó que el seflalador de una de las Biblias que usan para ti culto familiar es un trozo de papel, donde cada uno va anotando loe motivos de oradón que fueron sugeridos en la Iglesia. De esta manera se conocen loe objetivos de los distintos departamentos y los de la Iglesia en general, y cada uno puede explicar las razones que los han motivado. De todo corasón lanzamos esta idea para que sea llevada a la práctica. Cuando oramos sabiendo por qué lo pedimos, las oradones son más efectivas y de más inmediata respuesta. 6) Contestaciones no agradecidas Una mañana llamó a la puerta de nuestra casa una afligida señora. Pedía nuestras oraciones, porque su hijo, un joven estudiante universitario, había sido detenido en un movimiento estudiantil. Nos pusimos de rodillas; la madre, más que hablar, lloraba. Pocas horas después su hijo volvía al hogar sin haber corrido ningún riesgo. La noticia llegó y todos nos alegramos mucho. Algunos días después yo llamé a su puerta cari a la misma hora que ella lo había hecho en la mía unos días antes. Ful a pedirle que me acompañara para hacer una oración de agradecimiento. Mi amiga lloró también esta ves, pero no creo que sus lágrimas fueron tanto de agradecimiento como de vergüenza por no haber puesto la misma fuerza para agradecer como lo había hecho para pedir. ¡Qué Importante es tener presente la gratitud en nuestras oraclo-nee! 81 somos desagradecidos, Dios puede sentirse herido y no contestar más. Imitemos al Maestro cuando decía: “Gradas te doy que me has oído"... “que yo sabía que siempre me oyes". ti HOGAR CRISTIANO IL HOGAR CRISTIANO