EZ PRIMER 1 vU'O' 99 CANO AVOJOA, Sonora, julio de 1931.—Después de haber recorrido toda la Re pública dentro de un carro refrigerador del ferrocarril tiritando do frío y mojado de pies ifc ^cabeza, llegó a Navojoa el muchacho señalado como el primer “mosca" de avión en México. Ramón Rivas, de 17 años de edad, logró viajar en compañía del coronel Pablo L. Sidar, de Cajeme a la ciudad de México, escondido en el avión en que el famoso aviador encontró la muerte volando hacia la América del Sur. —Me escondí en un rincórt del acropla-—cuenta Rivas—sin que me viera el co-ronei Sidar, y momentos antes que éste saliera del campo de Cajeme. Cuando ya "tentamos mucho tiempo en el aire, me "^presenté a él -y por poco me mata salvó un uchaparrito eZ coronel me dijo después inoso detective... Rivas es conocido a lo la costa occidental como el moso; ha viajado en barco, en aeroplano, siempre metido en los riu eones más obscuros. En Navojoa tiene establecido su “cuartel general" y es ^bolero", mientras se le presenta la oportunidad de emprender una ^ueva aventura. Me empistoletado’\ que que era un ja largo de toda mosca más fa-en ferrocarril, QUISO SER GENERA Rivas es hijo de una conocida familia ¿le Alamos, Sonora, y a pesar de su corta edad, tiene una pintoresca historia que él mismo relata con sencillez y gracia. En Alamos también se recuerdan las B.venturas del muchacho, cuando apenas contaba diez años, refiriéndose que en mía ocasión puso en movimiento a toda la, policía de la población cuando sus padres pidieron auxilio para evitar que se fugara del hogar. —No abandoné a mis padres—dice Rivas—por jaita de cariño, sino porque Alamos es un pueblucho donde -no ha-y porvenir .. .Tenia dies años, pero com,o oi decir que todos los dlamenses que querían Tlegaban a ser generales, me salí en busca de aventuras para ver cuándo me tocaba la- oportunidad de levantarmse en armas., Y en realidad, se cuenta que el chico reunió a un grupo de muchachos, pretendiendo armar una revuelta para proclamar I^residente de la República a un conocido personaje político. Fracasado en sus propósitos revolucionarios, el pillastre se dió a recorrer pueblos y ciudades, hasta hacerse famoso cuan do logró viajar en el aeroplano del coronel Pablo L. Sidar. SU AVENTURA AEREA He aquí cómo relata el primer “mosca” de la aviación mexicana, su aventura con Sidar: —Cuando el coronel Sidar llegó a Cajeme de Los Angeles, en un avión grande y nuevecito, le pedí que me llevara a la ciudad de México, porque tenía ganas de dedicarme a la aviación; pero Sidar se enojó... Entonces pensé que me podría ir de “mosca”, y cuando ya vi que estaban haciendo los preparativos para el viaje, me puse muy cerca del aparato, pero sin que me viera el coronel. En un momento ee alejó del avión para despedirse de unos militares, y de un salto me trepé y me senté en el interior para saber si me habían descubierto; pero como Sidar seguía platicando con los militares, comprendí que no me había visto y entonces me ocul té? dentro de un pequeño departamento donde iba la herramienta. Siguió refiriendo el “mosca” cómo es-hchó cuando el famoso aviador se desdía de sus amigos y al fin tomaba la palanca del aparato, mientras que a su lado se sentaba el “chaparrito empistole-tado”. —Durante el viaje—continuó Rivas— salí de mi escondite y por una claraboya pude ver la tierra...El coronel platicaba t gritos con el Chaparrito. Cuando oí que ie> decía ai Chaparrito “ya nos vamos acei 6a,ndo....” me acerqué a él y sorprendido 416 un salto y dándome un golpe en el hombro me dijo: “Y ¿quién te dió permiso ^¡ara que subieras al aparato?'