qiJ’NA CONFERENCIA ANUAL más ha pasado, 1/L dejándonos recuerdos imperecederos. Las dudas y dificultades que se originaron hace unos cuantos años con la muerte de nuestro inolvidable líder han sido vencidas y todo indica que hemos entrado en una era de progreso genuino. Es de notarse el crecimiento de nuestra Conferencia, pues al tratar de fijar una barra para los delegados encontramos que llenaban casi todo el templo. Los delegados laicos asistieron casi en su totalidad, mostrando gran interés en todos los asuntos y tomando parte en las discuciones más que de costumbre. A todo esto hay que añadir el franco espíritu de compañerismo cristiano que reinó durante todos los días de la reunión. Muchos de los progresos alcanzados se deben, sin duda, a la atractiva personalidad y sabio criterio de nuestro querido obispo, A. Frank Smith. Entre los asuntos de importancia que se presentaron en Del Río sobresalen los siguientes: Primero, el nombramiento de un comité de objetivos para el año en curso. La importancia de este comité no podrá ponderarse pues por más que año tras año formulamos ciertas metas, este comité de una manera concreta presentó a la Conferencia algo definido. Estas metas, que enumeramos en otra parte del Heraldo, abarcan todas las actividades de la iglesia y estamos seguros que al realizarlas en su totalidad o aún en parte, iremos el próximo año a nuestra reunión en El Paso con motivos de gratitud a nuestro Dios. Segundo, la formación de una sociedad de seguros ministeriales y un fondo para obreros jubilados. Este asunto despertó gran interés y discusión y al fin se aprobó un plan que tendrá por objetivo ofrecer una pequeña protección en forma de seguro de vida a los obreros y de acumular año tras año una cantidad de dinero que servirá de base para un fondo de Jubilados. En esta empresa van a contribuir los obreros con una cantidad fija cada año y las congregaciones con una asignación basada en el número de miembros. Probablemente al ponerse en práctica este plan se encontrará defectuoso pero el obispo muy sabiamente nos alentó diciendo: "El plan más malo es mejor que ningún plan." Otro asunto de importancia que fué presentado ante nuestra Conferencia fué el de la preparación de nuestros futuros ministros. No cabe duda que una de nuestras necesidades más grandes es un ministerio mejor preparado. Que este es el sentir de la Conferencia lo prueba el hecho de haber pedido que las exigencias educativas de la iglesia en general sean aplicadas a nuestra obra. Sin embargo, llegar a la realización de esta noble meta es algo difícil. Por eso surge la necesidad que todos los ministros de la Conferencia, y la membresía de la iglesia nos unamos para resolver este problema, pues a nosotros más que a ningún otro grupo corresponde el resolverlo, de otra manera los años venideros nos encontrarán con un número grande de suplentes y estamos en peligro de perder nuestro carácter de Conferencia por no tener el número requerido de miem bros. El Instituto Lydia Patterson está haciendo su parte para mandar nuestros jóvenes al colegio para que llenen los requisitos educacionales, pero por el informe del- director podemos ver que las condiciones financieras de dicha institución son muy precarias y de aquí que todos los cargos pastorales salgan a su ayuda. La Junta Conferencial de Educación acordó y la Conferencia aprobó la celebración del Día del Instituto Lydia Patterson con el fin de levantar una ofrenda especial para este plantel. La Sociedad Femenil de Servicio Cristiano ya está haciendo algo definido en este sentido, ayudando este año con su beca a dos jóvenes estudiantes al ministerio. Estamos seguros que todos los obreros y las congregaciones en general no harán menos que ellas y apoyarán esta nueva oportunidad que se nos ofrece para la mejor preparación de nuestro ministerio. También mostró nuestra Conferencia gran interés por literatura cristiana en general y en particular por el órgano oficial de nuestra conferencia. Esto nos anima en nuestra convicción del valor de la palabra escrita para el adelanto de la obra de nuestro Dios. Se vendieron muchas subscripciones al Heraldo en Del Río y el número sigue aumentando. Que este año sea uno en el cual nuestro órgano oficial lleve su mensaje a mayor número de nuestro hogares y que en verdad sea el portavoz de los ideales y propósitos que como conferencia nos hemos propuesto en el gran territorio donde hemos sido llamados a servir- a nuestro Dios. La obra es de Dios y El ha prometido estar con los suyos hasta el fin de los tiempos. Marchemos, pues, seguros de la victoria final de nuestro Maestro y Capitán, Cristo Jesús. El futuro aparece obscuro: la guerra en Europa se está prolongando más y más: los sufrimientos de las naciones en guerra y los de los pueblos conquistados se acentúan: nuestro país cada día se acerca más el momento fatal del rompimiento de hostilidades. Estos terribles acontecimientos entre naciones que llevan el nombre de cristianas están aumentando las dudas de* las multitudes que ponen en tela dq juicio el poder del cristianismo para traer la paz al mundo. Sin embargo, en medio de todas estas tragedias, los cristianos estamos seguros que solo Cristo ofrece al mundo la verdadera paz y si ha habido un grado de seguridad y prosperidad en el. mundo se ha debido a la influencia de Cristo sobre la vida humana en los últimos veinte siglos. ¿Qué sería si Cristo reinara de una manera completa nuestras vidas y las vidas de las naciones? Muchos líderes han seguido los hombres a travez de la historia, y los han encontrado falsos, solo Cristo Ha traído vida y salvación a la medida que los hombres lo han seguido. Con razón el gran Nie-moeller frente a Hitler, que está ofreciendo a Europa v al mundo un nuevo orden exclamó lleno de ins-nlración divina: "No tú, Hitler, sino Dios es mi Fuehrer’" v antes que rendirse al maestro de la hora languidece en un campo de concentración. Página 3