cuando nos parecen a veces insoportables." Y mi corazón se llenó de un deseo de, a lo menos, serles ejemplo en la vida. Padres, madres: cada vida es cual una barquilla que se mece en las ondas del mar. ¿Han sentido ustedes la responsabilidad de ser ejemplos a estas barquillas suyas, estos muchachos en una edad tan tormentosa que no saben qué hacer? Acaso ustedes hayan pensado que su deber termina cuando les hayan provisto de las cosas materiales y de la educación que estuviere a su alcance. Hay padres que solamente se gozan y tienen unos momentos de tranquilidad cuando estos muchachos están fuera de la casa y no saben lo que están haciendo; que los domingos procuran que ‘‘ellos se vayan" para que ‘‘en una tarde en la semana haya descanso.” Mis padres reconocieron que yo necesitaba un timón en aquellos años y estoy agradecida a Dios porque él los iluminó y ellos vieron que el mejor timón para mi vida sería la escuela dominical con sus hermosas oportunidades de conocer la Palabra de Dios y por lo tanto, aceptar a Cristo como mi Salvador y Amigo aun en estos años que todavía son años tiernos. Y, más todavía, me gozo en recordar que no iba sola a la escuela dominical, sino que ellos supieron que yo necesitaba el ejemplo de ellos y juntos íbamos. Y ahora, antes de terminar mi jornada terrenal daría todo lo que soy y lo que tengo para poder alistar en nuestras escuelas dominicales a todos los padres y madres, y muy especialmente a aquellos que verdaderamente están perplejos ante esta edad confusa e indecisa de sus muchachos. Comprendan, padres y madres, que estos hijos suyos, y los hijos de sus vecinos, están mirando con visión larga a la vida... un vasto camino de muchas senderos y ellos no saben cuál escoger. Que no tienen todavía la experiencia que da juicio sano y seguro, aunque ellos piensen que si lo tienen. Sus cuerpos enérgicos piden acción; el desarrollo tan notable de su vida física es para ellos mismos un problema, pomplejos de inferioridad y de superioridad toman posesión de ellos muchas veces, y los padres necesitan ayuda. Esta ayuda, este ‘‘socorro" se hallan en Dios, en el compañerismo intimo de Cristo, padres, y no hay lugar más preparado para darles esto, que las enseñanzas, los ejemplos, los compañerismos cristianos de maestros en la escuela dominical. No desprecies esta oportunidad magnifica que Dios les proporciona. (C. Garnett, en ‘‘El Reflector”). ¿Le gusta este número de El Promotor? Hemos procurado mejorar su apariencia y usar tipos que faciliten la lectura, esperando que estos cambios sean del agrado de nuestros lectores. Si usted cree que El Promotor es útil, ayúdenos a conseguir más subscripciones. 24 Hermanos superintendentes: ¡Qué bueno sería leer este artículo en una reunión para padres! ¡Qué bueno sería invitar a todos los padres de alumnos intermedios para que alguna persona discuta con ellos sobre los problemas de la adolescencia. ¿Es cierto como dice Miss Garnett que los padres necesitan ayuda para poder guiar a sus hijos en esta edad? Sí, y no sólo ellos deben esperar esa ayuda de Dios sino que nosotros como superintendentes de la escuela o del departamento o como maestros de clases debemos ofrecer esa ayuda. Cientos de horas a la semana los adolescentes están bajo el influjo del mundo, de la calle con sus falsedades, del vicio proclamado en cada esquina, de amigos inconsecuentes e irresponsables. ¿Con qué otra cosa podremos contrarrestar esa influencia externa al hogar, que no sea la escuela dominical? No hay tiempo en la casa para esa labor muchas veces o casi nunca. La escuela secundarla tiene demasiados asuntos que enseñar y tratar para encontrar lugar para la formación del carácter y salvación del alma. Queda sólo la iglesia. Y de la iglesia, la escuela dominical para enseñar unos minutos a la semana el buen sendero que debe ser seguido durante siete dias para no ir al abismo. ¿Has pensado seriamente, hermano superintendente de la escuela, o hermano superintendente del departamento intermedio o hermano maestro, en tu gran responsabilidad al tener bajo tu cuidado niños y niñas de esta edad? ¿No sabes que es en esta edad cuando van a fijarse las características varoniles firmes que harán del varón un hombre verdadero y las femeniles que harán de las mujeres, virtuosas, puras y dulces? ¿Has pensado que cuando se pasa esta edad sin haber hecho una decisión en cuanto a la aceptación de Cristo como Salvador, será muy difícil lograrlo después? ¿Has pensado que cuando en su deseo de “conocerlo todo, verlo todo y probarlo todo” estos jovencitos visitan sitios de dudosa moralidad y placeres mundanales, cayendo en terribles vicios que les podrán dañar para toda la vida, y dejan de asistir a la escuela dominical o allí no reciben la enseñanza