. En mi Relicario . Éepecial para “Revista Mexicana.'’ Con reverencia llevo como un sagrario De mi cuello pendiente mi relicario; Y en él de mis recuerdos guardo el tesoro: Un puñado bendito de granos de oro Que forman el emblema de mis amores, Un compendio adorado de mis ternuras, De inmutables afectos y de venturas, De tristezas muy hondas v de dolores______! En él .se encuentran juntos dos rizos bellos Y es de amor un poema cada uno de ellos: Uno sedoso y rubio que me embelesa Es recuerdo sagrado de una promesa; Talismán adorable que de la. ausente Noviecita la imagen trae a mi mente! ¡Cuántas horas de dichas, de remembranzas. De. ilusiones, de encantos y de esperanzas! Cuántos dulces instantes pasé a su lado Contemplando sus ojos apasionado, Cuántas veces en ratos de dulce calma Inundarse sentimos de dicha el alma! Por eso- de mi novia los hilos de oro De ese bucle adorado son mi tesoro--------! El otro tiene en cambio su historia triste S Wnn Especial para “Revista Mexicana.” Aljofarada nace la mañana, que en el ebúrneo lecho la sorprende; que la despierta, y que traviesa enciende, a su paso, el florón de la persiana. Se levanta, y la curva soberana v de su contorno triunfador, esplende!; el niveo peplo de sus hombros prende. y se llega lijera a-la fontana. El céfiro suspira entre las frondas, y ávido besa el enarcado cuello, que el sol la dora con sus hebras blondas. Luce su cuerpo con fugaz destello, y surje envuelto, de las tibias ondas, en el manto imperial de su cabello! MARIANO VIESCA ARIZPE. De una persona amada que ya no existe 1 Entre los negros hilos de aquel cabello, Luce el gris de las canas como un destello De plata refulgente; y ante ese cano Pelo que emblanquecieron penas temprano Reverente me inclino y ante Dios oro, A ese Dios que me hiere beso la mano Y oprimido de angustia recuerdo y lloro-..,! Pa^re es cabello, que cual santuario En el fondo conservo del relicario; Y un hogar me recuerda que se ha destruido, Y un amor apacible que ya he perdido____ Sombra, consejo, amparo: ya nada queda, Está la noche obscura y en mi vereda No tengo ningún guía; todo está incierto 'r mi vista columbra solo el desierto____ Por eso cuando entreabro con amargura El relicario y miro con gran ternura Las dos reliquias santas que tanto adoro. Dolorido sollozo, suspiro y lloro, De mil suaves recuerdos mi alma se llena. Y una lágrima funde como cadena Esos caros emblemas; y en mi embeleso En la lágrima enjoya mi amor un beso! Benito Javier Pérez—Verdía. Washington, D. C. Especial para “Revista Mexicana.” Baja tu riza cabellera endrina, en dos ondas lucientes desatada; y es un cáliz de amor tu ensangrentada, boca, nido de perlas, Colombina. Es tu gracia gentil, de golondrina por vez primera en el azul lanzada; y eres tan misteriosa y delicada, como si fueras hecha de neblina. Son promesas soñadas tus ojeras, de imposibles delirios y quimeras de una extraña y triunfal epifanía. Y eres, en florescencia soberana con que en abril natura se engalana, botón de rosa al despuntar el día! MARIANO VIESCA ARIZPE. endechas Que explican un ingenioso sentir ausente y desdeñado Me acerco y me retiro: < quién sino yo hallar puedo a la ausencia en los ojos, preferencia en lo lejos? Del desprecio de Filis infelice me ausento: ¡ay de aquel en quien es aun perdida el desprecio! Tan atento la adoro, que en el mal que padezco, no siento sus rigores, tanto como el perderlos. No pierdo al partir solo,-los bienes que poseo, si en Filis, que no es mía, pierdo, lo que no pierdo. Ay de quien un desdén lograba tan atento que por no ser dolor, no se atrevió a ?er premio. Pues viendo, en mi destino, preciso mi destierro, me desdeñaba más. porque perdiera menos. ¡Ay! ¿Quién te enseñó, Filis, tan primoroso medio vedar a los desdenes el traje del afecto? A vivir ignorado de tus luces me ausento, donde ni aun mijnal sirva a tu desdén de obsequio. SOR JUANA INES DE LA CRUZ.