EL DIA
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ESTO NO SE CURA CON TIERRA
señores al Congreso de la I •
de buenos camaradas,1 ya en adversarios en-;
Donde se vende el café legítimo xle Córdova
Lo Garantiza	।
LA TROPICAL I
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i periódicos ha dado lugar ।	------- hnita entablada por dos
factores que concurren al traba-' valor de aceptar la verdad y con I diputados nión, que trocáronse cenados.
Se hacen imputaciones de ca íácter político, sin que falte algu na de orden social, en ufo de los contrincantes, no del todo deseo lüvida, porque de ella se habló ampliamente en su oportunidad, y no ha de haber habido le< de periódicos que se quedara saberlo.
lia tenido de favorable esta rie de imputaciones, que hasta la ■fecha no pasó de la recíproca exhibición le lacras; pues ningu no de los contrincantes concede <d proporcionarles la maqui-’otro autoridad política o moral
’ para hacer cargos, con lo que am-1 tensa producción y .ser, en fin,|bos se colocan sobre el mismo niel capital humanitario que dé vol de menosprecio hacia su im-cuanto pueda, sin exigir a cam bio nada y conformándose con lo poco que puedan restituirle, si es que algo le restituyen.
De todas maneras, mientras ese “Departamento Providencia” no sea creado, como Dios hizo el mun "do, de la nada; puesto que nece sitará de un fondo que se cuente por miles de millones de pesos, los quinientos mil campesinos que íienen en su poder cinco millones, de hectáreas dé tierras, que antcsl ;as hacían producir los hacenda dos explotando a los labriegos y' (pie estos mauumí! idos ya no ex piolan, seguirán tan miserables como entonces y con el estómago más vacío qiu- entonces y más des nudos también.
Cuál es, pues, la diferencia favorable legrada por los métodos
;¡o: capital, privilegios de los di-i Tesarla, dice que esos quinientos
ligentes y activos sobre los deseui dados perezosos; garantías a los provisores, exclusión de los noci-estar a ración completa y a este vos, recompensa debida al que la ha merecido, y el triunfo natural del que dedica su vida a luchar y vencer, sobre los que tienen dema-
siado pronunciadas las tendón- ¡ felices, cias parasitarias. A pretexto acabar con hi explotación, se
medias; y el proletariado media ración de hambre, ahora tiene que
Por más que se le da vuelta, satisfacer sus necesidades, se dan se halla el remedio para los sin: por bien recompensados si las cu trabajo. Quién sabe cuántas prue--bren has se han hecho ya sin ningún sufriente que vivía a resultado y, por lo visto, no tienen pea spec ti va mejor los experimen-
tos para lo futuro. Aluna se di punte ya. no hay conlormidad poce que se les van a dar tierras na- sible. El problema de los sin tra cionalcs a los desocupados, para que se pongan a trabajar.
Casi, casi, el prdblema se resuelve en un abrir y cerrar de ojos, como quien dice; porque si a) que está gin ocupación se le pone en la mano una pala y, tirán dole del hilo de su voluntad como á. los muñecos de resorte que se ¡que hacer; donde la tierra recom-estira.n y encojen, se le hace darlpei:sa al que la trabaja y, sin em burgo de ello, sus productos no alcanzan i necesidades; el fenómeno de la desocupación no puede ser ni el maqumismo, ni la sobreproducción, ni la selección de los más aptos, ni cualquiera otra de las causas con que se explican cientí fieamente los fenómenos económi eos de las multitudes; sino sencillamente que se ha. matado el es-' píritu a las ría.
Eso
bajo es un problema de miseria producido por la inactividad social que, a su vez, es producto del aniquilamiento y la desesperan- «r
de ha
za. En otros países el problema de matado al trabajo. A es qué se los desocupados tendrán causas i ha confundido la explotación co
distintas; poro en el nuestro donde somos tan pocos y hay tanto
paladas en el suelo, pues ese in-Sdivid-uo ha. pasado rápidamente de la inacción del desocupado a la acción d(,l hombre ocupado Resuelto el problema, no I Pues, no solo es esto un mal chiste sino que, equivale exactamente al método que se anuncia como fac 'tibie para (hir de comer a tantos millares de hombres que en nuestro pródigo país no encuentran manera d-e ganarse la vida.
E] acabamiento económico se siente más duro cada vez; los hombres que solían tener ganancias en calidad de excedentes, se conforman, ahora con poder eubii sus exigencias inmediatas de vi- ’ da; los í|U(' 1
ni para cubrir nuestras[
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es todo. Se ha lloriqueado hasta extremos nefastos de que el r‘ trabajo es un martirio y en busca de la redención de ese martirio sólo ajustaban para se han ido aniquilando tochos los
Ciudad Juarez, Chihuahui |
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Abarrotes en General Por Mayor
EL PASO, TEXAS
mil agraciados con jas tierras de los haceudados siguen viviendo noy" “tau modestamente como en ios tiemj’Os de las raciones de hambre"’; aunque para no decía-•ar el fracaso redondo del siste na que se adoptó para hacerlos tiende un puente hacia
la. esperanza y cree qué esos campesinos lograrán alcanzar su com píela liberación económica cuan-lo se cree un departamento bu •ocrático que llama de “Aprove-jhamiento de Egidos” y que lia le ser a manera, de una providen-da }>ara refa-icionar a los campe sinos.
