I? r ) j ) i I > temente en sus respectivos botares. Hablan dejado loe horrores de la tempestad y todo estaba calmado y pacifico. Desaparecieron sus temores y en sus rudos rostros se vela una sonrisa de alivio y de gratitud. Este es semejante al cuadro que pinte el salmista en este pasaje de las Escrituras. Describe la paz y el contentamiento que experimentaba en su corazón cuando se apartaba de la tensión del mundo en que vivía y entraba a la casa del Señor. El salmista testificó que siempre salía de los servicios de adoración con nuevo ánimo. Encontraba un nuevo propósito en la vida porque obtenía un nuevo concepto de la bondad y grandeza de Dios en aquella experiencia de adoración. En un mundo tan lleno de tribulaciones y disturbios no podemos esperar vivir en paz si no nos proponemos formamos el hábito de adorar al Señor en su casa con regularidad. Oración: Señor nuestro, bendice a nuestro pastor en la preparación de los servicios del día tuyo. Amén. 8. 19 de septiembre: Orando por misericordia, Salmo 85:1-7. Un juez de un pueblo pequeño tuvo que juzgar a un joven cuya madre era tina antigua amiga de su familia. El joven resultó culpable y le dieron la pena de pagar una multe bastante grande. Algunos días después aquella madre le escribió al jues dictándole que ni ella ni su hijo podrían conseguir el dinero para pagar la multe, y le pedia que si podía cancelara aquella multa y dejara libre a su hijo. Después de pensarlo mucho el juez escribió lo siguiente a la señora: "La justicia demanda que su hijo pague por su culpa. Tengo que ser justo, pero puedo ser más que justo, puedo ser misericordioso. Ya que hemos sido amigos por tantos años le envío mi cheque personal para que cubra la multe". Dios es justo —pero es más que justo. Cuando quebrantamos las leyes de Dios tenemos que pagar por nuestra transgresión. Hay sólo otro modo de libramos: Volvernos a Dios arrepentidos de nuestros pecados, y decir como el salmista: “Mués-tranos tu misericordia, oh Señor, y con-cédenos tu salvación". Oración: Te damos gracias, oh Dios, por la dádiva de tu Hijo, por quien podemos obtener gracia y misericordia. Amén. D. 20 de septiembre: El Señor hablará paz. Salmo 16:8-13. El tema de la lección de la escuela do- 44 minigal de hoy es: “La Promesa de Paz". Este promesa fue hecha a los hombres por medio de ¡os profetas muchos siglos ha. Fue hecha otra ves cuando Jesús nació y los ángeles cantaron: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres" (Lucas 3:14). Sin embargo, han pasado los siglos, y al parecer el mundo está tan alejado de la paz como nunca. La gente del mundo no ha reclamado la promesa de Dios, ni ha cumplido las condiciones para que se cumpla esa promesa. La paz de Dios pertenece solamente a los que confían en él. Tal como dijo el salmista: "Ciertamente cercana está su salud a los que le temen; Para que habite la gloria en nuestra tierra". Oración: Concédenos, Padre nuestro, que se dé cuenta la humanidad de que el único camino a la paz del mundo es la fe y la rectitud. Amén. Leeeión de la Escuela Dominical para el 37 de Septiembre. Tftale: El llamad» de Dios a la Fidelidad. Pam>: Maiaquías. L. 21 de septiembre: Ofrendas no aceptables, Malaquías 1:6-8, 11. Faltaba una semana para Navidad, ün muchachito con todos sus ahorros había ido a la tienda a comprar regalos a sus amigos. A la dependiente le cayó en gracia al ver cuán satisfecho quedaba el niño con lo que ella le sugería. Parecía quedar contento con tal que fuese un regalo. Al fin la dependiente le preguntó: “¿Hay otra cosa que quieras?" "Si", contestó el niño, “hay otro regalo que deseo comprar: pero este tiene que ser algo especial, porque es para mi mamá". La dependiente no pudo resistir la tentación de hacerle un cariño al niño, al decir: “Cuánto me gustaría tener un hijo como tú, un hijo que cree que su madre merece sólo lo mejor". En el Antiguo Testamento Dios recordó continuamente a su pueblo, por medio de los profetas, que las ofrendas que le hacían a él tenían que ser sin mancha. Cuando llevasen algo al altar que no fuera de lo mejor indicaba que no daban el primer lugar a Dios en sus vidas. Dios merece sólo lo mejor. El nos pide a todos lo mejor de nuestros pensamientos, nuestros mejores esfuerzos, nuestros mejores años, todo lo mejor de nuestras vidas. IL