" Página Cinematográfica " |
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"El Alcalde se Divierte”
'‘Bobby” Kingston ha llegado a la prime* ra magistratura municipal sobre una onda de entusiasmo popular. Poeta, músico, actor abogado de nota, senador de ejecutorías, debe el triunfo tanto a su labor en pro del bie nestar público como- a su carácter alegre, franco y expansivo. Mezcla feliz del pillóte incorregible y del hombre de mundo, “Bob-by”—apodo que sus amigos le dan por afee td y sus adversarios por desdén se ha cap tado la admiración de la mayoría por la naturalidad que marca todas sus acciones, públicas o privadas.
Sin embargo, “Bobby” tiene enemigos acérrimos. Como político es irreprochable; no existe en el mundo dinero suficiente para sobornarlo; siempre ha velado por el bienestar del pueblo, pero en un país en el cual el puritanismo anda siempre nariz al viento como sabueso en busca de la presa, ‘Bobby’ pr’esenta un flanco vulnerable:— El alcalde se divierte!... se dicen los morali zadoras profesionales, y a falta de razones políticas la caza, se concentra en el terreno, para ellos no vedado, de la vida privada. Po lítico de profesión, joven y llenol de la alegría del vivir, cumplidos sus deberes el al calde persigue la ilusión en noches dfí fran cáchela rodeado de sus íntimos y de mujeres elegantes. Naturalmente, d^ vez en cuando ocurría algún pequeño escándalo <¡ue la gaz monería se encargaba- de abultar... Pero es que ustedes no se divierten?, preguntaba “Bobby” a un repórter de la oposición que le asediaba. Y al Gobernador que le amenazaba con pedirle la renuncia le Mecía:— ¡Comparo mi vida privada con la de cual1 quier hombre! Pero el Gobernador insistía severo:—¡O termina el nuevo escándalo con esa corista, o tomaré medidas para remo-
res, que han costado a las productoras bue vferlo!	ñas sumas, hacen que éstas no se expongan
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La reelección de “Bobby” (Le^ Tracy) está en la balanza; Shane (Eugene Palette), el cacique político, mentor del alcalde, trama un golpe para librarlo del hechizo de Dorée Dawn, la corista (Evalyn Knapp) única mujer a quien el calavera alcalde ha querido.—¡Al diablo con todo!, decía “Bobby”.—Quiero vivir mi vida!. . . Pero1 los hechos se imponen y, como le decía Dorée, -No Bobby, tú has nacido para vivir entre sirenas. . . las de la policía quP anuncian tu paso por las calles de la ciudad. . . y las dtras!
EL REALISMO EN EL CINE CUESTA DINERO
No a todo el mundo le gusta aparecer en la pantalla. Parece increíble, pero los grandes productores le han aprendido con detrimento de sus arcas. La Compañía ojie saca fotografías de la concurrencia en espectáculos públicos se expone a ser objeto de nu morosas litigaciones que está segura de per der, ya que los tribunales han dictado el fa lio de que las compañías cinematográficas nc< pueden exhibir la fisonomía d^ una per sona sin el expreso permiso de esta. Sola-mante se exceptúan los “Noticiarios ’ que tratan de sucesos públicos.
Vistas de una muchedumbre para las películas corrientes tienen por fuerza que ser preparadas en lo^ estudios con extras a quie nes se paga por sus servicios.
Muy cierto es que el riesgo de que una persona se reconozca entre la muchedumbre es casi nulo ; sin embargo, demandas anterio