Nuestros Intelectuales El Lie. Querido Moheno. Aquí tienes, lector, de cómo siendo tú mi buen amigo, te puedes ir dando el gusto de conocer a nuestros intelectuales, hasta el punto de lamerte los dedos. Porque supongo,—y perdona, por Dios, el atrevimiento,—que no te habrá desagradado esta peregrinación, y que, como consecuencia de ella, irás sorprendiendo detalles que nuestros hombres grandes cuidaban de guardar en el misterio. Y eso sólo te bastará, si no tienes una exigencia muy desarrollada* para mostrarte satisfecho y para dejarme contento, manteniendo el equilibrio que debe haber entre el derecho que tienes de pedir y la obligación que tengo de a-tenderte. Y conste que no he sido parco al tratar de servirte. Ya lo has vístr* tú. If Primero, fue una disertación sobre cirujia mexicana, por el Dr. Urrutia; después, una clase de pedagogía nacional, por el Dr. Vázquez Gómez; luego, un estudio de filosofía teológica, por don Francisco Elguero; y a-hora, tratándose del señor_^Moheno, ¿qué quieres tu saber? El ilustre tribuno, el más discutido, el más celebrado, el más vilipendiado de nuestros oradores parlamentarios, te dispensa ¿el honor de ponerse a tus órdenes. Tú sabes si aprovechas el montan to. Pero, eso sí, hay que hablarle con buen humor, porque él es todo ironía; porqie, como don Francisco'Bul-nes, él es todo anécdota, todo historieta. No parece sino que, dentro de su figura de esferoide, se esconde el hombre más jocoso más inteligente y más cáustico que hayas tú conocido. Pregúntale lo que quieras, porque sus ojos barrenadores están penetrando en tu cuerpo de mantequilla. ¿Qué quieres tú saber? ¿Los episodios principales de su vida? Bien está. Toma un asiento y escucha: I ♦ ♦ ♦ —Nací, dice el señor Moheno, en el Estado de Chiapas, en diciembre del 73. En 1880 ingresé a la escuela municipal de mi pueblo, donde en un mes aprendí a leer, escribir y contar, cosa que hacíamos todos los niños de Chiapas, gracias al portentoso y humilde “Método de Fray Víctor”, hecho por un modesto cura de pueblo de indios, Fray Víctor Flores, genio pedagógico que, si en vez de nacer en Chiapas, hubiera nacido en Suiza o Alemania, llenaría el mundo con su fama. De ese mismo año es el recuerdo de mi primera novela leída: “Mald.tas sean las mujeres”, tina novela, cursi que me hizo derramar muchas lágrimas infantiles, y que en 1880,—que para mi pueblo representa la plenitud del periodo romántico, —hizo llorar a muchas novias y suicidarse a más de un galán. Después, ingresé al “Liceo, en un pueblecillo delicioso, Ixtacomitán, recostado en la sierra, en la vertiente del Golfo, entre flores y cascadas. Y allí, en las hermosas páginas del “Teléma-co”, de Fenelón, comencé a leer en francés. Ese mismo año murió mi madre, que era como el núcleo de mi pobre hogar, y como resultado de esa catástrofe, los restos de mi familia emigraron a San Juan Bautista, en cuyo Instituto comencé mis estudios preparatorios, teniendo como maestros más notables al eminente hombre de letras don Manuel Sánchez Mármol y al sabio naturalista don José N. Rovirosa. poco conocido en nuestro país, no obstante ser. sin duda, el botánico mas notable que ha producido México. ♦ ♦ ♦ ¿Te enteras, lector?. El señor Moheno, tampoco es parco en el elogio. ’ —En 1892, sigue hablando don Querido, estudiaba yo primer año de medicina, carrera por donde me había empujado una Lisa vocación; pero perdí el curso par T.aber estado preso en la cárcel de Belem, cor Rivera G., Mascareñas y otros, con motivo de los serios motines populares que levantamos contra la reelección del general Díaz. En la cárcel encontramos “empresario” para un periódico de oposición, y aT año siguiente, enero de 93. fundamos e: primer ^Demócrata,” diario de violenta pugna con el general Díaz, que nada tuvo de común con los que después ha editado el Sr. Rafael Martínez con ese mismo título. Ello me valió una se gunda prisión de año y medio en la propia cárcel de Belem. Imposibilitado de «egi::r allí el curso de Medicina, compré libros de Derecho, estudié con ahinco, .y al salir en libertad pude presentar examen de tres cursos. En 1896 concluí mi carrera de abogado, y al comenzar el 97. fui enviado por el Gobierno Federal al desempeño