O LA PENUMBRA. ;IIc aquí, pues, justificado el título de este nuestro artículo’ — Aox l\uuidvros¿lc Ciiuirosperidad es el tiempo de acumular para la adversidad. Para un político no hay injuria, ni injusticia. í ni baldón, ni desaire. Nunca abrir enteramente el corazón. Ser con iodos deterente. Matar al enemigo, haciéndolo amigo. 1N necesario vengar la injuria, pero con un Máximas del verdadero político. (Mai:tlx A. Pix 1:110.) Las máximas del político son tan sabias como i su conducta. Estas .• in las primdpales: No hacer nada por medio la Juerat material sino en un caso extremo. El hombre es un monarca destronado y confinado en este rincon del mundo, los (pie mandan ¡ deben suavizarle su destierro. La Patria es de todos, y todos somos de la Patria. Jamás despreciar á ningún hombre. No hay hwmbre inútil, 'l’odos son útiles. La mavor parte de los hombres tienen, como las plantas, propiedades ocultas, que descúbrela casualidad.(1) A una sucesión de acciones generosas hechas tí tiempo, no hay hombre que resista. (lanar á todos, hasta los que parezcan mas perversos. El resorte del hombre es el la difieul- ; tad está en tocarlo bien. Si se le toca bien, es | vencido. j Hablar siempre bien, hasta de los (pie hablan ¡ mal. De todos desconfiar, y de todos esperar. Mas ncecsario es e.-'.ndiar los! ombres que los libros. (‘2) Respetar al talento mas que á un cjúrcito. Prestar todos los servicios posibles, pero prestarlo.' bien. Un servicio de mal modo, exonera de la gratitud. 1. La T$<.ch( foncauld. 2. La JloclK'foucautd. servicio. Hablar poco, pero obrar mucho. (’on una palabra cariñosa, con un buen modo, se compra un corazón. Estudiar bien las pasiones. De un hombre solo puede depender nuestra felicidad. Nada hace |>erder tanto á un magistrado co-1 mo poner cut raspariencia sus pasiones. De un grande enemigo hace un empleo un mayor amiga. . Blandura, blafiduin que állin se ha de triunfar. Tolerancia, tolerancia que todo se ha de conseguir. _ ■ El peor enemigo es el de talento. El dinero corrompe el ccrozon. un empleo distinguido lo reforma. ¿; Como los mineros, las entrañas de la tierra, esplotar el corazón del hombre. , A los de todas las sectas, de todos los pueblos, de todos los Estados, de todas las condiei.mes, tratarlos siempre como amigos. Estas son las máximas principa’.es del verdadero político, y las (pie debe practicar también - todo hombre que aspire ú vivir en armonía con • los demás hombres, y todo gobernante que desee ser amado v respetado de sus subditos,, y que desee elevarse á la verdadera grandeza, á la ver- * (ladera inmortalidad. El principio del verdadero político os este: ¡ Ganar l.omlws, pero sin corromperlos, paíti ma-~avi>a no periK-rlos. i Un solo hombre de estos basta para dar nombre á una nación entera. Felizmente no faitañ cu la nuestra. El móvil del renlailero político os el deseo de ser grande. Su objido es el hum (le la patria, o el bien público.