DE LA REiaGION. 2®. lerancia de cultos en las nuevas .colbpiB^E^lij^rM, Esta novedad qtíe en clase de reforma ^e quiere introducii-^tiHKísaN^^gSlacion, trae consigo un golpe mórtalá la Religion inmaculada en queAspiajahora hemos vivido,- y va á ser una fuente inagotable de males, princ^SaaeeDte en este obispado, en cuya línea del Rio Bravo deben fundarse, segt et . an_y mapa formado por el ministerio de la guerraj ^iete colonias militaries: es^qdr^la Iglesia de NuevoLeón va á ser el teatro, de la tolerancia, y por lo mi ■ M^va á desaparecer su pureza y á llorar la a^ostasa de sus hijos, que-educa^Mt^yj^euna de una fé ortodoxa van á ser Corrompidos con el mal ejemplo de foeqBftpop diversas simpatías y relaciones sociales tienen que comunicarse mútuamente con los protestantes y hereges de todas clases. Seriamos, pues, nosotto^^^eles á la patriaj y romperiamos los mas sagrados vínculos que nos unen e^rCcha.-mente con Dios y con la Iglesia su santa Esposa, cuyo cuidado ha eneoqgm-dado la Divina Providencia á nuestro celo pastoral, si no levantáramos ñuesr tra débil voz en circunstancias tan críticas para hacerla escuchar ante V. E., esponiéndole humildemente «1 abismo que se abre á nuestros pies, y en el que van á hundirse los Estados de Nuevo Leon, Coahuila y. Tamaulipas, que forman nuestro obispado, si el soberano congreso general no evita estos males, poniendo remedio en tiempo oportuno. • , Pudiéramos, Sr. Exmo.-, en prueba de esta verdad, hacer, aquí una apología de la Religión del Crucificado,del imperio .que ejerce sobre los corazones que tienen Ja dicha de profesarla, los sentimientos que inspira para el bien de la sociedad, y lo que siempre ha influido é influye para conservar .los intereses públicos de una nación católica; pero tanto por no molestar' la superior atención de V. E. como por lo mucho que ya otras plumas .han escrito sobre este negocio, nos abstenemos de repetir lo que tantas veces se ha dicho-. Bástenos, pues, decir, que solo al que esté preocupado con el espíritu de imitación y de novedad, se le podrá oir decir que á los mexicanos les conviene la tolerancia de cultos, la relajación de costumbres y de la buena moral, el desenfreno dé las pasiones y la ruina de la Religion, solo porque así lo éstán nuestros; vecinos los norte-americanos. Porque ¿quién otro despreocupado se atreverá’á.afirmar que á una república como la nuestra, tan solo porque es democrática, le conviene el protestantismo? ¡Oh Dios! ¡qué errados son los juicios de los hombres! Cuando el mismo Rousseau, autor político nada imparcial para los nuevos-reformadores, confiesa (1) que la tolerancia civil debe tener sus límites, y quiere qiie no se toleren aquellos que combatan los dogmas que mira como el fundamento de la sociedad; pues como dice él Abate La-Menais (2), la sociedádmo puede tolerar doctrinas que impüsibiliteh su ecsistencia ó que sean incompatibles con el orden religioso,, con el orden mo-. ral y con el orden político, sin los-.míales.la sociedad consentiria su propia desr truccion. En'cfecto, dígase cuanto se quiera en favor del tolerantismo por pina falsa sütiléía, nosotros no nos cansaremos de, repetir con el Abate: Frublet (3). “ La Religión és un freno que impide muchos crímenes; es el fundamento mas “ sólido de las sociedades, suministra los moti vos mas poderosos dé probidad, • .‘f y sin ella los demas motivos que no pasan de la esfera de humanos, no (1) Contrato social, lib. 4. °, cap. 8. ° ~ : (2) Opúsculo sobre la tolerancia. • (3) MónfOft. Evidencia de la Religion cristiana. Discurso 10.