arte y letras); equivale a seguir las torcidas huellas de quienes, por ignorancia, odio de raxa, o sencillamente mala fé, se fijan tan sólo en los 'defectos del adversario para ¡confundirlo y despreciarlo! ¿O acaso el señor Gómez Róbelo se ha estado dedicando últimamen. te a examinar tan sólo larvaciedad lírica de esa literatura de “fiction, short stories, moving-picture stories,’’ a que el agudísimo Lie. Moheno y él se refieren? ¿Acaso no conoce el señor Gómez Robelo (él tan ducho en el idioma inglés, y que hasta nos ha dado una traducción de The Raven, de Poe, superior, según dicen por ahí, a la del señor Mariscal).—¿acaso no conoce el señor Góme; Robelo, repito, las más recientes obras, en verso y prosa, que por primera vez se han dado a luz,, no en los libros y magazines a que él alude, sino en Harper’s Monthly, Scribner’s, North American Review, The Century Magazine, Lippincot’s Atlantic Monthly y otras publicaciones de esta clase, y que después han aparecido en forma de libro? ¿No? Pues entonces me voy a permitir mencionarle algunas de autores que por ahí se han dedicado y siguen dedicándose a hacer verdadera literatura; de autores que en sus trabajos dan libre, expontánea y robusta expresión a sus convicciones intelectuales; que, inspirados por altos anhelos, procuran interpretar los ideales, las aspiraciones de la comunidad con la cual' se hallan indentificados, despreciando el lucro, y cuya noble tarea contrarresta la venal influencia que en el público incauto e ignorante puedan ejercer las producciones mercenarias. — Voy a señalar al señor Gómez Robelo a algunos de los poetas actuales m^s prominentes de est.e país; pero antes deseo advertirle, para que se despoje de todo prejuicio, que en el fondo de casi cada uno de los trabajos de aquellos se encuentra alguna emoción intensa que da al verso carácter y sentido humano. Por lo general no existe en las obras poéticas de hoy el sentimentalismo de las que se escribieron en los primeros períodos de la literatura nacional, en la cual se observa, muy marcada, la influencia ejercida por los escritores románticos europios, sobre todo, de Inglaterra y Alemania. El verso de hoy refleja, no el espíritu de los héroes de ayer, por decirlo así, sino el de los hombres y las mujeres del presente, de esos seres que se encuentran diseminados en los campos, en las fábricas, en las lujosas avenidas o en los arrabales de populosa ciudad, de donde, al parecer, se halla ausente la poesía. Ahí está" Eugene Field, el malogra do periodista de Chicago. Este inspirado cantor popular nos ha dado a conocer la poesía que se esconde tras la obra del taller; la poesía que se encubre en la diaria e íntima aso ciación de los obreros, y, muy particularmente la poesía que se encierra en los sencillos corazones del hogar. En el verso de Eugene Field nada hay remoto, etéreo, extraño, ai tificial, todo es presente, real, familiar; y allí vemos reproducidas con toda naturalidad artística las penas y las alegrías, los efectos emocionales así del adulto como del niño. Lea el señor Gómez Robelo The Sugar Plum, The Doll’s Wooing, Wynken, Blynken, and Nod y Little Boy Blue. Lucy Larcom ha encontrado inspiración, no en las leyendas del Rey Arturo, como Tennyson en su Mort d’Arthur y Ydylls of the King, ni en el heroísmo de la época colonial, sino entre los obreros de las fábricas del Norte, cuya vida ha estudiado y delineado con harta maestría. El sentimiento poético que se observa en su Hannah Binding Shoes, es, ha dicho alguien con toda justificación, tan hermosamente verdadero como el que a sus princesas haya dado Tennyson, o a su Evengeline, Longellow. En las Lyrics of Lowly Life, así como en las Lyrics of the Hearthside, Paul Laurence Dunbar ha dado bella expresión al pensamiento y al sentimiento de la raza negra. Emma Lazaras, en sus Songs of a Semite, se refiere a las aspiraciones del pueblo hebreo cuya persecución al través de las edades constituye, en las palabras elocuentes de Calvert, “And as my home-bred chorister outvied The nightingale, old England’s lark beside, I thought-What need to borrow? Lustier clime Than ours Earth has not, nor her scroll a time Ampler of human glory and desire To touch the plume, the brush, the lips, with fire; No sunrise chant on ancient shore and sea, Since sang the morning stars, more worth shall be Than ours, once uttered from the very heart Of the glad race that here shall act its part; Blithe prodigal, the rhythm free and strong Of thy brave voice forecasts our poet’s song!” (1). Esto, para mí, es bello y es filosófico, pues el poeta nos hace ver que para cantar las bellezas de Natura, o las proezas de la raza en sus diversas manifestaciones, los motivos hallarse pueden en el suelo patrio como en otras partes. Pero cuando leo The Doorstep, Laura, Wanted-A Man, y otras poesías semejantes de Stedman, que tanto se apartan de su Blameless Prince, por ejemplo, en cuyo trabajo se respira una atmósfera impregnada de romanticismo medioeval, se me antoja que este versátil artista literario, al igual del sencillo Whitcomb Riley, es “la más solemne tragedia de la Historia. tragedia cuyas escenas son los siglos cuyos actos son las épocas de la civilización, y cuyo escenario es el globo;” de ese pueblo que, bajo la bienhecrora influencia de nuevos horizontes, ha podido, en esta tierra para él de promisión, librarse de la opre sión, política y social, destruir añejas preocupaciones en su contra, y dar franca expansión a su cultura intelectual. No le son desconocidas al señor Gómez Robelo, .estoy seguro de ello, las obras exquisitas de James Whitcomb Riley, el actual poeta laureado de la democracia: en ellas vemos magistralmente, artísticamente delineados el humor, el sentimiento, la fé, las esperanzas, y hasta el sentimentalismo, de las gentes sencillas del hogar, así de la humilde aldea como de la metrópolis aristocrática. ¿No ha leído el señor Gómez Robelo Neighbourly Poems, Green Fields and Running Brooks, Hhymes of Childhood Days, Poems Here and There, y otras producciones por el estilo, del expresado Whitcomb Riley? ¿Y los trabajos de Edmund Clarence Stedman, poeta y crítico notable de hoy? An Idyl of the Great War, por ejemplo, en que no decae, sino, al contrario, se sostiene admirablemente el ideal poético, refleja de manera brillante las escenas y las emociones del gran conflicto fratricida. Después de escuchar los dulces trinos de un pájaro cantor en el ramaje. Stedman, en su Music at Home, nos regala los siguientes delicados versos: superior cuando de la poesía de la ordinaria vida se ocupa. Examine el señor Gómez Robelo The Great Remembrance, de Richard Watson Gilder, y ya verá cómo en un estilo lírico extraordinario, el autor, a semejanza de Edward Everett Hale en su The Man without a Country, esboza el sentimiento delicado del verdadero patriotismo no el de la ridicula patriotería. Pueden leerse con verdadero deleite y provecho las baladas rústicas de Will Carleton y John Hay, poe-