4 El Mensajero Bautista de la contrición y arrepentimiento de todos los días". Así también Guillermo Tyndal, por otro nombre Hychius, habla del bautismo: “La inmersión en el agua significa que morimos y somos sepultados con Cristo, en cuanto a la vida vieja del pecado, que es Adán. Y el levantamiento del agua significa que resucitaremos con Cristo en la vida nueva". Merece notarse que el rociamiento no fué sustituido en lugar de la inmersión, ni en Inglaterra, ni en Escocia, aunque se haya acostumbrado en casos de riesgo de salud, “sino hasta después de la reforma del siglo dieciséis." Eduardo VI y también Isabel fueron sumergidos, 40-mo lo atestiguan documentos existentes en poder de la corona. El sucesor de Isabel, Jacobo primero fué escocés, e iniciado en el rociamiento por los teólogos éscoceses, que lo habían traído a Ginebra, y este favoreció el uso en Inglaterra. En tiempo del protectorado, estando el Presbiterianismo en el ascendiente, la Asamblea de Teólogos discutió de que manera debía ser prescrito el bautismo en la fórmula de ellos, y resolvió por 25 votos contra 24, que se hablaría sólo del rociamiento, sin mencionar la inmersión. Esta determinación, no obstante, nada tuvo que ver con el ritual de la Iglesia episcopal, que al ser restablecida la monarquía, volvió a ser la iglesia nacional, y que todavía conserva el mandato de sumergir, aunque ha admitido la costumbre de rociar. La Enciclopedia de Edimburgo, testigo más capáz o más satisfactorio, no* podía citarse, así describe, tratando del bautismo, la introducción del rociamiento en Escocia: “En este país nunca era usado el rociamiento en los casos ordinarios hasta des. pués de la reforma. Cuando la per-secusión de María, muchos, principalmente escoceses, huyeron de Inglaterra a Ginebra, y allí adoptaron con entusiasmo las opiniones de la iglesia de allí. En 1556 se publicó en dicha ciudad un libro que contenía “Las Formas de Oraciones y de la administración de los Sacramentos, aprobadas pof el famoso, docto y devoto Juan Calvino, "en la que se le manda al administrador “que tome agua en la mano y la derrame en la frente del niño." Estos desterrados escoceses, que habían desconocido la autoridad del papa, implícitamente reconocieron la autoridad de Calvino, y volviendo a su Patria bajo la dirección de Juan Knox, establecieron el rociamiento en Escocia. ¿Puede haber pruebas históricas más evidentes que las manifestadas tocante a la época y las causas de la introducción de la "innovación del rociamiento?". Permítaseme preguntar al piadobaulista que leyere este artículo, sea episcopal, presbiteriano, congregacional o metodista: 1. Si no es verdad que nunca se le había dado a saber estos hechos históricos. 2. Si no es verdad que los ministros que callan estas verdades se echan una responsabilidad indebida y peligrosa. 3. Si no disfruta de la suficiente independencia para dar los pasos convenientes, e informarse si son o no innegables las cosas que afirmamos. 4. Y por fin, si resultan innegables si se resuelve a permanecer sin bautizar, desobedeciendo al Rey de los reyes. LA VOZ BAUTISTA.'