Las conmemoraciones cívicas, las fiestas suntuosas con que los pueblos celebran los aniversarios de los grandes sucesos, las solemnidades y los regocijos que consagran a rememorar sus fastos son, no sólo efusiones del entusiasmo y de la admiración por los grandes hombres y por las (p-andes cosas, sino también y muy principalmente, medios importantes y eficaces de educación pública, de exaltación del civismo, de crear, robustecer y aquilatar el sentimiento patrio, el amor a lo grande y a lo bueno y el anhelo de bienestar y de progreso. La naturaleza humana es tal, que vive más y mejor de sentimientos que de ideas, de efusiones que de meditaciones, de afectos que de reflexiones. No le basta jamás que la razón serena y fría le demuestre lo bueno y le evidencie lo grande. Le es forzoso también que lo que la razón sanciona lo recoja y lo fecunde la emoción y que la simiente seca que diseminó el juicio la acoja e impregne de savia el sentimiento y la transforme en frondas exhuberantes y en perfumadas y matizadas flores. La evolución de una idea no es completa y resulta frustránea cuando no ha * - -,-1 1 corazón y sensibles. -----— — -- cho; pero amarla es mucho más. Razonar la patria, estudiarla y medi- descendido del cerebro al hecho vibrar sus fibras más Creer en la Ciencia es mu- patria, estudiarla y medi- tarla es necesario; pero sentir por ella siastas. sacudida el alma hasta en sus anhelos, desearla y adorarla es más más arcanas profundidades, nublados fecundo en placeres y en bienes. * ' ** La razón debe ser tan sólo el peristilo del sentimiento: todo afecto debe ser razonado, fundado y justificado; pero si se quiere que, a vez que focos de luz, sean focos de calor, y que además de espectáculos para la contemplación sean móviles de acción, la Ciencia, el Arte, la Patria, la Virtud deben descender de la corteza del cerebro hasta el fondo del corazón y encender en él la lumbre del afecto y el calor de la pasión. A eso tienden y eso provocan las ceremonias religiosas, las agapas científicas, las solemnidades cívicas. Harmonías de órgano, humos de incienso, trajes recamados, templos engalanados, desfiles hieráticos, tal es para los espíritus sencillos y para las almas sensibles el origen de la emoción y de la fé religiosas; y nada exalta tanto el sentimiento patrio ¡tomo las banderas flameando al viento, las músicas prorrumpiendo en marchas triunfales, las salvas atronando el espacio, las pompas deslumbradoras del aparato militar ostentándose en las columnas en marcha. Y cuando en esos momentos embriaguez patriótica vienen el poeta a entonar sus himnos y el orador a desenvolver la pompa de sus períodos elocuentes y de sus ideas entu- los ojos por las lágrimas, comprimidos en el pecho los sollozos o lanzando los labios vivas y hurras, se siente más ardiente que nunca el amor a la patria, se cree en •ella, en ella se confía, todo para ella se espera y los resortes de la actividad, retemplados al fuego del sentimiento, impelen e inipulsan al bien, a la prosperidad y a la grandeza nacionales. , Cada año, al conmemorar los aniversarios de nuestras grandes empresas y de nuestras grandes conquistas, elevamos nuestra alma por el amor y la tendemos por el entusiasmo; nos sentirnos fuertes y dignos, capaces de sacrificio y de heroísmo, formulamos grandes prppósitos y juramos interiormente ser ciudadanos dignos de la patria que nos tocó en .raerte,, que tanto amamos y que esperamos vorque_ entre los e’egantes la moda parece ser siempre un fingimiento; por eso hoy las mu-jeres-“chic” se visten de , negro, pero la moda de Chatham es un negro profundo, incontrastable, es un color que no lo producen los tintes, sino las penas hondas y el desconsuelo grande que emanan del sentir de haber perdido allá lejos, en mares extraños, a los novios^ a los padres o a los hermanos. Dos mil viudas se calcula que hay en Chatham; éstas son las que han mostrado sus dolores, pero cuántas no habrá que por no encontrar ningún atractivo en la vida exterior estarán compartiendo sus penas con la soledad y melancolía de los muros dt sus casas. Pocos hogares habrá en Chatham que no estén vestidos de luto, por ser este puerto el que más marinos ha dado tcrios no sufrirán gran alteración, no habrá necesidad de cavar nuevas fo-(Pasa a la última página).