necesaria a las circunstancias de su edad, costará mucho trabajo luego rescatarles de esp camino empedernido? Mi charla de esta vez podría ser interminable, pero otros deberes demandan el tiempo y mientras medito qué debo hablar con ustedes en el próximo número, hago a todos una súplica: No descuidéis a los intermedios, que Dios os demandará cuenta de sus vidas si ellas se extraviaren. — J. M. S. EL PROMOTOR DE Programas de Adoración Enero 7 de 1951 Jesús Comienza su Ministerio preparado por Estéfana Trejo Dos cantos favoritos. Himno: "Quiero que habléis de aquel grande amor." Oración. Himno: "Mi Salvador en su bondad..." (una estrofa). Meditación: "Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del Reino de Dios,” Marcos 1:14 (por un niño intermedio). Canto: "Pescadores yo os haré." (Por un grupo de niños.) Plática: "Lágrimas del mar." Zabhanl era un hombre de buenas cualidades y era el mejor en toda la aldea de Zalla. El misionero reconocía que su amigo era el mejor. Un día el misionero le dijo: "Zabhanl, no importa qué tan bueno seas, esto no es suficiente, ni tampoco qué tan malo seas. La vida en el cielo con Dios sólo se puede obtener creyendo en el Hijo de Dios. La salvación es un regalo gratuito de Dios, y no hay nada con qué lo puedas comparar." * Zabhanl y el misionero estaban sentados en la orilla del Golfo de Adén y en su agua turbia se veían buques que se movían lentamente, mientras los hombres negros buscaban las ostras para sacar las perlas. El misionero había dádose cuenta de que era muv corta la vida de los nativos que trabajaban en la búsqueda de las perlas. Cerca de ellos estaban unos hombres que habían sido pescadores de perlas, algunos estaban ciegos, otros sordos, algunos tenían sus pies o manos amputados, o bien sus cuerpos estaban desfigurados. Así quedaban cuando no morían prematuramente. Muchos era los peligros que había en el agua del mar. A veces una ostra mordía el dedo del pescador, o una almeja gigante cortaba el pie y muchas veces los barcos pescadores eran atacados por tiburones. El misionero estaba pensando en la vida peligrosa que llevaban los nativos.. Zabhanl habló: "Eso mismo fue lo que tu padre me dijo muchas veces, pero no comprendo. Por eso yo seguiré siendo lo mejor que pueda. El gran Creador me ha de premiar." “Es imposible seguir hablando," pensó e. misionero. Hubo varios moitientos de silencio. Fue Zabhanl quien rompió el silencio. “¿Te gusta esta perlita, hijo?" dijo, mostrando una hermosa perla de belleza incomparable, su tamaño y figura eran como una lágrima. "En realidad es muy hermosa,” contestó seriamente el misionero. “Es tuya,” contestó Zabhanl. “Yo no podría comprar una perla como esa," contestó el misionero. EDUCACION CRISTIANA para la Escuela Dominical Zabhanl tomó la mano de su amigo y puso la perla en ella, y dijo solemnemente: "Mi único hijo Anhanl era pescador de ostras y esta perla fue la última que sacó. Un día un joven compañero estaba pereciendo y mi hijo fue a salvarlo. Regresaron los dos al barco. Cuando Anhanl estaba subiendo al barco un gran tiburón lo atacó, y todo lo que vi fue una raya roja en el agua, era la sangre de mi hijo." Lágrimas corrían por el rostro de Zabhanl; “Tómala, es tuya, hijo. Ningún dinero podrá comprarla. Costó la vida de mi hijo. Yo no podría vender el alma de mi hijo." "¡Zabhanl, Zabhanl!" decía el misionero con emoción y conmovido. “Recibiré tu regalo. Pero ahora puedes ver la obra de redención que Dios hizo. El ha dado a su Unigénito Hijo, para que muriera por ti y por mí. No hay ningún precio que pueda pagarse por el perdón de los pecados. Le costó a Dios su Unico Hijo." Hubo otros momentos de completo silencio. Entonces Zabhanl volvió su rostro hacia donde estaba el misionero y con lágrimas én sus ojos dijo que él aceptaba el don gratuito de Dios. Las lágrimas que derramaban eran las de un hombre negro salvo por la sangre de Cristo, y las de un hombre blanco cuyas oraciones Dios había contestado con la conversión de esta alma. Enero 14 de 1951 Un Día en el Ministerio de Jesús preparado por Estéfana Trejo Himno por un grupo de jóvenes: "Santo, Santo, Santo," (H.P. Núm. 8.) Oración. Himno: “Cada día, oh Cristo, bendición me das." Meditación: Un día con Cristo. (Himno base: 327, Himnarlo Popular.) ¡Un día más por Cristo Gastado en su labor! Estoy del cielo Más cerca; anhelo Ver a mi Salvador En su mansión De eterna paz y amor. "Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre por siglos y para siempre" Salmo 145:2. ¡Un día más por Cristo! Fue dura la labor; Su gracia, empero, Me asiste, y quiero Vivir para el Señor; Ser siempre de El Humilde servidor. “Y levantándose muy de mañana, aún muy noche, salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba" Marcos 1:35. 25