■B>RISS4» ParEMA BEUEM ■anillo, un perrito negro, despertó de eu eteeta que había tenido debajo del arbusto de lüae. Be tentó, se estiró y bostesó largamente. Primero ee rateó la oreja is-qtrierda con la patita isquierda. Luego te rateó le oreja derecha con la patita derecha. Entonce* ee levantó y trotando se acercó a eu vasija de agua para beber. ■anillo metió la naricita en la vasija. Lamió alrededor de ella con eu lenguita. ¡■stabs completamente vacía! A Pedro ee le había olvidado llenarla con agua. ■anillo no podía hablar. No podía llamar a Pedro y pedirle agua. Así que dijo: "¡Guau! ¡Guau!" Pero Pedro estaba en el segundo pico leyendo y él no oyó al perrito negro decir: “¡Guau! ¡Guau!” ■anillo ee tentó, ee rateó la oreja isquierda con eu patita iaquierda. Luego ee raecó la oreja derecha con la patita derecha. Entónese caminó al jardín de floree. Lo crucé y te metió a fuer-aa por debajo de la rejilla para caminar por la vereda. Barullo Iba en henea de agua para beber. n perrito negro corrió por la calle. Dejó de correr al llegar a la cam de la esquina. Vio la puerta de atrio y la escalinata que conducía a ella. Vio cerca de la puerta una vasija que brillaba mucho. Era parecida a la suya. ■anillo corrió a donde estaba la vasija. Metió el hoclquito y con la lenguita trató de beber, pero tampoco había agua en la vasija, pero si había otra cosa muy suave, dulce y callente. ■anillo no podía hablar. No podía decir: “¡Ayl Me quemé." Así que dijo: "¡Guau! ¡Guau!" La cocinera que estaba dentro de la caea oyó que el perrito negro decía: “Guau! ¡Guau!" Salló muy aprisa y vio que Barullo ee estaba lamiendo el hoclquito. "¡Oh, mi hermoso budín!" gritó ella. "¡Fuera de aquí!" H pobre Barullo talló corriendo. Siguió su camino por la vereda. Después de un rato ee detuvo para descansar, luego ee levantó y comentó su camino otra ves. Todavía tenía sed y al ver otra vasija brillante parecida a la suya ee acercó a ella. No ee fijó que había una especie de jaula cerca de allí. No te fijó en las bolitas amarillee que ee metieron de prisa cuando él eé acercó. El perrito negro metió el hocico a la vasija. Al sacar la lengua ee dio cuenta que había agua. ¡Qué buena sabía! Barullo comentó a beber mucha agua. Mientras tanto, la señora gallina que estaba tentada en el pequeño gallinero, vio al perrito negro. Se dio cuenta que estaba asustando a sus pollitos. Así que eriaó sus plumas e hlso un ruido muy raro, y por entre la rejilla del gallinero picoteó la oreja de Barullo. Barullo no se detuvo para decir: "¡Guau ¡Guau!" Beta ves dio un,brinco y un gruñido de sorpresa. La gallina no podía salirse del gallinero, pero Barullo no sabía esto, así que corrió lo mis ligero que pudo. Después de un rato, el perrito se detuvo para descansar. . Todavía tenia sed, pero eetr.ba caneado también. Posiblemente pensó que si volvía a caea, ya habría agua en su vasija. Probablemente Pedro la había llenado. Aid que Barullo comeneó a caminar hacia su casa. Anduvo unos pasos en una dirección. Luego unos pasos en la otra dirección y se detuvo y raecó su cabesa. ¿Dónde estaba la caea? La cocinera lo había correteado y la gallina lo había asustado. Había corrido tan ligero sin mirar a dónde iba y ahora estaba perdido. Barullo no podía hablar. No podía decir: "Estoy perdido." Así que dijo: "¡Guau! ¡Guau!" pero nadie le hacía caso. Nadie parecía oírle. El pobre perrito negro ee sintió muy solo y triste. Quería llorar, pero no podía llorar. Así que en