EL HOGAR OASIS DE LA FAMILIA Por Hermelindi M. do Zimbreno El hogar es un lugar fértil en medio del desierto. Las caravanas que por placer o por negocio, se aventuran a través de ese mar de arena caldeado por los ardientes rayos del soy. después de varios días o semanas de viaje, cuando el cuerpo se siente fatigado y dolorido, y cuando el agua y los víveres comienzan a escasear, la vista de un oasis es para ellos la más grande bendición. ¿Por qué? Porque en el oasis encontrarán agua fresca y clara para saciar su sed y la de sus cabalgaduras; y además alimento sano y nutritivo para todos, hombres y bestias. Porque encontrarán árboles y palmeras que, bajo el frescor de sus verdes abanicos, les ofrecerán sueAo apacible y descanso reparador. Y porque después de varios días o semanas de contemplar solamente el árido paisaje del desierto, el oasis cambia por completo el panorama y el espíritu se llena de gozo a la vista del agua, del verdor, de las flores y los pájaros. No pensemos que todo es triste y gris en el desierto; no, en la misericordia de Dios estuvo colocar en medio de esas soledades, la hermosura y alegría del oasis, y las noches apacibles, claras y llenas de luceros cuya luz refulge, al decir de algunos, como en ninguna otra parte del mundo. Hemos visto lo que es un oasis, el oasis que realmente existe en las soledades del desierto; pero nos falta decir que hay también oasis ficticios, oasis que no existen sino en la visión óptica del caminante: el espejismo. Muchas veces en su largo peregrinar por el desierto, el viajero distingue en la lejanía el tan deseado oasis. Sí, allí están las palmeras meciéndose al impulso del viento y retratando sus penachos verdes en las claras aguas de una laguna. El viajero apura el paso y llega ansioso ante lo que parece ser un oasis. Nada. Allí no están las palmeras, y el agua ha desaparecido. Era sólo un espejismo, fenómeno físico muy común en el desierto, que hace ver un oasis en donde sólo hay capas de aire de distintas densidades. Ahora bien, hemos visto a grandes rasgos lo que es un oasis y lo que proporciona al caminante del desierto. ¿Qué características debe tener un hogar para ser como un oasis para toda la familia? En las grandes ciudades las costumbres se han modificado muchísimo. Aquello de “Tú como la paloma para el nido” pasó a la historia. Las circunstancias han cambiado y las palomas han tenido que entrar a la lucha por la vida. Pero vamos a pensar en un hogar como lo sofió el poeta y como todavía hay muchos. El esposo sale a su trabajo por la ma-fiana; los nlfios y jóvenes van a la escuela, y la mamá se queda en casa con los pequeños atenta a todos los detalles, para que cuando regresen los ausente» todo esté listo. Ella sabe que, cual caminantes del desierto, los suyos desean, después de un arduo día de trabajo, llegar al oasis del hogar; porque allí encontrarán lo que sus cuerpos necesitan para saciar el hambre y la sed. Saben de unas manos, que aunque ajadas por el tiempo y el trabajo, se han movido diligentes du- 2 IL HOGAR CRISTIANO