diantes para que no se matriculen en los cursos que usted ensefta; pero parece que lo he anunciado en ves de perjudicarlo. Creo que yo he sido el único que he perdido.” Así es con la voluntad de Dios, oponerse a ella no es impedirla sino negar su realidad en nuestras propias vidas. Oración: Padre nuestro, ayúdenos a someter nuestras ideas a la verdad para que podamos reconocer suficientemente tu voluntad en todas nuestras experiencias. Amén. V. 31 de mayo: El odio de un hermano. Génesis 27:30-37, 41a. El favoritismo de la madre tuvo mucho que ver con el odio que había entre sus hijos: el mayor amenazó al menor di-ciéndole que lo mataría en cuanto muriera su padre. Desde el comienzo de la historia, el egoísmo ha causado temor, y el temor se ha transformado en odio en los corazones de los hombres. El odio hace que el hombre tenga pensamientos y hechos sanguinarios. Muchas veces cambia el pensar de los hombres. Muchas veces es difícil que el profesor de la escuela dominical, el pastor o el obrero, cristiano entregue su puesto a otra persona y se regocije al ver que otro tenga éxito en aquel puesto. Un joven sintió que no lo querían en su hogar, y empezó a odiar a sus padres, a sus hermanos, y a todos los que lo rodeaban. En la escuela peleaba y amenazaba matar cuando fuese grande. En la universidad tenía un genio insoportable y continuaba con sus amenazas de matar. Este espíritu empezó a aumentar, y más tarde, cuando tuvo que tratar con otros hombres en su trabajo, perdió el genio y le pegó más fuerte de lo que pensaba, a un amigo de él y lo mató, y lo condenaron a prisión perpetua. Oración: Padre nuestro, ayúdanos como individuos y como naciones a aprender a no odiar y a ser bondadosos y no crueles. Amén. S. lo. de junio: Una bendición no merecida, Génesis 28:1-5. Un niño pequeño le dijo a su madre que si pudiese decirle a Dios lo que deseaba. le diría: “Padre amoroso, ámame cuando soy malo." ¿No es esto lo que necesitamos más que ninguna cosa? La revelación más bendita que hallamos en la Palabra de Dios es que él nos ama cuando somos malos y no somos agradables a los demás. No nos abandona ni nos desprecia sino que busca con un paciente amor bondadoso, tratando de sacamos del pecado que nos estropea. Practical Themet Aunque no lo merecemos. Dios no mide sus bendiciones sino que nos las rebosa. Cuando hace una montaña la hace inmensa, cuando hace flores las hace por millones, cuando imparte su gracia, lo hace en abundancia. Al darnos salvación la derrama como un rio que fluye.—Adap- Oración: Haznos más conscientes de tu gran amor, Padre nuestro. Sabemos que no merecemos tus grandes bendiciones. Haz que te alabemos constantemente por medio de las obras que hacemos por tu causa. Amén. D. 2 de junio: Amemos a nuestro hermano; 1 Juan 4:14-21. Un hacendado, en unos servicios de avivamiento consagró su vida de nuevo a Cristo. “He sido un cristiano descarriado e ingrato", dijo el hombre. Entonces relató cómo había vuelto al seno de Dios. Por muchos años había odiado a su vecino. Cuando eran jóvenes éste había perdido un brazo en un aserradero. El doctor dijo que la única cosa que le salvaría sería una transfusión de sangre, así que el hacendado ofreció darle su sangre. Los dos hombres estuvieron acostados el uno al lado del otro por mucho tiempo mientras que un tubo conectaba el flujo de sangre de las dos personas. Las transfusiones en aquellos tiempos eran fastidiosas y difíciles. “No dijo nunca ninguna palabra de agradecimiento", dijo el hacendado. "Odiaba a aquel hombre que aceptó mi sangre y me Ignoró; pero ¿hizo algo peor de lo que yo he hecho? Yo recibí el sacrificio de la sangre de Jesús por mi salvación, y dejé de servirle." Sí, Jesucristo es el sacrificio hecho por nuestros pecados." Oración: Padre celestial, tú que nos diste la salvación, ayúdanos a darte lo mejor de nuestro ser. Amén. Lección de 1* Eeceela Dominical para el » de junio. Título: Hermano» Reconciliado». Pasaje: Génesis 29-33. L. 3 de junio: Cuando remuerde la conciencia, Génesis 28:10-17. Cuando Jacob hizo solo el viaje hacia Harán tuvo tiempo para pensar en su maldad y engaño. Seguramente pensó que el hombre y Dios lo habían desamparado por su propia maldad. En las terribles batallas en la isla de Saipán en el sur del Pacífico, un joven soldado quedó separado de su unidad mi- li HOGAR CRISTIANO 41