SEGUNDA EPOCA. SAN PEDRO, COAH. 29 DE OCTUBRE DE 1905.NUEMRO 23. El Eco de la Laguna» Sernaí)ario Político de Ií)foriT)aciói) y Variedades. Órgano del Club Político Reeleccionísta. K<- Redacción y Administración: Avenido Corono 8. Registrado como Artículo de 2o. clase el 2 de Junio de 1905. EEDRCTOEES EH JEFE: MARIANO VIESCA Y A1UZPE Y ANDRES U. MEDELLIN. JUNTA DIRECTIVA Pkesidexie, C. Carlas Herrera. Vick-Presidi'Jítk, C. Francisco (.lámez. Secretario, Dr. C. Viesca y Jabalón. Pro-Secretario» C. Francisco Meave. icr. Vocal, C. Mariano Viesca y Arizpe. 2 ? ,, C. Dr. Francisco U, Ruit. 3? t> C. Sebastián Sifuentes. 4 o ,, C. Gerónimo Berlanga. 5 o ,, C, Andrés Sánchez, 6? ., C. Néstor Vargas, y? ,, C. Juan G. Fierro. Tesorero, Dr. Adolfo G. Meave. ción de haber alcanzado, en ese jurado de honor que constituye todo pueblo llegado á un alto grado de cultura, la aprobación de la gran mayoría que luchó con nosotros por el triunfo de la buena causa, por la conservación del orden establecido, por el afianzamiento de las garantías y libertades conquistadas, por el adelanto de la instrucción pública, en creciente de algunos años á la fecha, y por la evolución hacia el progreso, sintetizada en el buen manejo de una administración pública á cuyo amparo han podido prosperar tan inestimables bienes. En cuanto á la labor de futuro, encalada enj nuestra obra del^dj^ aí porvenir le^toca resolver; pero ya" es permitido augurar que su fallo será favorable, so pena de no ser ciertas, verdades de antiguo comprobadas y de trastornar el orden establecido por la naturaleza en sus eternos laboratorios. De mil maneras, en incesante giro de fenómenos, desde los más simples como la evaporación del agua de los mares, su condensación en nubes y su precipitación en tempestades, hasta los más complicados j' fuera del alcance de la inteligencia humana como la trasmisión hereditaria de los caracteres psicológicos, de las facultades efectivas y de las tendencias inconscientes, graba en nuestra memoria la impresión de la órbita, nos hace recorrer el ciclo y deja, como un sedimento, la convicción de que lo que ha sido será. Y he aquí porqué esperamos, fundados en esa convicción que no se altere la armonía establecida en las buenas relaciones que median entre gobernantes y gobernados; porqué esperamos la supervivencia del bién público obtenido, antes de haber pasado un siglo de nuestra entrada á la historia como nación independiente, dueña de sus destinos y capaz de gobernarse por sí misma. Otra ley de la naturaleza es la que se refiere al desarrollo de los organismos, fundado en una serie de actos que constituyen la evolución hacia adelante cuando los elementos que los forman son jóvenes, tienen materiales de que disponer para su prosperidad y están colocados en un medio que impide las influencias destructoras extrañas. Y Editorial. r «A, Hemos llegado al final de la ta-reo que nos impusimos en bien del pueblo, y alcanzando la satisfacción íntima de ver sancionada nuestra conducta por la voluntad soberana de ese pueblo, cuyo iustiutode conservación é ideales de prosperidad no permiten engañarle. Neófitos en el periodismo, agenos á las cuestiones políticas, dedicados constantemente á ejercicios de índole muy diferente á los que ocuparon nuestras atenciones en estos últimos meses, aceptamos la obra llenos de vacilaciones v .temores por la responsabilidad que íbamos á contraer ante la sociedad, acreedora á todos nuestros respetos y supremo juez de la conducta de sus miembros; aceptamos también con gusto porque nos llegaba el turno de aportar nuestro pequeño contingente de esfuerzos en pro del bienestar y progreso colectivos, que la comunidad en que vivimos tiene derecho á exigir de todos y cada uno de sus elementos componentes, y por último, como un incentivo á nuestra voluntad para decidirnos á tomar la pluma, teníamos la convicción de que la sinceridad en la expresión de nuestros sentimientos y deseos, la honradez en nuestras intenciones y al patriótico fin que perseguíamos eran la garantía más cumplida para la conservación de la