'2C, JA VIOUCTA. tuición conoce, íi recibir allá el premio á que se haya hecho acreedora por sus sufrimientos del mundo. Cuando pienso en el terrible Dios de la Muerte y mi mente se halla abrumada por los sombríos pensamientos que su presencia en el mundo le sugiere, me trasporto sin poderlo evitar á aquellos bosques antiguos y tradicionales, donde los druidas celebraban las misteriosas ceremonias de su religión, esperando tranquilos que sonara en el reloj de la vida la. hora bendita del reposo etermo. ¡La muerte! fantasma aterrador que con su temible segur siembra1 el luto y la desolación en el mundo, tronchando el hilo finísimo de la vida y marchitando para siempre la bella flor de la ilusión que fragante y pudorosa entreabre su corola en el jardín del alma para embalzamar con su perfume delicado el santuario del corazón. ¡La muerte! ángel implacable de esterminio, que lanza en el dolor más profundo á los padres, á los hijos y á todos los seres del humano linaje, cuando unos ú otrosdescien-den al helado y tenebroso sepulcro, dejando lacerado el corazón de los que se quedan con sus terribles y funestos golpes. Pero es necesario! Es preciso sucumbir á las leyes estrictas de la Providencia............. La muerte acaba con las distinciones mundanas; á su presencia el orgullo humano desaparece y ocupa su lugar la verdadera igualdad. El poderoso, lo mismo que el dé bil, el potentado que el mendigo, tienen que volver al seno de la madre común, y allí todos son unos, todos son iguales. Dios sin duda lo dispuso así para demostrar á los míseros mortales lo ridículo de la vanidad que en el mundo se ostenta; lo indigno de la indiferencia con que se véálossemejantes cuando la fortuna sonríe á unos y los colma de favores, desheredando á otros; constituyendo el dinero, de ese modo, un balladar inexpugnable que no permite á los desheredados de la fortuna alternar con las demás clases sociales. Mas, todo termina en el augusto recinto de los muertos.... Ercilia García. _________ _________ A MI MADRE. (poesía hecha á los once años de edad.) Aquí yace mi madre tan querida; El ángel que mis penas consolaba; La madre tierna, que mis pasos guiaba Yace tendida aquí, yace sin vida. ¿Porqué me arrebataste, muerte impía, El bien que era mi dicha, mi consuelo, En quien cifrafa yo mi único anhelo, Mi más cándido amor, la. madre mia? ¡Huérfana ya en mis años juveniles!.... ¿Por qué, Señor, devastes á mi madre? ¡Ay! ¡Qué el dolor mi pecho ya taladre Estando apenas en los once Abriles! Huérfana, triste, de llorar cansada, Busco en vano á mi madre cariñosa...... ¡Siempre me olvido do (iue ya reposa Bajo la losa, de la tumba, helada! ¡Llévame, Dios, á tu mansión sagrada! ¡Júntame con mi madre tan querida, Porque mi corazón llora, y no olvida El amor de mi madre idolatrada! ¡Mi madre! ¡Mi madre! ¿Por qué la he perdido? ¿Por <|ué no responde si la llamo yo? ¿Por qué no me escucha si lanzo un gemido? ¡Ah! ¡Ya lo comprendo! ¡Porque ya murió! Mas ya la esperanza, pía Do gozo llena mi ser;