"Reocupé, sin que el enemigo hiciera seria resistencia, toda la línea que había tenido antes, efectuando ligeros tiroteos, que duraron hasta media-noche. "Al día siguiente seguí estrechando el sitio, y lo mantuve hasta el día 30," haciéndolo más riguroso. Guando me preparaba a atacar el dominante fortín de la Soledad, como operación preliminar para asaltar en seguida los edificios de la ciudad, que el enemigo ocupaba, éste tocó parlamento y me propuso la entrega de la plaza mediante condiciones, a los que contesté que sólo aceptaría su rendición incondicional. Asi me la ofreció bien luego, y nombré en comisión, para el arreglo de los detalles de la capitulación, al General Figueroa y a los Coroneles D. Manuel González y D. Félix Díaz. El enemigo se rindió a discreción e hzo la entrega el 31 de Octubre. Refund! toda su tropa en mis batallones, y establecí prisiones convenientes para los jefes y oficiales. "Al ocupar la plaza de Oaxaca, di el grado de General usando de las facultades que tenia, a los Coroneles D. Manuel González y D. Faustino Vázquez Aldana, no haciendo lo mismo con el Coronel D. Félix Díaz, por ser mi hermano, sin embargo de que me lo suplicaron sus agraciados compañeros; pero habiendo esto llegado después a conocimiento del Gobierno General, se me envió el despacho de General graduado en favor de mi citado hermano". (Memorias). El vencedor de La Carbonera y de Oaxaca, no sólo estableció prisiones para los jefes y oficiales que se habían rendido: estableció una escuela para niñas. Este rasgo no necesita comentarios. “Había tenido ocasión de ver muy de cerca, en el curso de la campaña, el estado de atraso que guardaba en las pequeñas poblaciones la educación de la mujer, lo cual la hacia egoísta; y esto trascendiendo en la familia, producía naturalmente sus amargos frutos, pues ella en el hogar, cuando no ve más allá que el hogar mismo, entibia los entusiasmos y hasta paraliza los sentimientos altruistas del patriotismo. Así es que juzgué un deber dar el primer paso en la educación de la mujer en Oaxaca; y con este objeto, al hallarme en la capital, después de la rendición de Oronoz, sin embargo de la grande escasez de recursos con que luchaba y de la necesidad de aplicar, de toda preferencia, los muy pocos de que podía disponer a la organización del cuerpo de ejército con que intentaba emprender la campaña contra Puebla y México, establecí, el 2 de Diciembre de 1866, una academia de educación secundaria para niñas, que fue la primera que se organizó en los Estados de la República, y a la cual he tenido la satisfacción de ver después prosperar grandemente." (Memorias) Al rendirse la plaza de Oaxaca, que durante dos años había constituido un importante centro de operaciones del ejército imperialsta, entregó al vencedor 1,100 soldados, el depósito de fusiles y municiones, la maestranza y 30 cañones. Las tropas oaxaqueñas que con tanta constancia y abnegación habían servido, solicitaban un descanso que les fue concedido, quedando en sus pueblos con el carácter de Guardia nacional y listas para ocurrir al llamado del caudillo. La custodia de la plaza quedó encomendada al General D. Alejandro García, con una fuerza de mil hombres, vecinos de la ciudad que voluntariamente prestaron sus servicios. A las órdenes del Gral. García quedaba también el Gral. D. Manuel González, organizando con cuadros de jefes, oficiales y alguna tropa que servía de pie veterano, tres batallones de cazadores, uno de artilleros y una compañía de zapadores. Entretanto, el Gral. Díaz organizaba el Gobierno del Estado y hacía importantes preparativos para su proyectada expedición sobre Puebla, expedición que había resuelto emprender en cuanto hubiese exterminado los res tos imperialistas, que aun quedaban sobre las armas en Tehuantepec, a fin de no dejar a retaguardia enemigo al-rnootiy» pudiera eetorbarie o marchar sobre sus huella! y ol 12 de pcfembre de 1866, con 1,100 hombres y tres piezas, rayadas, de montaña, Salió sobre Tehuantepec, contra el Coronel D. Remigio Toledo, que con unos 2,300 imperialistas guarnecía dicha plaza. "Ejecuté mi marcha sin novedad hasta jalapa, ocho leguas antes de llegar a Tehuantepec, y allí supe por mis exploradores, que el enemigo tomaba posiciones ventajosísimas en un lugar llamado “El Tablón," a la margen izquierda del río de Tehuantepec. En consecuencia, al emprender mi marcha el día sguiente, 13 de Diciembre, hice una desviación a la izquierda, tomando el camino , que conduce a La Chitova, con objeto de evitar el paso por un camino hondo, con altura ocupada por el enemigo a un flanco y con el río al otro. Por tal medio podía ocupar la ciudad de Tehuantepec, sin combatir, caso de que Toledo siguiera en sus posiciones, o si las abandonaba para evitármelo, lucharíamos en terreno que no fuera ventajoso para él." (Memorias). Al ver Toledo que la columna del General Díaz se había desviado por el camino de La Chitova, se lanzo sobre su retaguardia, pero el jefe republicano, sin suspender su marcha, se limitó a ir tiroteando la cabeza de la Columna enemiga; y al encontrar a su paso un arroyo, dejó emboscado allí el batallón “Libres de Oaxaca, mandado por el Coronel Félix Díaz, con orden de atacar por la espalda a las tropas imperialistas, una vez que pasaran, y en el momento en que las fuerzas republicanas diesen media vuelta sobre ellas. Poco después de haber pasado el arroyo, se encuentra el Gral. Díaz en un lugar despejado de monte, que aunque en plano inclinado, le párete apropiado para el combate; vuelve allí caras de improviso contra el enemigo, que le sigue de cerca, y al estampido de los cañones, anunciando que ha llegado el momento decisivo, sale D. Félix Díaz de su emboscada y carga a la bayoneta sobre la retaguardia de Toledo, a la vez que D. Porfirio carga, también a la bayoneta, sobre la vanguardia. Sorprendido Toledo, busca la salvación en el tupido monte, formado casi todo por una variedad de cierto ar-' busto, cuyo nombre vulgar, uña de gato, justifica lo agudo de su corta y curva espina. Comprendiendo que te persecución no debe hacerse en aquel monte, limitase el Gral. Díaz a levantar el campo, recogiendo las armas abandonadas por el enemigo, y llevando consigo los heridos de una y otra parte y 98 prisioneros, prosigue hasta Cuevea, donde pernocta. Al día siguiente, 14 de Diciembre, llega a Tehuantepec, sin hallar resistencia y ocupa la ciudad. “Dos días después de haberla ocupado, supe por mis exploradores que un núcleo considerable del enemigo estaba en Tequisixtlán; me dirigí a ese pueblo con 300 hombres, y después de una marcha de toda la noche, llegué a él, a las siete de la mañana del día siguiente, en momentos eri que los cohtVáriós lo abandonaban precipitadamente; les hice algunos muertos, no pudiendo perseguir a los fugitivos en la larga distancia, porque como todos ellos eran de la localidad y acostumbrados a la selva, que en el Istmo es montuosa y espesa, se dispersaron completamente en los bosques para evadir la persecución. “El día 18 tuve conocimiento en Tehuantepec, adonde había regresado, de que el enemigo se estaba reuniendo en una selva inmediata a Jalapa. Verifiqué otra batida, que dio por resultado hacerle algunos muertos y la captura de 38 prisioneros. El enemigo volvió a huir sin batirse, y advertí que su número disminuía considerablemente respecto del que advertimos en Tequisixtlán.” (Memorias). DR. FORTUNATO HERNANDEZ.