EL LATIGO. 3 ■" ^tnir , pontrlo á , .«dos M„ ««.«vos, «„ ,us iglMÍM .«dos pies de los magnates. I . D«™ lo .hdol hombro 1„ mioligonoia tmr, bomUhus. ’’ ln°C,‘r“ l’“ P“-Mo, , en tu “Mu he ruido de los que pensaban reírse de nd ; y he disfrutado de mus libertad (pie olios." (Continue.Tú') GACETILLA. , Lástima de taxto tai.xn i o paru pies de los magnates. Dms no le dió al hombre la inteligencia para humillarse1 y para adular á los tiranos, sino pura que fuera libre. ero en la humanidad hay errores y coiivonioucítis. Hay quienes renieguen do las facultades que se les hau concedido. Hay idolatras que no desennzan cu sus eteruas ad daciones y quo reverencian á los déspotas. Iracundos tratan de aniquilar y confundir cnanto obstáculo se oponga al paso de sns dioses gigantes. ¡ Que son los pueblos ni que los CU. I los que valemos somos nosotros. Convirtamos lo negro en blanco y viceversa. Hoy por hoy, esta es nuestra misión qué mañana si este gallo •ios sigue cantando, otro vendrá que también nos cantará. yo no conseguirán su objeto los panegiristas y los pn-ydores y los elocuentes en la difamación y ca las inju Estos pretenden convertir á los pueblos en depósitos de piraterias y en arsenales de escándalos que están acostumbrados á provocar como venales y liscnciosos. Los CC. libres nada de esto consentirán. Por hoy, oyen, después castigarán Entro tanto, ¡pueblo! vuelve á tomar un periódico para que le instruyas cu la Imturix y pam qne conozcas á los hombres. Tom.i “El Látigo," ll scio con los reprobos. ¿ Y la historia ? La hisUiria cantinuará Jesus M. Gil. __VA 15ÜAJDE&„ A FOSTRO, ‘•La Doncella lava su blanco rustió, y le dice: —¡ Oh blanco rostro mió! si yo supiera qne mi marido Labia de sur viejo, iría yo ú la verde selva, eugerix todo el ngenjo, esprimiria todo su acre jugo, y te lavaría yo ¡ oh Illanco rustro mío ! con esa agua, de tal muñera qué á mi viejo marido todos los besos lo supieran nmiirgos. "Peni, ¡ oh blanco rustro mío! si yo supiera que mi marido había de ser un jóven, iría yo ai verde jardín corlaría to las lav rosas, esprimiria todo su perfume, y le lavaría yo todas las mañanas. ¡Oh blanco rostro mío! para que los be sos de mi amado se perfumasen, regocijando su corazón,11 DOLOR. “El viento sopla y grita. —Los árboles sn doblan.—¡Oh mi corazón sufro, mis lágrimas corren á torrmitcH." Cuento los añ->s por los pesares, y nulos veo Ün ; pero mi corazón está mas ligero cuando hu Horado!'1 “Las lágrimas alivian el corazón pero no lo. hacen feliz.--El que ha probado un solo instante dé felicidad, no lo olvida iiunua.*' “Y hay qiuen envidia mi suerte! ¡y hay quien diga: dichosa flor qne llorece en el llano !...." ‘ El llano es un arenal tostado por el sbl que llama al rorio.—¡ Oh ! sin mi amado, que sombría c*tá mi vida." Sin él na-la me gusta : el mundo es un calabozo, ya no hay felicidad —He perdido la paz del corazón." ¿ En donde estas, amado mió, en donde estás! Ven, y verás cuanto he llorado por ti.’' En quien me npoyaró? ppiién mb sostendrá y me acariciará ahora que el qne amo. .. . vire tan lejos de mil" “Quisiera yo volar hAcia tí, amor mío ; pero no tengo á-las.—Marchitas, tronchadas, con tu ausencia á cada hora me muero." LA EXPERIENCIA DE LA VIDA. Un hombre que murió on opinion de tonto dejó un menus cirto que. mitre otras cosas,de::¡a : GRANDIOSA IDEA. Lo ha sido la asociación -le la prensa en México piun defender los fueros "dé los escritores iudependicnlcs, no de los venales que perciben mensualidades para enaltecer el crimen y para elevar á los magnates por sobre los hombres honrados. Con motivo del asesinato, se dice oficial, que se perpetró en Morelia en el jóven