Los Prosistas Norteamericanos Al derredor de la Polémica Moheno-Cema No cabe duda que en el periodo presente las dos formas más populares de literatura en prosa cultivadas por los autores de Estados Unidos, son la novela y la historieta o cuento corto. Tan suscintamente como sea posible voy a ocuparme de los novelistas norte-americanos de más renombre cuyas obras no deben confundirse con las '"short stories, moving-picture stories,” de que nos habla el señor Gómez Robelo en su empeño, al parecer, de no admitir que este pais haya producido y esté produciendo buena literatura. Convengo en que eti semejante juicio no está sólo el dis— tinguido literato mexicano, pues otros opinan de igual manera. En ello, sin embargo, carecen de razón. Las obras de los prosistas norte ticularismo americanos. como Irving. Cooper, Hawthorne, y Poe, por ejemplo, se distinguen por su carácter romántico, y en las de los tres primeros, sobre todo, se nota todavía la influencia de los escritores europeos. Los trabajos en prosa de produc— ción más o menos reciente, con parlas novelas, se inclinan al realismo o sea la descripción de la vida moderna en todas las escalas sociales. Para poder apreciar dichos trabajos. con más o menos justificado criterio. hay que tener en cuenta, si es posible, el verdadero significado de los términos clasicismo, romanticismo y realismo, tan frecuentemente usados para clasificar las obras literarias. Al considerar la literatura inglesa, por ejemplo, se ha querido hacer un contraste marcado entre el período romántico y el período clásico, asi llamados. El clasicismo del siglo diez y ocho era -asaz frío, preciso, formal, y seguía ciertas reglas prescritas, reglas que no podían aplicarse, digamos, a las obras dramáticas de Shakespeare; ni, en su mayor parte, a las de los demás escritores de la Epoca de Isabel obras que fueron calificadas de monstruosamente irregulares. “El clasici^no,” ha dicho alguien, "apelaba a la cabeza, y glorificaba el intelecto con menoscabo de la imaginación.’* Los autores clásicos más eminentes del siglo diez y ocho fueron Alexander Pope y John Dryden, y el portavoz de estos poetas fué el célebre Dr. Samuel Johnson.