Lección IV. HERALDOS DEL REY Julio 26 de 1931. BOSQUEJO DE LA LECCION VAMOS A ESTUDIAR, queridos niños, la historia de un fiel siervo de Dios que sufrió la muerte antes de negar su fe en Cristo Jesús. 1. Esteban, Diácono de la Iglesia. Esteban era uno de los diáconos de la iglesia de Jerusalem, la primera iglesia cristiana que hubo. Se distinguía en su fiel servicio a los necesitados, así como en la predicación de la Palabra. ¿Y saben cuál fué el resultado de tanta actividad? Que muchos aceptaron el Evangelio, aún los mismos sacerdotes, los cuales habían tomado parte activa en la muerte de Cristo. Esteban era “varón lleno de fe y de Espíritu Santo.” También se nos dice que estaba lleno de potencia y de gracia y que hacía prodigios y milagros grandes en el pueblo. 2. Esteban Perseguido. Pronto los fanáticos judíos fijaron su atención en Esteban y principiaron a contradecir sus enseñanzas; pero ninguno podía resistir a la sabiduría y al Espíritu con que Esteban hablaba. No estando conformes con su derrota, por decirlo así, buscaron testigos falsos para que declararan contra él, diciendo que lo habían oido hablar palabras blasfemas contra Moisés y Dios, cosa que no era verdad; pero así lograron alborotar al pueblo y con mover a los ancianos y a los escribas. ¿Y saben cuál fué el resultado? Que arremetieron contra Esteban y como a un criminal lo a-rrastraron ante el concilio. Pero Esteban lleno de fe y valor hizo un relato de la historia del pueblo de Dios. Les recordó con feliz memoria muchas cosas que les eran de gran interés; pero cuando les hizo culpables de la muerte del Hijo de Dios, se llenaron de coraje y como fieras salvajes crujían los dientes. En cambio Esteban vió los cielos abiertos y a Jesús a la diestra de Dios y su semblante resplandecía como el de un ángel. 3. Esteban Muerto a Pedradas. No pudiendo resistir por más tiempo, los enemigos dando grandes voces, se taparon los oidos y echaron a Esteban fuera de la ciudad en donde le dieron muerte a pedradas. Entre tanto Saulo cuidaba las ropas de los que le apedreaban. Esteban murió valientemente por la verdad que había creído y en sus últimos momentos pidió al Señor que no les tomara en cuenta este pecado.