68 REVISTA EVANGELICA Febrero Verdaderamente feliz es el hombre que puede decir con el salmista: ‘‘Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto: cantaré y trovaré sal mos” (Salmo 57:7). A’ tal no le molestan las dudas, las vacilaciones, pues es enseñado de Dios, y su alma está satisfecha y dispuesta. LA BARBARIE DE LAS CORRIDAS DE TOROS - - - - "Quíteseles a las corridas de toros el peligro en que está constantemente la vida del torero, y se acabó el encanto de espectáculo tan bárbaro. “Veinte mil seres racionales no sacrificarian ni su dinero, ni su tiempo, ni su comodidad, por semejante espectáculo. “Por eso, el mejor de los toros será aquel que arroje a la culta admiración nuestro entusiasmo, mayor número de cadáveres.” “En toda corrida de toros, aparecen tres fieras que son estas: “El toro, el torero y el público. "Los grados de barbaridad de cada uno de estos brutos, pueden calcularse por los siguientos datos: “Al toro se le obliga. “Al torero se le compra. “El público va por un acto espontáneo de su soberana voluntad, y da dinero encima. “Obsérvase bien esta otra gradación: “El toro, provocado, se defiende. "El torero, comprometido, lidia. “El público, sin humanidad, se divierte. “En el toro, hay fuerza e instinto. "En el torero, valor.y habilidad. “En el público, no hay más que fiereza. ‘ No hay en la naturaleza un monstruo que se parezca a ese que se forma en los tendidos de una plaza de toros. ¿Cómo es que una reunión de seres racionales pueda componer ese bárbaro conjunto? “No hablemos de los caballos. Si ellos pudieran conocernos, ¡cuánto nos despreciarían!” —Copiado.