Eñ su cumple-ati^. Eres feliz. So desliza, Luisa, Tu existencia sin dolores, Tal como pasa la brisa ; * Cuando acaricia á ¡as flores.* ■ «■ * 4^ ’ TJh recuerdo con mi cauto Te dejo por si el destinó : ' Me hace que siga el camino _ Que he regado con mi llai to. (xuárdalo tú, entre tí nto Que. tu vida so det- -iza, ’■ • -Luisa, Sin comprender los dolores. Tal como pasa la brisa Cuando acaricia á las flores. * * '. Y si ia suerte algún di» Té pérsipue, hiña pura,' Yo seutiré tu •amargura Si es que vivo todavía; Aunque siempre iá alegría ¿Tkmráa, pues se desliza, Tu existencia^ sin dolores: X’omo en el bosque, la brisa Que vá besando á.las flores. tifas en tu. cumplerftnos goza, Disfruta siempre de Cítlmu,. " 1 ‘ ’ 'YivÚ Soñrtiidó til alma *r': ;iy;: 1 Sin/«nlielar qtrai cosíV. Sea tu existen ?ia dibhóeifr .Como/ithorá qué sé déítiiílé, -- -i -ii' ■' Siti? i^énas y sin* íeitiorés. Ctitdo’jugúetóha briéit, <, Como dhi^ qu’ebviéntó riza ‘ 1 Gomó el ¿iachueío en ;las líores: '! --..U'j 4V-Í"; ••‘.ói U. líL- u-;i; ■ 1 , . ^Octubre 9 de 1880. r- j^cpBoMr^ tjv í \/U V. "ti aclerezo Üé esmeraldás. nes de alagunas damas elegantes. —^Cómuí exuí Después de haberse visto el aderezo le rl oir aquella ya no quedó lugar a dudas, y los ociosos migo; ¿pues no estabas herido y en la comenzaron á eomentaa.'. el hecho. Ella cama*? gozaba de una reputación intachable. ,*S*- 4 —¡Cómo! exclamé yo interrumpiéndo- *' i salida de tono de mi a- . | Á pesar de los extravíos y dei abandono i Se iin /"tiirt cru <1 t«í/Irx l«i íúnío ] «Irx cama*? —¡Er. la cama!... .¡ah! que diantre!... i.abi-i olvidado advertirte que te. w 1 i de Samper, dot le en efecto ví el adere- , i zo de esmeraldas y oí la exelamacinj» qce i te he dicho en boca de una muj^r hermo-i s i, hasta la carrera de San Jerónimo, ! donde un codazo de un mozo de cuerda ¡ me sacó de mi abstracción frente á casa ‘ ; de Darán, en cuyo escaparate reparé en i un libro de Mory con este título: Hutol-¡re d« ce qui u'est pae arrive, “historia de - lo que no ha sucedido.” ¿Lo compren-’des ahora? I Al escachar este desenlace, no pudó ! contener una carcajada. En efecto, yo. en que su marido la teníanla calumnia i do esto io vine yo pensando desde casa no pudo jamás elevarse hasta el alto ja-* 1' ° 1 1 * * « gar en que la habían colocado sus virtu-1 des; sin embargo, en esta ocasión comen-! zó á levantarse el vewticello por donde co-; mienza, según D. Bacílio. } Ün día en que rae hallaba enam círculo i de jóvenes, se hablaba de Us famosas es; mera Idas, y un fatuo dijo al fin, como! terminando la cuestión: -| —No hay que darle vueltas: esas joyas, tienen un origen tan vulgar, como todas! las que se regalan en este mundo. Pasó | i ya ci tiempo que los genios invisibles 1 ponían marav diosos presentes debajo de i U almohada de las hermosas, y el que nace un regalo de ese valor es con la éspq-ranza de la recompensa..,. .y esa recompensa, ¡quien sabe si se cobraría adelantada .... Las palabras (je aquel necio me sublevaron y me sublevaron sobre todo, porque cucoatnu’on eco en los que las oían. Ño obstante me contuve, ¿Qué derecho tenia, yo para salir á la defensa de aquella mujer? No había pasado un cuarto de hora cuando so me cfn ció la ocasión de contradecir al que lajpibiii injuriado. No se á propósito de quedé c