2 EL GA LU)X. nehcio de la clase desheredada que vive en la orfandad y en la miseria; los que establecen grandes fábricas en que trabaja la clase obrera. Los que se aforran en ensenar al pueblo el camino de la lelicidad con palabras enponso-nadas dignas de un condenado, esos no son los que llevarán jamás al pueblo á la tierra de promisión. Igualmente diremos de los que en nuestra misma Patria nos han arrojado el guante forjándose mil ilusiones y castillos en el aire, dándose humos-de talentosos porque garrapatean uno que otro verso, y porque usan corbatas de formas fantásticas ó porque alguna vez han recibido algún saludo de nuestros poetas contemporáneos. Hay otros que sin duda alguna, dadas sus aptitudes, (pie bien conocemos, van como Vicente á donde va la gente, supuesto (jue estamos cu la creencia de que son unos osos amaestrados como los que nos presentan algunos turcos en las calles públicas bailando á tres centavos la pieza, á la voz del amo: "Baile Mar- - tnm:* Nosotros estamos dispuestos [ahora y siempre] á corregí i á esos calumniadores en el campo que sea necesario, y nos echaremos ¡í cuestas la tarea de exhibir ¡í esos noveles escritorcillos placeros. hasta que el público conozca quienes son, de donde vienen y á donde van, sin dejarles en la sombra hasta la cuarta generación. Ya que nos han dado un ejemplo de combate, lo seguiremos y no se ipiejarán do ser víctimas nuestros alguna vez, supuesto (pie cmi la vara yne miden seian ine-didoM, Si tiramos una mirada á los tiempos de las conquista y si se levantaran de sus tumbas los con-(piisladores, volverían á caer sin vida al encontrarse en i cara Patria con mexicanos tan salvajes ó más (pie los indígenas, tpie llevan infinidad de argollas de metal colgadas de las narices. Los indios, dieron pruebas de más dignidad, de mis patriotismo y de más civilización (pie los (pie lurmau cl gran círculo de Estu- diantes Coahuilensea oposionis-tas. ¿Acaso esos desventurados hijos de Eva no tendrán dolientes0 ¿No tendrán vergüenza que los haga enrojecer? ¿No se morderán la lengua? Allá vamos y no lardaremos mucho en presentar- ruin y tan abominable en los alios de cuerpo entero ante laso- tares de la democracia. No muy cit'dad que los despedirá de su larde comprenderán su falta de seno por cobardes. tino, y en el espejo social se ve- • .Cabe ?Uda qUe SOn. aborLos rán el estigma que llevan en su frente. Caigan avergonzados, esos entes, ante el recuerdo de Acuña, de Cadena y otros muchos jóve-patriutismo, dieron un ejemplo do como se conquista la gloria en las artes y el triunfo en el terreno del derecho. El Indio Chis. de alguna charca inmunda y que para vergüenza de Coahuila están cogiendo en sus labios las palabras, democracia, libertad, pa estilo, para predicar como unos bautistas la venida de un mesías de «pie tanto alarde hacen llamándolo, sabio, poderoso, rico, ilustrado, inteligente, honrado, viril, (1) y que posee el arte de embaucar á los tontos, cualidades que los mismos viriles (?) debían de callar porque el verdadero pueblo coahnilense sabe quien es Don Frumencio Fuentes y quien es Don Miguel Cárdenas. Este último sin ser ser ilustrado, sin ser poeta, poseer las bellas artos y sin llevar colgados á su cuello lodos los milagros que le han colgado al Sr. Fuentes, ha dado piuebas de que con la modestia (pie siempre lo ha acompañado en todos sus actos, ha eclipsado á todos sus enemigos, y d puesto el remedio á todos los males (pie aquejan al Estado (pie gobierna. La gritería, nada significa: el tiempo y sus obras hablarán por él, no solo en la época presente, sino las generaciones venideras sabrán apreciar sus labores gubernativas y los beneficios (pie supo hacer imperecederos, en el tienq-o (pie gobernó el Estado, por la conlianza (pie le han dispensado sus conciudadanos. Quiza' algunos de esos incensatos que hoy le arrojan á su rostro el baldón inmundo de la infiímia, mañana se arrepentirán y se avergonzarán de sí mismos. ‘ Los verdaderos políticos, no se exhiben de una manera tan triotismo y otras muchas por el nes que con talento, dignidad y ibio, sin sin (1) Tanto nos hablan de viri-nuestra lidad estos oposicionistas (pie se me antoja que si por desgracia algún día llegaran á ocupar el poder, no solo habría impúdicas bacanales y escandalosas orgías dignas de los célebres tiempos neronianos, sino que también se instituiría un culto popular y ferviente a! dios Palo. Si ñora Cicla del Joyo, San Pedro. Mi (pmrida comadre de todi-• ¡la mi alma. Le escribo esta pa icile (pie por acá nos inconlrumos tqdos giienos de salú. con el labor del binor; pero tumos tamañitas porque dicen ipie va á haber un prenuncio vn (.isa. ¡\ algamo Dies, comadrita, cuantas cosas nos ha traído el po-greso! No se parecen estos tiuni-pos a los dianus. Allá cuando D. \ itoriano y el dijunto Grlipito, mi marido; pa meterse uno cu la política, necesitaba hablar gordo y juerte. y ser hombrecito con clines en el pecha; ora cualquier lepe baboso y ladino ó cualquier mosquiento carretonero de la basura. de esos (pie ni siquiera saben ler ni eserebir en rétulo, se meten de políticos no más porque el maistro los hinca en la escuela ó porque alguna vez, el polocía los ha intreducido á la peniten-saria por léperos y lebrones con-tuesudinarios ó por ebrios v borrachos incorrutibles. Ya no es uno dueña de asomar la cabeza á la calle sin ver nn mequetrefe parado en la esquina echando escupitines por el cormillo y (Lindóle el golpe á una vieja de puro, con el sombrero