* Yo le contesté que nadie. “Ah, me dijo, “con que vie ues de moscat Pues ahora vas a ver lo que Nt va a pasar por atrevido!" El coronel estaba furioso; me amenazó con echarme por tau ventanilla y me aseguró que me mete-ría.n a la cárcel por diez años. El “mosca” hace una serie de gestos pretendiendo imitar al coronel Sidar, y Uladiendo: —Estaba tan enojado el coronel, que tuería dejar la palanca del aparato para golpearme, según dijo; pero el Chaparrito lo acompañaba logró calmarlo, di-^i6ndole muchas cosas. Al ffn sa calmó Ramón Rivas Dice a LA OPINION Cómo se Fue de “Mosca con Sidar, de Navojoa a la Ciudad de México Tiste chico es Ramón Rivas, el primer “mosca aéreo*’ mcocican-o, que ha relatado en Navojoa sus aventuras al Redactor Viajero de los Periódicos Lozano. Auda^'mcnte, Rivas se escondió en el avión “Morelos”, piloteado por el coronel Sidar, haciend-o el viaje de Cajeme a México. Rivas relata otras aventuras, no menos emocionantes, a fcordo de los trenes, en los que ha recorrido casi todo el país, viajando siempre de ‘‘mosca’* he hizo que me sentara cerca de él, prohibiéndome que me asomara por la ventanilla. Aseguró el pillastre que en los últimos momentos del viaje, el famoso aviador se concretó a vigilar atentamente el curso del vuelo, pareciendo haber olvidado el incidente. CONVERTIDO EN “MASCOTA” “Pero apenas aterrizamos en Bal buena, el coronel tomó un fuete y pretendió azotarme; pero de nuevo el Chaparrito volvió a salvarme. Sidar contó mi aventura a los militares que lo recibieron en Bal-buena y todos rieron y como algunos ofre cicron llevarme a su casa, el coronel cambió de actitud, diciéndome que en lo futuro sería yo su mascota.” Aseguró el aventurero muchacho que permaneció en la ciudad de México viviendo con Sidar varias semanas, mientras que éste hacía los preparativos para el vuelo en el que encontró la muerte, pero como no veía probabilidades de seguir viajando por el aire, resolvió desertar dej lado de su protector para continuar viajando por el país. —“Tenía ganas de conocer todo Mé xico; yo había oido decir que Veracruz era muy bonito y quería conocer también los grandes barcos...” Y Ramón fue a Veracruz, viajando slem pre de “mosca” en los trenes de carga. Regresó a la ciudad de México y ahí un general sonorense lo recogió y lo hizo su asistente. —“Pero yo no hé nacido pora “galo” —explica el muchacho—y me “pelé’* de nuevo”. Recorrió todo el centro de la Repú- blica y para, poder vivir llevaba al hombro su cajón para dar lustre al calzado. SUS AVENTURAS AMOROSAS Pero Ramón no solamente ha tenido aventuras aéreas, sino también aventuras amorosas. Aunque rehusando referir una aventura que tuvo en Guadalajara con una solterona rica y que estuvo a punto de costarle caro, al fin confesó que era cierto. El muchacho quiso conocer él lago de Chapala, y fue a Chapala, dando “bola” a los turistas. Una conocida y rica dama tapatía se interesó por sus aventuras e hizo que so las refiriera. F* re nd ada del chico quedó seguramente la dama, ofreciéndole toda, clase de ayuda para que abandonara su vida errante. Rivas, sin embargo, asegura que rehusó el ofrecimiento como había rehusado el de Sidar y de varios personajes políticos de Sonora, y siguió su camino. “Trampeando” un tren de carga siguió hasta Guadalajara; pero al llegar a la Perla de Occidente, fue aprehendido en el patio de la estación. Varios días estuvo preso, acusado por la empresa de los Ferrocarriles Nacionales, saliendo una buena tarde, sin que hubiera hecho ninguna gestión. Al salir de la cárcel descubrió que había sido la dama que había conocido en Chapala, la que se había interesado por su libertad. La vieja señorita se lo llevó a su casa y Rivas confesó, ante la insistencia del periodista, qxie la. dama le había propuesto matrimonio, pero que él «se había rehusado. —¡Pues 7>