ein que tenga el otro, en la mano que le queda, nada sino la rabia de haber sido mordido en U otra por su antiguo socio. Don Manuel Doblado iba a salvar la dignidad, a costa de la muerte: Alvaro Obregón viene a asegurar el poder a costa de la honra. ¿Qué se hicieron aquellos días y aquellos hombres? ¿Es que po los hay ya? Sí los hay, los ha habido, loe, habrá siempre en una tierra como México; pero se ha hecho obra lenta, cautelosa, y segura. No se enviaban expediciones punitivas en tiempo del General Díaz. Entonces, se dió armas y parque a Madero. Si en 1914 se envió una expedición demostrativa a Veracruz, la que “tampoco tenía ninguna intención hostil en contra de México,” sino que, por lo contrario, “demostraba la buena voluntad de Mr. Wilson para el 80 por ciento de los mexicanos,” fue porque sabía el Gobierno de Washington que Venustiano Carranza y sus hombres se encargarían de desmentir la especie, como lo hicieron; se encargarían de combatir a Huerta, como lo hicieron; en tanto que se apresaba el cargamento del Ipi-ranga, y por eso se pudo enviar una expedición demostrativa en tiempo del General Huerta, para acabar con Huerta. Pero después de haber atado o muerto a los que conservaban las tradiciones del 6a; después de dos años de lucha continua en que los cabecillas mexicanos han tenido la misión encomendada por el Gobierno extranjero, de acabar con el país, de no dejar en él ni un pan ni una moneda, ni un átomo de dignidad en los gober nantes ni en la hez de la tierra que forma sus mesnadas, entonces si es posible enviar expediciones punitivas, entonces sí que puede el General Scott declarar que los Estados Unidos son los mejores amigos de México; que es una gran nación la que tiende al pueblo mexicano una mano amiga y generosa que lo levante, sin humillarlo, de la lamentable postración en que se encuentra y que lo liberte, sin ofenderlo, de aquel bandido a quien Carranza dio la banda, y los Estados Unidos la fuerza. “Es pues absurda y criminal la sospecha de que en los planes de la gran nación entre el atentar contra la Independencia de México. Por eso quiere asistir a su organización definitiva, sin intervención alguna en su forma de gobierno.” Los Estados Unidos dicen que confiaban en la habilidad de Scott, para convencer a Obregón, pues ya había dado pruebas con el indio Gerónimo y con el bandido Villa. Ese triste comentario es el que viene a fijar el puesto que a Alvaro Obregón corresponde y el 5 de mayo lo encontrará esperando la ratificación de don Venustiano o bien que surja la discordia entre ellos, como surgió con Villa, para disputarse el poder, y cuando la mano de Alvaro Obregón y las manos de Venustiano Carranza Jleven, en nombre del pueblo de México una corona de laurel al busto del héroe del 5 de mayo, las tumbas se removerán de congoja, gotas de llanto correrán por los ojos secos del General Republicano y un grito de dolor se hará oír desde el Bravo hasta el Suchate, sintiendo que las coronas de estos dos hombres son signos funerales de la gloria de mayo, y viendo que sobre México, como sobre las arenas de un desierto, se alza una esfinge colosal que interroga a Dios sobre el destino de la Patria. SONETOS No importa que el rigor de tu desvio, ante mi ruego fervoroso extremes, ni que las alas de mi orgullo quemes en el ara cruel de tu albedrio. Por algo, de mi amante desvario, asi te escudas y a mi lado tremes! Y es que en la lucha que nos une, temes no resistir al sentimiento mío! Mi amor, ah par de tus desdenes, medra; y sin perder én su penar la calma, mi corazón ni cede zii se arredra. ¡De mi constancia alcanzaré la palma! La gota pasa por la dura piedra, y asi llegaré al fondo de tu alma! Mariano VIESCA ARIZPE. Parece que el relox suena las horas más lentas cada vez. cual si quisiera, al tiempo detener en su carrera, y abatir sus cuadrigas voladoras. Pero estallan, de súbito, sonoras, las doce campanadas!; y en la esfera pasaron mis penares, como en la era • las espigas por manos segadoras. ¡Engañosa ilusión de nuestra vida, que se consume para siempre unida a todas las humanas pesadumbres! ¡ Igual hoy, como ayer, son mis cadenas, mis crueles dudas, mis intensas penas, y el mismo afán por las eternas cumbres! Mariano VIESCA ARISPE. <