« Pard/ra*ii del Capitulo 11 de 1 Cortnttoe Si él habla de amor con la elocuencia di loe hombree que han adquirido la sabiduría en todas las universidades del mundo, y con las dulces palabras de las lenguas angélicas, y no tiene el verdadero amor en su corazón, su vida matrimonial ser* tan vacia como metal que resuena y tan vulgar como címbalo que retiñe. SI ella es mujer perspicaz y hábil que entiende todos loe secretee del ama de casa, y puede sabiamente hacer el presupuesto del hogar, y no posee el amor y la abnegación que la impulsan a rendirse completamente a él, nada ee. Si él entrega a su amada todos sus bienes, aun la parte que le corresponde de su riqueza terrena, y si ella sacrifica sus comodidades y sus deseos, si no se profesan amor perdurable, de nada sirve. n amor es sufrido, es comprensivo y benigno, recordando realizar pequeños actos de cortesía, tanto en público como en el secreto del hogar; el amor no tiene envidia, ni se irrite por trivialidades, El •mor no se ensancha, pero cede el primer lugar al compañero, conservándose con las mismas personas atrayentes y dignas de este amor; el amor no hace sinrazón exhibiendo intimidades. El amor no busca lo suyo, no pregunte: “¿Tengo que dar?", sino: •¿Puedo hacer algún sacrificio?”; no se irrita, sino que domina el genio y las palabras torpes; no piensa el mal, no cree las calumnias. Í3 amor no se huelga de la injusticia, mas re huelga de la verdad consumando el ideal del amor que sólo puede hallarse con manos limpias. El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser. 81 hay ri-quesas, se acabarán, si hay comodidades, SKastaque la ¿Muerte os Separe pasarán, si hay placeres mundanales y atracción física se marchitarán y ee desvanecerán. Ahora al estar en el umbral del amor conocen sólo en parte, pero en los días por venir conocerán un amor que las pruebas harán más fuerte y las aflicciones más tierno, en tal forma que este amor, que ahora les parece tan dulce, nada será. Cuando eran niños, hablaban como niños, pensaban como niños, entendían como niños; pero ahora que lo* dos son personas mayores, han dejado las cosas que eran de niños, y con ellas los malos entendimientos. Porque ahora cada uno ve el futuro como por el espejo opaco de su propia experiencia, y loe valles están llenos de eombras y la niebla ee espesa, pero el sol brilla sobre las montañas y el camino conduce hada la lúa Y al caminar hada el ocaso tomados de la mano, cada uno llegará a conocer las más intimas profundidades del corasón del otro, y más allá del ocaso se hallarán cara a cara con el Perfecto Amor. Y ahora permanecen la fe, la espérenla, y el amor. En las eombras e incertidumbres de este mundo, solamente estas tres permanecen: fe —fe en Dios, fe en el hombre, fe en la vida, fe en la hora de la muerte; esperanza esperanza que torna en abstracción la mirada de un labriego esbozando en su mente el cuadro de una casita protegida por una trepadora junto a la puerta, die alguien —r* rándolo junto a la verja y del eco de una dulce vos meciendo una cuna; esperanza emancipadora de la más angustiosa miseria; y amor —el mayor de éstos es el amor, pues “Dios es amor”; y donde reina el amor en un hogar allí mora Cristo. ¡Y la tierra se convierte en un pedazo de cielo!—Trad. O. S. D. de L. ALZAU MIS MIS A LOS MllfflS Pm Sel*U¿ Q. ele Peieeoe* Con mucha frecuencia nos hemos sentido fatigados en la elaboración de planes y proyectos que tienden a arreglar mejor nuestra vida económica, y lo que en verdad hacemos, no es sino encerrarnos en nuestras propias redes cada ves más estrechas, de preocupaciones, de inquietudes, de problemas cuyas incógnitas son como martillo* que golpean nuestro cerebro y nos roban tranquilidad y pas. Otras veces queremos formar nosotros mismos el programa de nuestra vida, y que las cosas sean y sucedan, no como Dios las tiene ordenadas y dispuestas, sino como nosotros creemos que debieran ser o suceder, con lo que sólo conseguimos torturar nuestro corasón, llenándolo de tristeza y de inquietud, cuando sería ten noble y tan dulce, rendir dócilmente nuestra voluntad a la voluntad divina, y reverentemente decirle: "sea hecha tu voluntad, cotno en el cielo, así también en la tierra”, asi también en mi vida y en la vida de los míos, y la respuesta vendría.en el acto en forma de pas y de equilibrio espiritual. Baste mirar en tomo nuestro, para descubrir en toda la creación, él ojo vigilante de Dios: arriba, en el espacio poblado de mundos desconocidos, lo vemos cuidando que cada uno ocupe su propio lugar y siga la invisible órbita trazada por su mano; abajo, encontramos Invariablemente su ojo atento, cuidando ti florecer de cada ¡danta, de que cada bestia del bosque o del mar cumpla su propia vida; aun el Insecto más pequeño tiene puesto sobre él ti ojo atento de Dios, que cuida su incansable ir y venir. ¿Podrá, pues, apartar su vista, su mano y • Miembro del cuerpo editorial de esta caea. su cuidado del hombre, del que es la corona de la creación, del que fue modelado por su propia mano y hecho a Imagen y semejanza suya y eobre cuya nariz alentó soplo de vida? De ninguna manera, sólo que la creación es dócil y obediente bajo la mano de Dios y en ti corasón del hombre hay rebeldía y desobediencia. 81 miramos retrospectivamente en nuestra vida, no podemos menos que sentir que una gratitud Inmensa llena nuestro corazón al recordar que cuanto más profunda fue la herida que nos hizo sufrir, mayor suavidad y ternura hubo en ti contacto de su mano; que cuanto más rudo fue ti batir de la tormenta, que abatió ti bajel de nuestros anhelos queridos, mayor serenidad y firmeza hubo en su vos, cuando reprendiéndonos dulcemente nos dijo: “¿Qué es de vuestra fe?”; que cuanto más negra fue la sombra de nuestras dudas y de nuestros dilemas, mayor fue la luz de su sonrisa al señalamos ti camino debido; que cuanto más débiles fuimos, más fuerte se manifestó él, que cuanto más pecadores nosotros, más amplio él en perdonar, que en todo tiempo y bajo toda circunstancia su mano no se ha apartado de nosotros, siempre en actitud de dádiva constante y de constante cuidado. Alcemos, pues, nuestro espíritu, más allá, más arriba de estos pobres y tristes niveles humanos, tan llenos de limitaciones y de miserias y veamos erguirse ante noeotroe, Inconmovible y sólido, ti monte de la misericordia de Dios, y dee- (Pasa a la página 41) ie II HO6A1 OUSTIANO IL M06AM CaiSTIANO 11 BIBLIOTECA—CASA BAUTISTA DE PUBLICACION*^