estimación propia y del decoro que hacen valer al hombre en la sociedad. Nuestra labor periodística ha sido juzgada, y tenemos la satisfac he aquí qué basados en el conocimiento de esta ley podemos profetizar, sin que haya virtud prof ética especial, el adelanto de nuestro pueblo en el camino de la civilización y sus conquistas ulteriores para la felcidad del mayor número. Apenas, se puede decir, hemos roto el capullo donde la crisálida de la colonia elaboró sus órganos de independencia y libertad, apenas nuestras alas empiezan á tomar fuerza y colorido á la brillante luz de ese astro de vida y por lo mismo, son jóvenes los elementos que constituyen nuestra patria, de la que el Estado en donde nacimos no es mas que un reflejo. El suelo nos ofrece en multitud xA.- próú ii ^C6t> Ivi' eii wS ««taLu» les para el desarrollo de una nación, y cada día que pasa entran nuevos ahorros en la maleta que preparamos para nuestras futuras adquisiciones y trasformación de nuestro ser social cu el que mejor responda á nuestros ideales de prosperidad y de grandeza. Gozamos, por último, de seguridad en la posesión de nuestro individuo é intereses, podemos entregarnos con toda libertad y desición á lo que nuestras preferencias nos conducen para hacer más fructífero el trabajo y la confianza que cimenta el vigor y la armonía de los asociados es ya un retoño que promete sostener tan dichosas condiciones, por la robustez de sus arranques. Sobre este trípode reposan nuestras esperanzas de futuro, y sin que tengamos virtud profética especial, auguramos que el fallo del porvenir será favorable á nuestra obra de futuro encarnada en la labor que llevamos ejecutada, y veremos el engrandecimiento del Estado como la sanción más hermosa á la minima parte que hemos tomado, con nuestra personal contribución en el arreglo de sus intereses políticos, y como el premio mayor á que pueden aspirar los ciudadanos honrados y amantes del bien público. La Redacción. de ideales. La unidad de acción, en todas las operaciones del entendimiento humano, es la base racional de la eficacia con que deben evolucionar los agentes determinantes de la labor emprendida, es el móvil propulsor de las fuerzas que egendran el desarrollo de la prosperidad pública y el origen del progreso en el crecimiento de las sociedades. Sin la unidad de acción, es de todo punto difícil, si no imposible, concebir un proyecto que responda á las necesidades positivas de una obra humogúnea; por-r o b'» . rvy . ni»? Macaulay; «á menudo un ejército ha sido aforttmado bajo el mando de un jefe incapaz; pero jamás ha triunfado un ejército dirigido por una asamblea deliberante*. El Municipio libre dentro del Estado libre, es una de las más hermosas concepciones del espíritu democrático; y el día que llegue á convertirse en vetdad verdadera, si se nos permite la expresión, es claro que la ilustración popular ha llegado al máximo de su perfeccionamiento; es claro que la suciedad se compone de miembros absolutamente conocedores de sus derechos individuales y tan aptos para ejercitarlos, que los representantes de la autoridad, en los ramos en que se encuentra dividida en una administración publica correctamente organizada, no necesitarían ni elegirse por medio del sufragio libre; porque cada hogar seria como el resumen de una institución funcionando en perfecta armonía con las más elevadas concepciones de un estado social incomparablemente dichoso. Pero tan hermosas teorías, elaboradas en la imaginación de filósofos que quisieran aplicar las leyes de la naturaleza, no á el desenvolvimiento de los fenómenos que reproducen la vida en las múltiples-formas de los seres infinitamente pequeños, si no á la consecución de altruismos niveladores de las clases sociales, no pasarán de hermosas teorías, tau irrealizables como el sufragio popular efectuado sin preparaciones acertadas para encauzar la opinión de los ciudadanos de todas las categorías intelectuales y resolverla en un desiderátum aceptado por unanimidad. Mas no debemos, al descender al mundo de las realidades prosaicas, ni entu-