ESCUELA DOMINICAL El Maestro De La Escuela Dominical Y La Iglesia A. Gutiérrez Caballero La iglesia del Nuevo Testamento como una república del reino de Dios tiene un ejército activo constituido por los predicadores y los maestros de la escuela dominical. De este modo puede hacer efectivo el mandamiento de Cristo dado a sus discipulos en la Gran Comisión: “Id, y doctrinad a todos los gentiles... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado". Quienes tienen el privilegio de enseñar en una escuela dominical deben saber que ésta es la iglesia enseñando, y por lo mismo, los maestros son el ejército activo que lleva la ofensiva y la defensiva de la iglesia en su obra de redención y de expansión del evangelio. La iglesia les ha confiado el encargo de enseñar, y en sus manos está el prestigio doctrinal y misionero de la iglesia. En consecuencia los maestros de la escuela dominical deben estar debidamente instruidos y disciplinadas en todos los principios que rigen la norma institucional de la iglesia que les ha dado el encargo. Pero cuando decimos “iglesia", no nos referimos a lo que algunos llaman "iglesia universal", sino a la institución local que Cristo fundó, y a la cual llamó "MI IGLESIA", para diferenciarla de cualquier otra “iglesia" que no ostente el modelo inconfundible del Nuevo Testamento. Solamente cuando el maestro de la escuela dominical conoce la doctrina de su iglesia, podrá estar aparejado para responder con eficacia a los que se oponen a la "sana doctrina". Consecuentemente conviene considerar: primero, las funciones del maestro; segundo los deberes del maestro; y tercero, el carácter de la iglesia que le ha dado el encargo de enseñar. I. LAS FUNCIONES DEL MAESTRO. El maestro de la escuela dominical, como embajador de un reino de luz, es sembrador de una idea celestial; abre surcos en el reino del espíritu y deposita el grano de la idea en el terreno de la conciencia humana. Su tarea es gloriosa e incomparable, porque con la gracia de un artista va modelando un carácter en la conciencia de un niño, un joven o un adulto, en virtud de la enseñanza que como mensajero de Dios le va im 12 partiendo. La función del maestro de la escuela dominical es de tal naturaleza que, según dice el profesor H. M. Hamill: "por decreto de las Escrituras, o por orden de la providencia, es el segundo en importancia al predicador". Tal es el concepto del apóstol San Pablo cuando dice: "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero doctores" (maestros), etc. El sabia que al extinguirse la orden especial de apóstoles, sólo quedarían los profetas o pastores y los maestros para difundir las doctrinas verdaderas del Señor. En las realizaciones divinas de Jesús, su mayor distintivo fue su función de maestro. Por eso Nicodemo le dijo: "sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con él." Efectivamente, sus señales eran manifestaciones concluyentes de sus altas funciones de maestro enviado de Dios para levantar el nivel espiritual del hombre, y restituirlo a la integridad moral de una plena amistad con Dios. Estas también son las funciones de un maestro de la escuela dominical en una iglesia neotestamen-taria: es un enviado de Dios y esas señales deben ser manifiestas en el ejercicio de su magisterio, al enseñar la verdad redentora del evangelio que la iglesia de Cristo tiene que enseñar al mundo. II. DEBERES DEL MAESTRO. Siendo tan elevadas las funciones del maestro de la escuela dominical, en cuyas manos está el destino temporal y eterno de las almas puestas bajo su magisterio, debe considerar que le son impuestos algunos deberes como cristiano, como miembro de la iglesia, como estudiante de la Biblia, como maestro y aun como pastor. Cada uno de estos aspectos deben ocupar un lugar muy particular en su mente y corazón . Como cristiano debe tener una experiencia bien definida de Cristo en su corazón, de tal manera que pueda decir: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Ciisto en mi”. Debe tener como único propósito de su vida y enseñanza salvar a los perdidos y orientar en la doctrina a los que ya son salvos. Por su con- EL PROMOTOR DE cepto de Cristo y de su obra redentora debe tener un espíritu de abnegación y sacrificio. Como miembro de la iglesia debe ser leal a las doctrinas de su iglesia y su denominación. Cuando una persona acepta el evangelio de salvación necesita recibir orientación doctrinal. Uno que se salva es un discípulo, es un cristiano, y a ese cristiano se le debe instruir en la sana doctrina y guiarlo para que reconozca que debe obedecer a Cristo en el bautismo según lo practica una Iglesia neotestamentaria. Como estudiante de la Biblia debe darse por entero al conocimiento del Libro escrito como regla de fe de los bautistas. Los bautistas creemos