El llamado romanticiemo que ac desarrolló muy especialmente dorante el siglo pasado, se ocupaba en dar expresión literaria a los ideales de la gente sencilla, cuya importancia fue asimismo reconocida politicamente a raí* del triunfo de los principios democráticos, obtenido asi en América como en Europa, con particularidad en Francia e Inglaterra, Ese romanticismo se dirigía al corazón y no a la cabeza, o, de otra suerte, a la imaginación y no al intelecto. Autores románticos por excelencia fueron Shelley, Wordsworth. Scott y Lord Byron. En toda obra de arte literario los extremos son los que dan lugar, asi puede decirse, a que se establezca una distinción más o menos marcada, entre clasicismo y romanticismo; porque, en último análisis, y para contrarrestar tal distinción, bien puede aceptarse la generalización sugerida por Goethe, de que todo lo bueno en literatura es clásico, y ea este sentido el clasicismo y el romanticismo se confunden. A principios del siglo diez y nue\e la designación de escuela romántica se aplicaba, en Alemania, a los poetas y a los artistas más prominentes que trataban de formar una literatura nacional, independiente de toda influencia francesa. Por otra parte, entre los franceses la escuela romántica se componía de los poetas y dramaturgos de la época, a cuya cabeza se encontraba Víctor Hugo, último superviviente de ese notable grupo de escritores. Sus tendencias se dirigían hacia lo natural para distinguirlo de lo clásico, o sea de lo convencional. Es muy difícil, pues, señalar una distinción absoluta entre lo clásico y lo romántico, entre el producto genuino de la imaginación y el realismo. Dicese, por ejemplo, que Charles Dickens, reformista social en sus obras, fué un escritor eminentemente romántico en la forma, y que, por el contrario, fue esencialmente realista el satírico William Makepeace Thackeray. Sin embargo, las creaciones de este último son las del primero, despojadas de toda exageración para hacerlas representar la realidad de la vida. Más aún: para muchos críticos literarios los tipos que Dickens ha delineado tan magistralmente en sus novelas, son. a pesar del carácter exagerado de que están revestidos, más humanos y más reales que los de Thackeray; y puédese asentar, en términos generales, que hay más realismo en las obras del romántico Shakespeare que en las de los más célebres escritores tenidos como puramente realistas. Al tenerse en cuenta lo que queda expresado se podrá apreciar mejor el verdadero carácter de las obras de los prosistas contemporáneos de este (>aís. Los novelistas modernos norte* americanos pertenecen, en su mayor parte, a la escuela de los realistas, que se han apartado casi por completo de los romanceros como Irving, Cooper, Hawthorne y Poe; y eso se debe atribuir a la influencia que en ellos hayan podido ejercer los insignes realistas europeos como ibsen, Zola, Tocrguéneff y Tolstoi, por ejemplo. Sm embargo, muchas de las obras de estos últimos, con particularismo las de Ibsen. son esencialmente románticas. Alguien ha comparado, por su romanticismo, a Peer Gynt, de tusen, con A Midsummer Night's Dream (Sueño de una Noche de Verano), de Shakespeare, y quizás no carezca de razón. bucede igual cosa con los diversos trabajos de los novelistas norteamericanos contemporáneos, novelistas que, si no en et estilo, llevan el romanticismo en el alma, aunque se les califique de realistas. Y no podia ni puede ser de otra manera. Casi todos los grandes escritores def mundo han sido influenciados por el espíritu del romanticismo porque el género humano nunca se ha conformado con lo real, con lo de actualidad, nada más, sino que siempre ha padecido y padece hambre y sed de lo ideal; y sólo el romanticismo puede satisfacer, cuando menos en gran parte, esos fenómenos psicológicos. Efectivamente, “no se puede sujetar la mente humana con cadenas de hierro," dice el novelista y critico literario moderno, Julian Hawthorne; “y las leyes que ejercen dominio absoluto sobre la materia, no se pueden aplicar al tratarse de poner diques al espíritu libre___¿Con qué fin se ha otorgado a la raza este don precioso de la imaginación? ¿Ha sido para que el hombre se ocupe de cosas triviales, que por si mismas se explican, o para aplicarlo a la creación de una Hiada, de una Divina Comedia, de un Hamlet o de un Paraíso Perdido? ¿ Es mejor proporcionar a 1» costurera y al dependiente de almacén, una imitación acababa de su propia pequeftez, o que de entusiasmo estremecer todo un pueblo con un gran romance y elevar una generación con un poema sublime? Si entre nosotros existen Horace Walpoles, o Che-uer-fiilds, o Boswell, enhorabuena; que a nosotros apelen en su carácter de estudiantes de costumbres y de biografía: serán bien recibidos y recocidos según sus méritos; pero cpor qué tratar ellos de apropiarse el tono y ios títulos que llevan el sello de Shakespeare, o de Fielding, o de Balzac? Una obra de arte debe ser realista tan- sólo en cuanto a su materia-prima; pero en designio debe ser no realista sino ideal. Que los idealistas tomen su tosco material de las acumulaciones de la ciencia; pero que no se atrevan a introducir las leyes físicas en las regiones de la metafísica. El valor de la novela está en el hecho de que ella nos proporciona lo que no puede darnos la vida real; de que puede omitir lo trivial, lo vago, lo redundante, y seleccionar lo que es de significación, lo que encierra fuerza, lo ¿característico; de que puede satisfacer los anhelos, desenmascarar el error y vindicar la naturaleza humana____— La intuición de todo etso, aunque se niegue al sentido, se proporciona a la fé. y estamos autorizados para incluir en la obra romántica toda intima convicción----Las novelas de la ima- ginación encierran más verdades que las exhibiciones o las cotias simples de los hechos, porque las novelas incluyen éstos, pudiendo pintar cuadros no sólo de la tierra que pisamos, sino también del firmamento que nos cubre, de las esperanzas y frescuras de la mañana, del misterio y las negruras de la noche. Ellas forman un circulo completo, en vez de aprisionarse desconfiadamente en los arcos inferiores.” Z xxx La escuela realista de los novelistas norte-americanos modernos tiende a incrustar, por decirlo asi, en. el arte literario, “el paisaje común, las figuras comunes, las comunes esperanzas, y los amores y las ambiciones de la vida común.” Por todas partes del país han aparecido novelistas que. en sus trabajos. han procurado describir ésta o aquella fase de la sociedad america-' na. Y de aqui que se note claramente la influencia que en los diversos autores de aquende el Atlántico ha ejercido el provincialismo de determinadas localidades. En efecto, la literatura norte-americana moderna cuenta con’escritores que se han ocupado principalmente de dar a conocer, verbi-gracia, las características de la anciana tie Nueva Inglaterra; las de los montañeses de