HOGAR CRISTIANO Oración: Padre celestial, confesamos delante de ti que mereces lo mejor de nuestro amor. Amén. M. 22 de septiembre: Mensajero del pacto, Malaquías 3:1-4. En cierta ocasión el Dr. Jorge Truett predicó a los vaqueros de su país y los instó a dar el primer lugar a Cristo en sus vidas. Al terminar el servicio uno de los hombres se le acercó y le dijo: “Doctor, yo quiero que usted haga una oración de dedicación". Suponiendo que el vaquero deseaba dar una ofrenda material a la causa de Cristo, el Dr. Truett le preguntó: "¿Qué desea que le dedique?" El hombre contestó: "Deseo que usted me dedique al Señor. Yo quiero inclinarme aquí y decirle a Dios que tomaré mi lugar, que aceptaré mi mayordomía. Y cuando usted termine yo oraré". Este hombre se había dado cuenta de que antes de traer dádivas y ofrendas materiales al Señor, tenía primero que rendirse él mismo. Malaquías habló de la venida de un mensajero del Señor, indicó que el pueblo se inspiraría a dar ofrendas a su Dios; pero antes tenían que ser limpiados de sus pecados, tal como un refinador afina el oro y la plata. Sólo entonces, dijo el profeta, "será suave" a Jehová la ofrenda de Judá y Jerusalem. En el servicio de Cristo la dádiva sin el dado** **s deficiente. Oración: Ayúdenos, oh Señor, a hacer posible poner sobre tu altar la dádiva más grande: un corazón contrito. Amén. M. 23 de Septiembre: ¿Robará el hombre a Dios? Malaquías 3:8-12. Un pastor predicó un domingo por la mañana sobre el diezmo. Durante la siguiente semana visitó a uno de sus diáconos más ancianos, quien le dijo: "Pastor, a mí no me gustó su sermón del domingo. Yo soy cristiano del Nuevo Testamento y no me siento obligado a seguir las enseñanzas del Antiguo Testamento". El predicador no comentó sobre lo que le dijo el anciano, y comenzó a hablar de las experiencias del diácono como agricultor. Después de un rato le dijo: "Hermano diácono, ¿cuánto tiempo hace que no levanta una cosecha en domingo?" El diácono con indignación le dijo: “Pastor, yo no trabajo los domingos porque el Buen Libro dice: ‘Acordarte has del día de reposo para santificarlo*". El pastor se sonrió y le preguntó: "¿Y eso se encuentra en el Nuevo Testamento?" "No señor", contest j el diácono, "eso EL HOGAR CRISTIANO está en el Antiguo Testamento". Después de meditar unos segundee el diácono dijo: “Usted ha ganado, pastor, comenzaré a dar el diezmo". El cristiano que no diezma se está robando a si mismo una bendición espiritual. Si honramos a Dios con nuestros diezmos y nuestras ofrendas, él nos honrará. Oración: Señor nuestro, confesamos que todo lo que poseemos te pertenece a ti. Amén. J. 24: El remanente fiel, Malaquías 3:13-18. Durante una guerra civil una ciudad no se decidía a qué partido seguir. Cuando llegaban los soldados de un partido levantaban la bandera de ellos, y cuando pasaban los soldados del otro partido alzaban la bandera de éste. Con el tiempo su indecisión y duplicidad llegó a conocerse, y el resultado fue que los soldados de ninguno de los dos ejércitos los respetaban. No podemos ser neutrales en nuestra actitud hacia Dios y Cristo. O estamos al lado de Cristo o en su contra. No hay posición intermedia. Cada individuo debe saber a qué lado está en el asunto del amor a Dios y la devoción a Jesucristo. Además, nuestros amigos y vecinos deben saber también a qué lado estamos. Deben ver en nuestras vidas que tenemos un punto de vista diferente del no creyente; que pensamos diferente porque procuramos pensar como Dios. Oración: Padre nuestro, haz que nuestras vidas brillen en tal forma delante de los hombres que influyan en los demás a querer seguir tus pasos. Amén. V. 25 de septiembre: "El sol de justicia", Malaquías 4:1-6. Hace algunos años, en algunos lugares los niños tenían un modo de avergonzar a los compañeros de clase que hacían trampa en la escuela. En camino a la casa los rodeaban y les gritaban: “¡Los tramposos no prosperan! ¡Los tramposos no prosperan! ¡Los tramposos no prosperan!" Esto era muy duro, pero es cierto lo que gritaban. El malo puede prosperar más que el hombre que trata siempre de hacer la voluntad de Dios. Pero su éxito y prosperidad no dura mucho. Con el tiempo el pecado recibe justa condenación. De la misma manera el hombre piadoso puede tener días de desilusión y de- 47