- TOPICOS DEL DIA - D. Venustiano Carranza para borrar hasta la última huella de la oprobiosa dictadura, quiso tener también su Conferencia, invitó para ello, al Gobernador de Texas. ¿Para qué querrá conferenciar D. Venust ano? se preguntaban todos. ¿Que tendría que decirle a Mr. Ferguson? Habló D. Venustiano--------y dijo: “Que recomendaba a los norte-americanos no fueran todavía a México.’’ Adiós ilusiones! Mandar llamar a una persona para decirle que no es tiempo de que vaya todavía es llegar a la “cand'dez” de aquel que escribió una carta diciendo: “Te suplico veas si dejé mi tabaquera en tu casa" y luego, puso en la postdata: “Ya no la busques, pues acabo de encontrarla en mi gabán. Gracias.” Pero eso es nada: lo interesante es que cuando todos los periódicos de aquende y allende el Bravo cantan a coro las delicias del nuevo Paraíso, D. Venustiano en persona los desmiente. Y tampoco eso tiene importancia, porque nadie ha creído en los himnos de la prensa carrancistá. “Músico pagado toca mal son.” Pero sí es horrible que después de tanto constitucionalismo, de tanto sacrificio y de tanta rapiña, ya con patente de Washington en el bolsillo, llame D. Venus al representante de un Estado americano, para proferir la frase más nefasta para un país: “NO VAYAIS A MEXICO.” De la obra constitucionalista, este es el primer Fallo. XXX Lo que los carrancistas llaman “Secretaria de Hacienda," acaba de dictar una disposición para que sean incinerados todos los billetes de “dos caras" que existan en la zona dominada por el ejército de Don Venus. Ese papel es el que manejan los villistas. y fué emitido en Chihuahua con la autorización del Ptimer Jefe, cuando estaba con Doroteo a partir un piñón. Ahora se nulifican esos billetes y se les manda quemar, lo cual a nadie sorprende, porque es el procedimiento de rúbrica. Se han quemado estaciones, templos, edificios puentes, archivos públicos, etc. Hoy se quema un papel que sirvió para hacerle la guerra al huertismo. El fuego es un gran depurador, según dicen, y el carrancismo ha lo-, mado la fórmula al pie de la letra. Y como ascienden a millones los papelitos de “dos caras"—la de Ma dero y la de Don Abraham—esto de . incinerarlos aliviará la pesadumbre que abruma al país. Eso menos tendrá que amortizarse por el Gobierno reconocido. ¡Francisco Madero quemado en efigie por Don Venus! ¡Oh, heregias de la moderna inquisición! XXX La prensa de Monterrey ha llenado muchas columnas con motivo de haber sido destituido varios Profesores por el Alcalde Primero, de or-'den del Secretario de Gobierno del Estado, a causa de haberse reunido con objeto de solicitar, en respetuoso Memorial, el aumento de sueldos. La consigna, obedecida ciegamente por el Alcalde, se atenúa con frases como ésta: “Los ayuntamientos todavía no gozan de completa libertad.” Todavía nó; pero ¡qué. tal cuando pase el periodo pre-constitucionalista! Y eso que los Profesores no hicieron escándalo, ni se declararon en huelga, ni nada de eso que tanto recomiendan los periódicos carrancistas, para que los pobres no sigan con el yugo de los ricos sobre el cervigui-lio, En resumen: cuando se trate de ir contra un industrial, bien está que los operarios demandan aumento de sueldo, aunque sea a gritos y sombrerazos. Cuando la cosa vaya contra el poder público, y aunque los solicitantes procedan con orden y formen parte de la Instrucción, tan alabada y pregonada por los renovadores, entonces a ponerse coléricos los de arriba y a mandar a sus casas a los maestros, para que acaben de morirse : de hambre. Los ediles, que no tu vieron, conocimiento previo de la alcaldada, protestaron en plena sesión. Justo es consignar nombres para que se vea que todavía hay quien tenga vergüenza. Don Eusebio Cueva y el Profesor Don Mariano de la Garza, estuvieron a la altura de su deber, reprochando las debilidades del Alcalde. Hablaron de la sangre derramada, de la ruina del país, y de otras pequeñeces parecidas, hechas por la revolución con la mira de llegar al “Municipio libre.” El asunto quedó pendiente hasta el regreso del Gobernador que anda con Don Venustiano. Pronto sabremos que los Sres. Cueva y de la Garza tienen ya hospedaje en la Penitenciaria, por el grave delito que han cometido mostrándose dignos, conscientes y francos. En unas declaraciones que hizo Don Venustiano, habló de los privilegios que disfrutaban los favoritos de la dictadura, razón por la cual los ricos no pagaban impuestos, pesando éstos exclusivamente sobre el pueblo. Qué pueblo será ese qt e sopo, tu tales cargas durante treinta años? No ha de ser el que, según los constitu-cionalistas, formaba el montón anónimo, resignado y envilecido ayer; porque ese no ha tenido nunca ni en que caerse muerto. Lo raro es que Don Venus se estuviera tan calladito, y no saliera a la defensa de ese pueblo, durante los quince años que fué senador por-firiano. XXX Ehtre los crímenes que la prensa de 'México echa en cara ab General Huerta, Jia olvidado los “proditorios asesinatos" cometidos en las personas de Don Manuel Amaya y Don Nicéforo Zambrano, quienes a raíz de la proclamación del Plan de Guáda1-lupe, fueron aprehendidos, y_____to- davía dan fe de vida, figurando en el grupo más saliente que rodea al Primer Jefe. ' * "Eso si, están los dos en la indigencia, sobre todo el pobrecito de Don Mánuel Amaya que ha sacrificado sus intereses en beneficio del pueblo, aparte de andar arriesgando su vida en la campaña. Se calcula que de su va^tí^imo capital le quedarán apenas unos cuantos millones de dollars. Todo lo demás lo ha ido repartiendo entre las clases menesterosas. ¡Qué almas tan grandes ha criado la revolución carrancista! XXX La mujer mexicana está ganando en prerrogativas. Antaño, cuando una dama iba en coche .acompañada de un caballero, éste le cedía siempre la derecha, en señal de respeto y galantería. Hoy se hace’ todo lo contrario, y ponen la muestra los libertadores desde el General hasta el recluta. Ni por "chiripa” le toca a la mujer ir sentada a la diestra del varón. Ahora sólo falta saber si esto1 es por obra de las reformas pre-cons-titucionalistas, o porque los mandábi-nes!del dW'rtó están al tanto de ciertas prácticas sociales’. Que lo haga un recluta, pase; pero ¡todo un señor General!