ntradije; lo que te puedo .asegurar es que lo hice con tanta, aspereZfi, por no decir grosería, que de con testación en contestación sobrevino mi lance. Era lp que yo deseaba. Mis amigos, conociendo mi carácter, se admira ban, no solo de que hubiese buscado un desafío por una cansa tan fútil, sino de mi empeño en no dar ni admitir explicaciones de ningún genero. Me-batí, no-se decirte tú con fortuna ó sin ella,.puestani|que al . hacer fuego ví yaeilar* un instante a mi contrario y caer redondo á tienra, un instante después sentí que líie zumbabun tos oídos y que se qéenréqián mis ojos. Ttwíibieu estaba herido, y herido de gravedad en el pecho. Me llevaron ó mi pobre! ubitacionpresa de utia esjiantosa fiebi j . .. Allí.... hb ¿e lo® dias que permanecí, Humando :? .veces rió séáquién... .a ella sin duda. Hubiera tenido valor para sufrir en silenció: toda la vida, á trueqúenle obtener al lxirde del .sepulcro una mifada ¿le gratitud; ¡pero morir sin dejarla siquiera níí recuerdo! ; "e Estas? /(deas aLormontabah mi imagi-nacion en upa nodteSde iqáomnio y de caleii|ura, cuando yí qüé se separaron las cortinas demi alcÓbó> y en el dintel de la puerta apareció uüft -mujer. Yo creí • que sonaba, pero nb.| Aquella mujer S3 ■ acercó: é mi^techó^ ¿Jaquel pobre y ardiente lechólfen que me revolcaba de dolor, y leváñtíndose el velo que cubría su rostro, dejó ver una lágrima^ ánspéndida desas laigasyoticunxs peswmas. ¡Era Yo me incorporé con los ojos espanta- do sé de qué tratará el libro de Mery; pero vhora comprendo que cou ícete título podrían esciibirse uu millón & hÍKl lorias ¿i cual mejores. AlaPiolet»/’ Ee.r!»efv»r*rNr¿do, 2' ° ? V^tte un momento ^abftoar'í^'M^v-T Y una historia contarias de ar arpira,’4 Decirlas lo que sufro, lo tiueytiemto..; .11 Pues de mi vida tfl ¿rto K veiitea,: Y mi hija idolatrada, mi contento. ¡Sois dos soles one brillan cn e!'chief J De mi existencia de dolor v llanto, Mi esperanza» mi dicha^mi co«ieto, SidtiUúíMbríd^lSBO; J * I Por ¡Gustavo A¿ Becquer. I- L IJna noche dobaile;me situé á la puerta le Pfelacio, y confundido entre lanpiltitud; speré su caiTnarje- para verla. ^Cuando bgÓíeéte yv ábrfendo el lacayo la porte-taéJá' apareció ella radiante de hermó-jara/se elevó un murmullo de admira-iou dé entré la apiñada muchedumbre» xjé mujeres lé hurabaii con envidia, los pmbres ¿ con deseo; á mí se me, escapó bdgrito sordo é involuntario.V Llevaba | Kctorezo de ¿sineraldas. V\x' iXquellá noche me acostó sin cenar; no se ^cuerdo si porque la ¿mocioii me ha-|»^oré y;. ¿. eu aquel .punto e» su ^etTivftitrr, de hiskconvei*síioio- llegaba fronte á casa do Duran.; Soneto. A8d&5l!g6.,...re Vi nyer i»l. yeMAUan 4 \ 4 La visto ayer... «hermosa todavía: -d Línguida y triste está como las flores t'> (Mando el srol sus postreros resplandores Sobre la tierra funeral envía. V-- g J Asi la ví también^ asi en un ¿Haí | Mi alma llenó de dicha y de dcfldreii; Triste y lánguida estaña y mis aÍ6<|®s^ La volvieron mil veces la alegría^ | ¡Cnáutas veces ¡ay! enantas á su lado Olvidábamos ambos nuestras penas!.. •. Pero partí.... mi sinó dergraciadq Rotó de nuestro amor dulces cadenas; Y hoy ....¡no quiero qué venga á mi |nemo El recuerdo tan trístc'del^sh'&tócría. -1 A - • r . ti-’s ;''T":'a'*'"*' v/'iú.SSKÁSSí f odubfcrii dé $ c ■ í?