que la Biblia ES NUESTRA única regla de fe y práctica. En otras palabras, es el Libro de los bautistas como norma doctrinal y para su vida devocional. El libro escrito por siervos de Dios y para siervos de Dios debe ser la fuente suprema de enseñanza en las clases de la escuela dominical. Por eso es necesario que el maestro de la escuela dominical reconozca a Cristo como su Maestro y Señor, y la Sibila como el libro de Dios y regla única de su fe. Como maestro consciente de su misión, debe observar y estudiar a sus alumnos, y utilizar los mejores métodos para lograr el mejor éxito en la aplicación de la enseñanza. La persona de Cristo debe ser motivo de inspiración en el ejercicio de su magisterio. Como pastor, si al maestro le cabe esta palabra, de suyo tierna y singular, debe ser solicito. 'En el cuidado no perezosos; ardientes en esoíritu; sirviendo al Señor”. En su glorioso privilegio, el maestro como el pastor debe ser ejemplo en su vida y celoso en la doctrina del Señor. "Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina", dice el após- (Viene de la página 11) pre prepara las comidas atractivamente, pero nunca olvida el propósito de la comida. Igualmente el buen superintendente trabajará para presentar cada programa introductorio en la forma más atractiva, pero sin olvidar nunca que cada programa tiene un propósito definido. Generalmente, personas que no pertenecen a la iglesia pero que se invitan para que ayuden con la música o con algún número especial se apartan del propósito del programa y roban a los miembros de la escuela dominical el privilegio de participar en él. SEXTO: Practicar el evange-lismo. Una escuela dominical que continuamente crece ten- EDUCACION CRISTIANA drá entre sus miembros, muchos que todavía no son convertidos. El pastor con frecuencia verá que da resultado, en cooperación con el superintendente del departamento, usar el periodo introductorio para instruir y hacer un llamamiento para que todos aquellos que no han aceptado a Cristo lo hagan. Hay ocasiones cuando el superintendente encontrará ventajoso, en cooperación con los maestros, presentar el llamamiento de Cristo a los miembros de su departí .lento que todavía no lo han aceptado y darles una oportunidad para que expresen lo que sienten en sus corazones. Las personas que hagan profesión de fe en la clase o en el departamento siempre deben llevarse al servicio de predicación donde se les dará la oportunidad de ha- tol Pablo a Timoteo, y ese consejo está vigente hoy para todos los siervos del Señor. III. EL CARACTER DE LA IGLESIA. La iglesia del Nuevo Testamento es la institución de Cristo, a la cual él llamó tan cariñosamente "MI IGLESIA", y de la cual dijo: "Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella". En consecuencia, nadie tiene derecho de enseñar en su iglesia lo que él no enseñó ni mandó enseñar; de lo contrario, la iglesia que admita maestros que enseñan otra cosa, dejará de ser la iglesia de Cristo, y se convertirá en una institución moral o un club social. La iglesia de Cristo, por su carácter esencialmente local, podrá mantener integras las doctrinas del evangelio de Cristo a través de los siglos hasta el regreso de su Señor. Por su carácter local, plenamente confirmado por el Nuevo Testamento, la iglesia de Cristo podrá mantener el contacto inmediato con los maestros que le sirven de exponentes doctrinales, teniendo cuidado "que no enseñen diversa doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías sin término, que antes engendran cuestiones que la edificación de Dios que es por fe". Por el carácter local de la iglesia pudo Pablo afirmar lo antes dicho y criticar la necedad de algunos, en estas palabras: "De lo cual distrayéndose algunos, se apartaron a vanas pláticas; queriendo ser doctores (Maestros) de la ley, sin entender ni lo que hablan, ni lo que afirman". El maestro de la escuela dominical para ser consecuente con la iglesia que le encarga el magisterio por comisión divina, debe enterarse plenamente de todo lo que enseña el Nuevo Testamento en relación con la iglesia. «uro ti cerse miembros de la iglesia. SEPTIMO: Estimular el uso de la Biblia. El servicio introductorio da una oportunidad regular para que el superintendente dirija a la congregación en el uso de la Biblia y al usarla aprenderán a encontrar libros, capítulos y versículos. El servicio introductorio da la oportunidad de ayudar a que la congregación aprenda a estudiar la Biblia. Estos siete propósitos del programa introductorio incluyen la mayoría de los propósitos principales. Otros propósitos son: fomentar el compañerismo cristiano, doctrinar a los miembros, unificar el trabajo del departamento, y alistar a los miembros de la escuela dominical en el plan regular de ofrendas de la iglesia. 13