Instantáneas en Prosa El Loba Dr. R. Z. Pereyra Dr. D. Quiroz R Consultorio en BOTICA DE GUADALUPE Pendiente de reg. de la Universidad Naciona Dr. G. Gaspar Médico, Cirujano y Partero FACULTAD DE BUDAPEST Telefona Jnarez 482 DIARIO POPULAR DE CURA TODA CLASE DE ENFERMEDADES LA TARDE Teléfono 555 Ave. Juárez J16 brefia- en los de las Para. “El Día”. El bravo lo'bo, negro y lozano, n— fuerte y joven vivía allá donde j j/pQC x [j se une la ancha pradera con la serranía, ahinentándose con la caza de venados, berrendos y be cerros perdidos en las quebradas de la men taña o entre los Ies los cañones. oa destreza y virilidad asaltos le hacían (1 guapo hembras d«e la mañana y el blanco de los celos de los machos menos "arrogantes fuertes y ágiies. Sus saltos formidables sobre las víctimas escogidas, desde allí simos peñascos o a.nehos sanjones. eran su fuerza sobre la. tribu de que formaba parte y donde valentía era recibida con aullidos de satisfacción. Un día Nu osadía llegó lias'a saltar sobre el lomo de un gran berrendo, al que logró vencer con facilidad y del que, golosamente comieron hasta hartarse la manada. Este triunfo dió mayores am Liciones al lobo negro y bravo. Cuando ya la caza de animales pequeños ¿e hizo difícil por esca ses, fue preciso buscar en ki sábana y un buen día, el valiente lobo atiabando con fijeza, vio en la lejanía sombras que se movían. Suponiendo que era presa fácil, con paso seguro se fue ha cia aquel lugar ambicionado. Rumiaban pacíficamente las re ses comiendo el zacatón salado y verdión que cubría totalmente la sabaifa* cuidados por el vaquero desconfiado y buen cazador que tendía, por las noches sus tram pas para agarrar coyotes. Cuando el lobo apareció repentinainen te el ganado se espantó corriendo rápidamente por la pradera, y el lobo al seguir al novillo más pro ximo, tuvo la, mala suerte de pi sar en una trañipa donde quedó preso temblando ds rabia. El desdichado lobo negro y ft Po se ufanaría de ser el sosten de la manada, pues el vaquero lo envió a la Ciudad, y por desgra cia, fue a dar con sus abatidos huesos a la comandancia de porcia, donde con gruesa cadena, fué atado aun poste, y. allí, ol va lie11 te y temible lobo de la montañá he estaba volviendo un manso cordero, en el trato continuo de los hombres que le daban de co iner, a él, que siempre había tra bajado y luchado para dajr carne a la manada