ves de llorar aulló. Echó para atrás la cabesa e hlso "¡Guauuu! IGuauuu!" con todas sus fuersas. Comensaron a abrirse las ventanee de lee ceses Bailó gente de las casas para ver lo que pasaba. No podían comprender lo que estaba diciendo ti perrito negro. No sabían dónde vivía, así que lo rodearon y decían unos a otros: "¿Qué le pasará?" y Barullo seguía diciendo: "¡Guauuu! ¡Guauuu!" De repente, alguien ee metió por entre la gente que le rodeaba para ver lo que sucedía. Era Pedro. "¡BaruUito!", dijo Pedro. Perros Famosos Hace muchos años hubo un gran artista inglés llamado Landseer, que pintaba retratos de sus perros de un modo tan admirable que denotaba ti gran cariño que lee tenia. En uno de sus cuadros ee ven dos de sus perros mirando por encima de loe hombros del artista, mientras éste dibuja Landseer tituló este cuadro: "Los perritos**, y fue muy celebrado por cuantos lo vieron. Uno de los perros de Landseer ee llamaba Odin. Odín fue el dios sabio de loe antiguos habitantes de la Escandlnavia, y como el perro de Landseer era tan inteligente, por eso le puso Odín. Jack era un perro famoso que acompañó a las tropas inglesas durante la gran guerra en el oriente de Europa. No era un animal fino ni amaestrado. Había sido salvado de una muerte cruel por uno de loe soldados, y el perro pegó a éste eu buena acción queriéndolo mucho. En una de las batallas que se libraron. Jack le salvó la vida a eu amo. Cuando terminaba una batalla, el perro acostumbraba El Perro Envidioso Acostábase cierto perro muy envidioso en un pesebre lleno de heno, y cuando venían loe bueyee al establo no loe quería dpjar comer. Acercóee un buey para tomar un bocado de heno, pero ti perro ee puso furioeo, ladrando y enseñándole loe diente*. —Bestia envidiosa -le dijo el buey— ■ perrito dejó de aullar, abrió loe ojos y miró a su alrededor. Vio que Pedro estaba a eu lado. Gruñó fenemente y lamió la naris de Pedro de tanto gueto que tenía de verlo. "Estoy muy contento por haberte encontrado. Nunca más olvidaré llenar tu vasija de agua, BaruUito", le prometió Pedro abrasando a su perrito, y caminando a la casa.—Trad. de Hearthstone por la 8ra. Catalina de MCGavock. a recorrer el campo, llevando colgada del cuello una lata Mena de té, bebida que repartía entre loe eoldadoe heridos. En Escocia hubo una ves un hombre muy pobre, que al morir fue enterrado en el cementerio de Edinburgo, teniendo como único doliente un perrito escocés. Al día siguiente, ti conserje del cementerio encontró al perrito acostado sobre la sepultura de eu amo, y lo expulsó; lo mismo ocurrió al otro día, pero al fin ti conserje se compadeció del animalito y le permitió quedarse. Deede entonces, y durante doce años y medio, el fiti peno se pasaba el día en el cementerio, del que salía solamente una ves cada veinticuatro horas en busca de algo que comer. El perrito murió de viejo y fue enterrado en un jardín cercano al cementerio en que descansaba eu amo. Sobre la sepultura de aquel animal, modelo de fidelidad, se erigió, para perpetuar su memoria, una fuente de mármol coronada por la estatua del perrito.—Amigos y Auxiliara del Hombre. cuán perverso eres, que ni tan siquiera permites que me aproveche de lo que ti amo destina para noeotroe y que a ti no te sirve para cosa alguna. Dejemos que loe demás ee aprovechen de lo que a nosotros no noe hace falta. No tengamos envidia de loe que sean mée afortunada. "Nuestros Niños". 2S IL HOGAR CRISTIANO II HOGAR CRISTIANO 11