La Esposa ‘Del ‘'Pastor En El ^Cogar f er Moría H. de Día* El hogar del pastor representa tres aspectos fundamentales en su vida cristiana: 1. Es el sitio de reposo donde el pastor descansa de sus duras y agotadoras tareas y se inspira para seguir adelante en su santo ministerio. 2. Es el altar de sus hijos en el cual aprenden a adorar a Dios y a respetar y servir a sus semejantes. 3. Es la proyección del púlpito manifestando el testimonio cristiano a la comunidad. Alguien puede Imaginar que estoy hablando del hogar y no de la esposa del pastor, pero los puntos que he señalado recaen sobre los hombros de una persona que se llama la esposa del pastor. La tarca que se nos encomienda a las mujeres que escogemos a un hombre de Dios por compañero es demasiado seria y tenemos que tomarla como un ministciio muy delicado y muy responsable. En mi experiencia como esposa de un pastor soy muy consciente que su vida y su tiempo pertenecen a la iglesia, que el púlpito que él ocupa debe ser muy honrado de modo que él pueda producir lo mejor para gloria de Dios y bien de las almas. Esto no puede conseguirse a menos que la esposa provea un ambiente de tranquilidad y confianza en el seno del hogar. La esposa de un hombre de negocios o de un profesionista puede exigirle comodidades, recreación y un sinnúmero de cosas propias de la vanidad de los sentidos, pero la esposa del pastor en el hogar debe negarse a sí misma, olvidándose de sus egoísmos personales y tratando de convertirse en la compañera fiel, idónea y leal para que su esposo pueda servir a otros con alegría y pueda desempeñar su ministerio con eficiencia. Si la esposa no está dispuesta a ser distinta a las demás mujeres, su esposo podrá ser cualquier otra cosa, menos un pastor de éxito. Eto las luchas de la vida diaria los pastores agonizan, peleando contra la ingratitud, la hipocresía, la deslealtad, la escasez de medios económicos, la incomprensión, el egoísmo y el pecado. Nadie tiene interés en motivar su ministerio y levantar su ánimo caldo, sino su esposa. Es el báculo donde él se apoya cuando vienen todos los vientos en dirección contraria y cuando parece que una mole se cierne sobre su vida y amenaza con destruirle. Una de las cosas fundamentales que debe enseñarse en las escuelas teológicas. en el hogar y en la iglesia, es que los jóvenes que se van a dedicar al santo ministerio entiendan que sus matrimonios de iden su carrera y vocación. La esposa del pastor en el hogar constituye el factor principal para la realización de su tra- 2. A menuda oímos decir que los hijos del pastor son los que más mal testimonio dan. No tengo opinión hecha sobre este asunto, por lo tanto no quiero discutirlo, pero estoy segura que una buena esposa sabrá cuidar y cultivar la vida de sus hijos de tal manera que se conduzcan como es digno del prestigio y dignidad del ministerio de su padre. La madre es muy responsable de esta tarea. Escuché un comentario muy desfavorable con relación a los hijos de un pastor. Una madre insistía en que su hijito visitara la Escuela Bíblica para que aprendiera a respetar a ella y fuera un niño temeroso de Dios. El niño le contesta: “Tú quieres que yo vaya al templo para que sea obediente y bueno, y ¿cómo los hijos del pastor se acarran a los puños, dicen tantas malas palabras y tiran piedras para su casa cuando alguien del hogar los reprende? Yo soy mejor que ellos porque yo no hago tales cosas." Estas eran las palabras que se escapaban de labios de aquel niño que se había frustrado pensando que los hijos del pastor deben tener a lo menos hábitos deseables, educación y cortesía. No es posible desligar el púlpito del pastor de su esposa y de sus hijos. Lo bueno o malo que su familia haga virtúa o desvirtúa el mensaje por glorioso que éste resuena desde el púlpito. Dice la Palabra de Dios: “Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella." Corresponde a nosotras como madres y esposes de pastores, dar el buen ejemplo a nuestros hijos, guiarlos por el camino del bien, mostrarles que la vida tiene flores y triunfos, pero también tiene espinas y sinsabores mil, y que ellos necesitan estar preparados para afrontar la vida tal cual es. Por lo tanto, corresponde a nos- 16 EL MOGA* CRISTIANO