mo una característica del trabajo, cuando sólo es una condicional de circunstancias económicas que la d< terminan y' la imponen cuando es preferible ser explotado a mo rirse de hambre. Esos millares de ¡natía que necesitan para una iu-mexicanos que están en la mise ria, que recorren bis calles implorando trabajo para comer ellos y llevar algo de comer a sus familias, sentiiíanse felices si pudieran encontrar donde ganar su subsistencia, aún cuajiclo fuese a cambio de explotación Qué sería lo que determinara esa explota
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del trabajo, supeditándolo icion ? Sencillamente las condicio exigencias de la haragane nos de miseria en que se encuen-| Iran. De manera que, para que el hombre no sea explotado nece sita ser mas feliz, estar más satisfecho, ser más capaz. Pero es to se ha querido alcanzar Ilación dolo más desgraciado, más nee? ¡sitado, hasta la desesperación. Se ha pretendido hacer feliz al nnl' viduo, buscando quien le ministre la, felicidad, como se ministra una aspirina., cuando la felicidad sólo puede adquirirse por propia virtualidad. Aún se sigue sosteniendo la plegaria oficial de que surja d ^capital humanitario que haga, fe . ]iz al proletariado, cuando ya era ' tiempo de saber, por lo que la experiencia va demostrando, que na die puede hacer feliz a. quien no esté en aptitud de serlo.
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El procedimiento no es malo, poi que exime de la. necesidad de combatir las imputaciones, probando que son falsas, aunque el público permanezca en la ignorancia de si carecen o nó^de fnn idamente esas acusaciones.
Y mencionamos al público, porque algún interés han de tener para, la sociedad los puntos que se tocan en esa disputa, pues-<to que los mismos adversarios la llevan al terreno peüodístico.
Si no fuera ese el concepto d-e cada uno de los contiincautes, arreglarían su negocio en lo primas. A.s$ demostra-
vado nada rían que a .nadie—sino solamente a ellos—-le importaría esclarecer sus recíprocos cargos.
La impresión primera que se
i evoluciona] ios? Los mismos revo adueña del lector, es- la siguien lucionarios convencidos no la en- te: Cómo han podido uno y otro cuentran; pero (>n cambio todos t'iudadano conservar su mutua estamos de acuerdo en que la mi-amistar] y su mutuo aprecio, des seria va señoreando cada vez más pUés de cometidas las faltas que profundamente nuestro territorio ambos se atribuyen ahora?
y que un síntoma inconfundible
Según los cálculos de proceden j de ello es el número siempre ere ’ nUportaría la cordialidad después cía que no es nada sospechosa de . cíente de los sin trabajo, porque de saberlos uno y otro. Porque ' ¿uitirrcvolucionarismo, hay qui progresando la parálisis de las por levedades no se rompen lan-nientos mil campesinos que han actividades nacionales y cada | zas entre los hombres, y menos ; recibido cinco millones óe hectá^día se desocupa mayor número de aún si éstos “hacen de políticos reas de tierras expropiadas. Son brazos.	I dentro de una misma agj upación,
•ya felices esos quinientos mil cam j Qué. remedio píicde ser la re-coreo es el caso de ambos repre-pesinos? El mismo declarante, partición de más tierras a los de- Rentantes populares.
que, lo es el senador Caloca, que socapados; tierras que por ser na! pero lo que recíprocamente cionalcs estarán en peores condi imputan es de gravedad notoria, cio-nes de cultivo que lus de los^ hacendados que se han estado entregando a los campesinos? Bien es verdad que, al fin de cuentas, todos estos problemas se resolverán con un pedazo ele tierra, tan pequeño que bastarán dos metros, ciíbicos por individuo y aún me- ( nos; pero antes de llegar al recur seT intérprete de
Si fuéian pecados leves, inda
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so del hoyo, hay que ver si se resuelve el problema de la olla.
Acaso se lograría bastante si la idea de hacer feliz al prolctaria-B ¡ do se concretara mejdr en hacer-
1 lo apto para lograr su felicidad lípor sí mismo. Instruirlo, proteger e; (euujj bii- u
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Una. de esas imputaciones—dice uno de ellos textualmente t “tiene todavía en alarma a la opi iiión .pfiblíca”, circunstancia qn<‘. de ser cierta, no parece haber. Alarmado antes a] acusador, por-, que hasta hoy se acuerda de sa ¡ car a luz esa lacra, cuando pudo . “la opinión pú blica”, en tiempo oportuno, ha-i liándose dentro de la (amara, ( que es el centro más adecuado pa ‘ 1 ra velar por los fueros de la sociedad, a la vez que por el deco ro de la Corporación Legislativa.
Ese choque entre uno y otro ca mai'ada, pudo haber nacido desde entonces, siquiera por tratarse de
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ASI COMO LOS comerciantes 6 algo indigno de quien figuraba co
industriales levantan sus in • mo miembro del Congreso, según ventanos, las naciones recu Jioy lo califica el acusador.
No habiendo sido así, ha de re' con o caerse que quien hoy hace pu Tasa a la 4ta. Plana)
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