DE LA RELIGION. 87 á mano armada de la población superabundante de Europa? Como si los falibles cálculos de la política-liumaná pudieran preferirse á los sanos principios del Catolicismo, se quiere culpar á la Religion por los errores de la legislación: se quieten preferir las teorías, sin otro fundamento: que el de su.bellezaj á. las •'Conveniencias por muchos afips esperimentadas, sin que tepgan otro .demérito que la antigüedad-que confirma su utilidad y beneficiosr.:se quiere disculpar el mal que ha causado el choque de los partidos políticos con el pretesto de los respetos que se deben y no se tieneig: que se ofrecieron y no se han cumplido á la Religion; y aunque-ésto se escribe con arte para darle aire de verdad; yo no, debo dejarlo-correr sin contestarlo. - Sin necesidad de conmover uno de los fundamentos de la gloria y de -la felicidad de la nación méxicana, que consiste en ser católica; sin necesidad de romper los fueros concedidos á la Iglesia en honor de la Religion y comó'muestra de la estimación que sale debe, México abrió sus puertas á. todos los estrangeros que quisieron venir á trabajar en las artes, en-las minas,.en :la agricúltura, en el comercio; - y si por algunas restricciones • legales ; no .pueden arraigarse en la República sino solo los estrangeros qué sean útiles, moderados, respetuosos y obedientes, la sensatez aconseja admitir á solos estos y no á toda la población superabundante de la Europa, si la colonización abundante y el cultivo de nuestros desiertos nos han de arrebatar la inocencia de nuestras costumbres, la docilidad de nuestra índole, la influencia benéfica de nuestra adorable Religion y sus positivos bienes, preferibles á cuantos puedan ecsa-gerarse en el orden social, de que es el único fundamento sólido el Catolicismo: Meíeste modo se: ven llenas las poblaciones, y con especialidad esta capital, de estrangeros que quizá profesan otras secutas, y sin establecer da tolerancia, ellos han sido admitidos, sin qúe la Iglesia ni el Clero los hayan molestado, antes bien tratándolos, sirviéndolos, y guardando con ellos todas las reglas de la política sin lastimar los derechos de la.Religion, ¿puede ecsigirsé otra cosa al Clero católico sin obligarlo á faltar á sus deberes? ¿puede acusarse sú conducta de peijudicial á los progresos sociales, cuando ha sabido poner en armonía el trato en lo político con los estrangeros y la conservación de sus principios: ortodoxos? ¿Se quiere mejor contestación al infundado aserto del Sr: da Rosa?1 En- hora buena que esté en su corazón y en sus principiosbltolerantismoréligioso; pero que no los vierta como acsiomas del gobierno, porque soló’lograría enagenarle las voluntades de un pueblo que amá el Catolicismo, no por sus-preocupaciones, como dice el mismo, sino; por la incontrás-