782 REVISTA CATOLICA 23 de Noviembre, 1924. ILUSTRACION DE RENEGADO Y ARMAS ENMOHECIDAS. En una de esas hojas virulentas, en que los renegados están constantemente haciendo ostentación de la ignorancia y falta de la más elemental educación que los caracteriza, nos encontramos con que el erudito escritor, al tratar de la Inquisición, nos pinta con fatídicos colores los tormentos y garfios con que solía, según él, y los de su cuerda, atormentar a sus víctimas la Iglesia Romana. Y en corroboración de ello, aduce el testimonio de un tal Jean-Pierre, quien en sus conferencias contra la Iglesia solía enseñar uno de esos mortíferos garfios. Aduce también una carta del mismo autor al redactor de “La Bataille”. Este pobre renegado ignora por lo visto que el tal Jean-Pierre no es otro que el famoso León Taxil, que tanto ruido metiera un día en pro y en contra con sus revelaciones sobre la Masonería; ignora también lo que este mismo autor escribió después acerca de sus métodos de ataque contra la Iglesia Católica. ¡Ilustración de renegado ! Vamos a trascribir algo de lo que el mismo Taxil escribiera acerca de sus trapacerías, que no hacen más que demostrar las armas de que generalmente se valen los enemigos de la Iglesia al vilipendiarla. Y tome de ello cuenta el renegado escritorzuelo para no ponerse en ridículo echando mano de armas que solamente usa ya gente que todavía no se da cuenta del siglo en que vive, o bien, que, sin -estudios o ilustración de ninguna clase, no se apercibe de su desairado papel, llevado de su odio anticatólico. El mismo León Taxil. "¿Cómo podré reparar jamás la multitud de mis crímenes T’ Pregunta León Taxil en la página 249 de sus "Confesiones”. El mismo ha tomado el buen camino: Confesándolos. Así abre los ojos a otra multitud de engañados. Entre sus crímenes confiesa los siguientes: Acostumbraba dar conferencias contra la Inquisición. En ellas enseñaba siempre un horroroso instrumento, del que, decía, se servían los inquisidores para dar tormento a sus víctimas. Pues bien, en la página 247 confiesa que el espantoso instrumento era de invención y diseño suyo, y se lo había hecho cinco años antes el herrero Mazat, calle de Bievre, París, por la suma de diez pesos- El herrero ignoraba para qué debía servir el instrumento. Tuvo la impudencia de mandar una de sus más impías novelas a León XIII, y de fingir después que el Papa le había excomulgado, publicando hasta la Bula de excomunión, que fué reproducida por la prensa “libre-pensadora”. La Bula era una ficción, un plagio (página 249). Escribió al redactor de “La Bataille” la carta siguiente: "Señor: yo soy uno de los Secretarios particulares del Arzobispo de París, y por razones que no puedo manifestar a Ud., detesto de todas veras a mis superiores. ¿Quiere Ud. permitirme colaborar con Ud. en su apreciable periódico? Le revelaré todas las intrigas que tienen lugar en el Arzobispado, sin pedir a Ud. ninguna recompensa. Si acepta, diga una palabra de ello en su correspondencia. Por supuesto, usted debe procurar no descubrir quién soy. Jean-Pierre”. Al día siguiente en la correspondencia de “La Bataille” se leía: “Al Sr. Jean-Pierre: Aceptamos de todo corazón”. Y León Taxil empezaba a desembuchar cuentos y chismes y paparruchas las más groseras. Por ejemplo: Julio Ferry y Julio Simón habían tenido una entrevista secreta con el Arzobispo de París para entenderse sobre el sucesor del Cardenal. Los canónigos de la Catedral de París se reunían en unos subterráneos para limpiar ciertos antiguos instrumentos de suplicio que debían servir en caso de una próxima restauración de la Monarquía, etc., etc. Y “La Bataille” imprimía, y la turba magna de los diarios de la misma ralea, copiaban, y los imbéciles leían y tragaban. Tenemos una muestra de las armas abyectas y viles de que se valen las adversarios del Catolicismo, en su insensata esperanza de aniquilarlo. Si no hubiera otro argumento, bastaría éste para probar la pureza y la verdad divina de nuestra Religión Sacrosanta. Si ésta fuese un error, no necesitaría de la mentira para ser derribada. FRUTOS NATURALES DEL KLAN Donde quiera que la organización del Klan, institución netamente protestante, logra de alguna manera sentar su planta, evangélica a lo Lu-tero y demás comparsa de la misma estofa, ahí brotan al instante violentamente todos los elementos de odio, de perturbación y de desorden, que enrojecen con sangre fratricida el suelo de tranquilas regiones o de pacíficas poblaciones. Lo sucedido en Niles, Ohio, a principios de este mes viene a ser uno de tantos casos que confirman nuestro aserto. Población tranquila y pacífica, como hace notar El Paso Herald en uno de los editoriales del día tres del presente, y patria del Presidente McKinley, se ha visto hecha objeto de escenas sangrientas, efecto del virus en ella introducido por los Klanes, protestantes de pura cepa. Fué necesario enviar precipitadamente tropas del Estado para sofocar los facciosos desórdenes. Y ¡pensar que forman parte de los klanes no pocos ministros protestantes! ¡ Por sus frutos se conoce el árbol, y la institución del Klan, netamente protestante, da a conocer la savia que le fecundiza! De aquí el que toda persona decente esté contra el Klan, cual-quera que sea su religión, y lo anatematiza; de aquí el que los mismos protestantes de alguna e-ducación y cultura lo denuncien y lo condenen. Tomen nota de esto ciertos pastores y ciertos renegados que tan villanamente denigran las instituciones católicas.