LA VOZ DE LA MUJER LA VOZ DE LA MUJER Se publica los Domingos. ------ o------- Precios de subscripción: Por un año............$1.50, oro. Por un semestre.... ,, 1,00 ,, Por un trimestre ... ,, 0.60 Por un mes...........,, 0.25 ,, Número suelto, 5 es. Número atrasado, 10 es. Los pagos son adelantados. Para México, precios equivalentes. Toda correspondencia relativa a esta publicación diríjase a su directora, Isidra T. de Cárdenas 2da. y Hill núm. 321 El Paso, Texas Unifiquémonos. Trabajemos en Fabor de la Junta de San Louis. Mo. Somos deudoras de grandes compromisos á la cansa de libertad; un deber de convicciones esclavisa nuestros principios; y en estos momentos en que la Dictadura ha segregado al mar tirológio de sus víctimas nuevas energías, toca á nuestro deber mostrar nuestros pechos, descubrir el antifáz para ungirnos con la inquina con que nuestros innobles adversarios saben acometer á sus leales y francos enemigos. No seremos nosotras las que permanescamos indiferentes ante la desgracia que apostrofa* a nuestros hermanos de ideales; como no será el oro ni las inquisitoriales persecusiones de la tiranía de Porfirio Díaz, quienes acallen nuestras protestas rebél-desj “La Voz de la Mujer,” sur-guió al estadio de la prensa independiente, como cauterio de pro tervos, como flagelo de hurgue ses; enarboló su pendón de com bate en defensa de un principio, y ese principio es, la. libertad de la Patria de Hidalgo; la dignificación de sus asesinadas instituciones; el respeto y extricto apego á las leyes que, escritas con sangre de martirio, supieron legarnos nuestros inmortales héroes. El parangón entre aquellos invictos paladines y nuestros pro-hombres de cetro en la actualidad, forman un contraste rayano en absurdo: los primeros, respetuosos se apegaban á la ley, tributando pleito homenage a los preceptos que de ella emanaban. , Los segundos, altaneros é impú dicos tienen la vanidad de conci dorarse sobre toda ley pactada, en virtud de creerse imbulnera-bles y con poderes omnímodos sobre sus gobernados, y la ley que debería normar sus actos, si sus elásticas conciencias, acariciaran siquiera, por rubor la potentada idea de ser represen tantes de un pueblo a quién se le ha engañado micerablemente, a quién se le han arrebatado, sable en mano y horca en práctica, sus caras libertades, y para quién sólo se tiene la fusta del feudal que le destroza sus carnes cuando osa reclamar su jornal robado ó suele exasperarse por que •algún potentado innoculo la deshonra en los seres femeninos que albergan en esas humildes chozas donde anida la miseria con todo el tegnicismo del bocablo. ¡Triste condición la de una nación desendiente de brabos luchadores, convertida, por un proditorio Czar, en una ergás-tula de esclavos! Un felino decrépito, agitado en el cubi^de su impura senectud; manchado con la sangre de sus víctimas; ese remedo de Ludovico y de Estrada Cabrera, desde la guarida del crimen se levanta galvanizado é insaseable de sangre, ordenando a sus esbirros los fucilamientos, los tormentos, y persecuciones de sus enemigos políticos, de esos ciu-dadanss viriles y activos que desafiando enconos saben apos- ’ trofar tiranos sin inclinar sus frentes erguidas, ante la vacanal inmunda de ese maldito rey de hotentoteS; de ese tártaro salvaje sin entrañas. No termina aun la impresión causada con el nefando crimen del secuestro de Sarabia, cuando tenemos que consignar en nuestro semanario nuevas víctimas inmoladas en aras del sacrificio por consigna del Dictador Porfirio Díaz. Fieles perros de presa a quienes el autócrata remunera con un mesquino mendrugo que satisfaga sus vacíos abdómen. Son bellacos de nota y su oficio es morder a los enemigos del Czar. El viejo histrión, el vandolero de Tuxtepec debe estar satisfecho de la aprehensión verificada en los miembros de la Junta del Partido Liberal; aprehensiones acaesidas en Los Angeles, California, el día 23 del mes próximo pasado, por la jauría de cacho-I iros en funciones de detéctives, autorizados por los bandidos de antesala para sangrar al pueblo. En la guarida de la bestia inmunda, en los castillos de la inmunidad, ahí se traman las celadas que deben inhabilitar de su libertad a los hombres que se sonrrojan de ser esclavos y que con entereza apostrofan a los bandidos imbistidos de autoridad en las esferas Porfirizas. Con veneraos, deberían estar la horda de bandoleros laborantes en la obra de oprobio, tan generalizada bajo el sistema implantando por el llorón de Icamole; convencidos deberían estar de lo estéril de sus labores en las persecuciones a sus enemigos políticos, persecusiones que les han serbido para exhibirlos en la picota del ridículo, hagta quedar palmariamente justificados sus fines macabros en contubernio con sus manejos turbios. Para lá preponderancia en que sueña el Estrada Cabrera mexicano. que abriga la vanidad de disponer de la libertad de los leaders del Partido Liberal, nada