■ TIEMPO DE B. C., Y SONORA — PAGINA 14 •= LAURO ORTEGA Lauro Ortega lo Dijo: INCREIBLE: ¡ LUIS ENCINAS' QUERIA SER PRESIDENTE | Ahora que TIEMPO reconstruye, mediante entrevistas y testimonios, los pormenores de lo historia política contemporánea de Sonora, considero que será de utilidad aportar un tabique —el granito de arena ha pasado de moda— al edificio de la verdad. Ya dirán los lectores si merece permane Luis* Encinas cer allí o si debe ser sustituido por otro. Estas líneas van a girar en torno de una figuro política importante durante la campaña de 1967; y torn-'bién importante ahora porque se le dan posibilidades nada menos que para convertirse en líder de la Ll Legislatura Federal. Hablo del doctor Lauro Ortega, presidente interino del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en aquella agitada época. Se decía que Ortega apoyaba la candidatura del ganadero Enrique Cubillos. A fines de 1970, el periodista Jesús Corral Ruiz y el suscrito hicimos una visita al doctor en su despacho de las calles de Vallarte, cerca del Monumento a la Revolución, y en plática informal abordamos el tema: —Yo le propuse al presidente Gustavo Díaz Ordaz una solución que conformaría a todos y terminaría con aquel problemazo —nos dijo—; para mí, el hombre que representaba una buena transacción era el general Juan José Gastélum. Pero Díaz Ordaz simplemente no quería oír nada. Estaba empecinado en que fue-' ra Faustino Félix Serna. Por aquellos días de 1970 había sembrado el desconcierto en los corrillos políticos la renuncia de Rodolfo Echeverría a la Secretaría de Acción Juvenil del PRI, pues el texto, que dio a conocer la revista "Siempre", contenía un duro reproche contra Ortega y contra ciertos procedimientos del Partido. —Díaz Ordaz me habió dicho que removiera de su cargo al joven Echeverría —nos dijo Lauro Ortega—, pero yo no lo hice. Después de todo, ero el sobrino del Secrcetario de Gobernación (Luis Echeverría). Pero como Díaz Ordaz me lo ordenó por segunda vez, muy molesto, no tuve más remedio que ir a ver a Echeverría para que viera que yo esta ba obligado a tomar esa medida. Contra lo que yo esperaba, el Secretario me escuchó tranquilamente y me dijo: "Si el señor Presidente lo ordena, hay que hacerlo". Entonces le pedí que presentara su renuncia. lauro ortega, un HOMBRE DE NEGOCIOS No volví a ver a Lauro Ortega hasta principios de 1978. Uno de sus colaboradores me llamó por teléfono y me dijo: —Como sabes, el doctor Ortega es asesor del Presidente de la República. Sería interesante que lo conociera el ingeniero Manuel Puebla, que está en la lista de quienes desean llegar a la gubernatura de Sonora. Yo trabajaba entonces como director de Difusión y Relaciones Públicas de la paraestatal que dirigía Puebla, y aunque no precisamente por ía gubernatura, para la que Manuel no tenía posibilidades firmes, sí pensé que le sería útil esta relación. Pero, además, me interesaba platicar con el viejo político morelense, ca- Por Carlos MONCADA Gustavo Díaz Urdaz mo. R. i i 1 4 ' T k W Faustino