nes:i de nuestra historia. Nuestra Patria comenzó a alentar en aquel día bendito en que una tribu errante, atraída por loa cantos de los pájaros agoreros, y ipor el resplandor de loa astros propéiee, empeeó a caminar hacia el mediodía en hosca del águila caudal anunciada por loe oráculos. Y cuando nuestros abuelos, los tenoxcas, la contemplaron extasía-dos, sujetando y destrozando con una de eos garras, a la vieja serpiente de las prcfecíaa, mientras que con la otra se posaba trirnfalmente en la penca erizada de un nopal, comprendieron que aquel sagrado lugar era el escogido por los dioses para asiento de la Patria. Y ai el Destino quiso que el símbolo anhelado no apareciera sino sobre un peñón rodeado de agua, fue seguramente porque loa dioses encontraron las tierras de entonces demasiado holladas pars aque-Us raza de gigantes, y buscaron un sitio virgen, en donde sólo habían impreso ana huellas, las pisadas luminosas de los Astros. Así nació nuestra adorada México. Así nació con ella nuestra nacionalidad. Loe carrancistas la odian. |Y como no la han de odiar! Es bella, legendaria, heróka, y sobre todo........ ¡se llama México! La Libertad Electoral DESDE JAUJA Mi muy apreciable amigo: Si es que estabas orgulloso de saber qi e a tu periódico le marcaron el alto en la frontera norte, porque lo conceptuaras como privilegio exclusivo. me permitiré "bajarte los humos" dándote una noticia en esta carta, a la cual corresponde el número veinte de la serie. Estuve de paso últimamente en la Capital de la Insula donde tuviste a bien abrir los ojos a la luz, y allá me enteré de un suceso de carácter político, que viene a corroborar la verdad de ciertos proverbios, tales como “No Eay peor cuña que la del mismo palo” y "Cuando la perra es brava hasta a h>s de casa muerde." Ello fué que resueltos algunos partidarios de la libertaria imperante a. poner en práctica los redentores prin-epios por los cuales se ha derramado sangre, se han creado bilimbiques y se han manumitido rebaños y ganados. hicieron circular unas pequeñas hojas impresas indicando nombres para fe elección de mandatario supremo de la Insula. Las hojillas. como es de rigor, traían un been abasto de alabanzas a los candidatos, cosa que a nadie sorprendió, porque se trataba de personajes que están dentro del grupo renovador. Tampoco tembló la tierra al anuncio de aquellos trabajos electorales. Era ya sabido que del seno de los libertadores habría de surgir la gente de mando; porque es requisito indispensable que para estos cargos se tenga biín comprobada la iden-t'ficación con los ideales revolucionarios. ¡Nada más faltaba sino que después de los sacrificios realizados por los benefactores del pueblo, un ciudadano pacifico, de los ignorantes en manejos de incautación, fuera a tener derecho de ser proclamado candidato! Ocurría todo esto en ausencia del actual Jefe del Estado; pero en cuan to este Señor se presentó a continuar sus ardías y benéficas labores, con el debido acatamiento a las órdenes dadas por decreto del Soberano de Jauja sobre prohibición absoluta de que se organicen agrupaciones políticas. castigó a los contraventores de la legal disposición, no precisamente en la persona de los candidatos que ninguna culpa tienen de ser simpáticos y populares, sino en los individuos que redactaron las hojas y en las imprentas donde se tiraron. Aquellos pararon en la cárcel, y estas fueron clausuradas: todo ello dentro del severo cartabón democrático que nos rige. Tanto los propagandistas como los impresores se. disculpan exponiendo qve al tratarse de personajes que están dentro del régimen dominante, no creían incurrir en pena. ¡Gravísimo error el suyo! Desconocen que la ley es uniforme, y no concede prerrogativas. En otros tiempos, una disposición oficial se esquivaría fácilmente por los que estaban en el candelero, considerándosele quizá letra muerta. Pero ahora, ¡qué diferencia! Una ley es para ser respetada y cumplida por moros y cristianos. Se refiere que uno de los impresores penados pretende atrincherarse era ún argumento que él estima indestructible, y el cual puede formularse así: “El original me fue presentado por un individuo del ejército, y yo no podía negarme." De esta suerte, este hombre inge-nvo ha empeorado su causa; porque lo que afirma equivale a declarar que él sospechaba hallarse bajo la presión de las bayonetas. Y es lo que dice un versero de esos que todo lo ajustan a la métrica: Al tirar esas hojas Don Ramiro por respeto al fusil, metió la pata. Vió la culata y se dispuso al tiro, y el tiro le salió por la culata. Por supuesto que el tipógrafo no se llama Ramiro: pero esta libertad para buscar acomodo a la rima, es una de las múltiples libertades que se han conservado incólumes en Jauja. ¡Ah! Se me olvidaba un detalle. En una de las hojas se hace constar, con la prosopopeya inherente a este género de literatura, que “asi se SATISFACERAN las aspiraciones del pueblo.” A nadie sorprendió tampoco el SATISFACERAN sonoro y rotundo. Si estamos en el periodo renovador, bien cabe esa leve reforma al idioma. Y harto debemos agradecer que no saliera un SASTIFACIERAN, que es más democrático todavía. Por otra parte, ¿quién asegura‘que la autoridad no tuvo en cuenta semejante uJttaje lingüístico para castigar al culpable? No hay que olvidar que nos hallamos bajo un régimen depbrativo, y en este caso queda justificado el procedimiento de aprehensión. Así los encargados de dirigirse al pueblo, no le inculcarán doctrinas perniciosas con grave daño para la pureza del habla española. Con lo narrado verás cuán pronto ha comenzado a dar sus apostólicos frutos el Decreta de Don Venus sobre supresión, de Clubs políticos, para evitar que “la Opinión pública se desoriente.’’ . Y ahora, antes de terminar, vaya una amistosa recomendación personal. Sírvete decirles A los metidos en eábs trotes de tu flamante linotipia, que no hagan mangas y capirotes con los finales y los paldfbs que Desde Jauja Silverio envia, como lo hicieron el otro día con "La Agonía de los Coyotes". ¡Ay, qué agonfa! Gracias anticipadas, y adios. Tu siempre afectisimo, SILVERIO.