LA MISION DEL PROTESTANTISMO EN LA AMERICA LATINA CX)N NUESTROS SUPERINTENDENTES Esta tarde leí en una revista católica romana un artículo bastante hábil que trata de la situación religiosa en las repúblicas latinoamericanas. Parece dominar la creencia de que la América Latina pertenece espiritualmente a la Iglesia Católica Romana, y que los protestantes se mezclan en un pro-selitismo impropio al invadir ese campo. Nadie negará que según la historia esos países son católicos, y que aquella Iglesia ministra a la mayoría de sus habitantes, al menos en la extensión que lo hace . cualquier otro grupo religioso, pues se encuentran grandes áreas de la población en las cuales la influencia religiosa de cualquier denominación es débil. Los protestantes razonables concederán que las iglesias evangélicas han fracasado con frecuencia en dar el cálido emocionalismo y el aprecio estético que tanto significan para el temperamento latino. Los protestantes, por supuesto, tienen tanto derecho en la América Latina como los católico-romanos en la América anglosajona; esto es un perfecto derecho. Lo que verdaderamente importa es que cada grupo religioso contribuya al bienestar del pueblo, cada uno en su propia manera. Estoy convencido de que en estos días de amenazante totalitarismo y defensa nacional el Protestantismo tiene una distinta oportunidad en la América Latina. En todos esos países hay dos tendencias, dos ideologías, dos partidos: uno que pudiéramos llamar liberal, progresista, democrático. Esta manera de pensar se adapta enteramente al movimiento emancipador de nuestros tiempos. El sufragio ha sido otorgado; la educación se ha hecho propiedad de las masas; la esfera de las mujeres se ha ensanchado; la desigualdad se ha reducido, y se han tomado grandes medidas que tienden hacia una realización de la democracia. La otra tendencia no es solamente conservadora sino muchas veces reaccionaria. Los movimientos avanzados, si son reconocidos, son adoptados con bastante recelo. Parece ser que se hacen esfuerzos por mantener tanto como sea po- Pigina 6 sible un régimen de distinción de clases y privilegios especiales. Se desconfía de la democracia. Ahora bien, entre los católico-romanos hay muchas almas verdaderamente liberales. Ellas se unirán a las masas cuando el llamado se imponga. Cualquiera puede, como yo con frecuencia lo he hecho, trazar mentalmente los acontecimientos ocurridos en la América Latina desde hace más de un siglo y eso podrá mostrar, sin lugar a duda, que la Iglesia Ca-tólica-Romana como institución se ha puesto al lado de las clases altas y dominadoras en contra de las masas, y ha tratado de restringir el elemento liberal. Es ciertamente posible para los protestantes ser reaccionaros. Desafortunadamente en los Estados Unidos el capitalismo está profundamente plantado en iglesias protestantes, pero el genio y la misión del Protestantismo son por la libertad. Concretamente, se encuentran entre el elemento evangélico en los países de la América Latina individuos conservadores y recelosos que resisten las innovaciones aun cuando definitivamente sean en el interés del mejoramiento común. No obstante, la mayoría simpatiza con los movimientos progresistas y se afianza de las libertades que a nuestra manera de pensar son esenciales a la vida democrática: la libertad de conciencia en religión, la libertad de la pluma y la palabra, y la libertad de asamblea. Cuando el mundo se enfrente con las alternativas de esclavitud y libertad, es evidente que los cristianos evangélicos de la América La-stina no encontrarán ninguna dificultad al determinar la dirección de sus intereses y simpatías. Toda tendencia y movimiento liberal den-tío de la Iglesia Católica Romana debe ser reconocido y favorecido, pero la grande oportunidad de los cristianos evangélicos debe ser unir integralmente su influencia tras de las fuerzas que trabajan por la libertad. Este es un gran servicio que el Protestantismo puede prestar a la América Latina. John C. Granbery San Antonio, Texas. Del informe anual presentado por nuestro hermano José Espino, Superintendente del Distrito del Sur, extractamos las siguientes palabras: En verdad el tiempo vuela. Este • es nuestro segundo año en la superintendencia dél Distrito y ni parece sino que han sido dos meses. Especialmente este año turbulento en la historia de la humanidad, con tántas guerras y rumores de gue-' iras y toda su corte de acontecimientos anormales, se ha deslisa-do rápidamente, en medio de una lucha santa, heroica, sublime, por z la salvación de las almas y el ex-tendimiento del Reino de Dios. Como es bien sabido, nuestro Distrito comprende un territorio de más de 22,500 millas cuadradas de extensión, abarcando toda la parte más al sur del inmenso Estado de Texas. Este año viajé por todo el Distrito más de 30,000 millas, totalmente en automóvil. Tuve el privilegio de dirigir 7 semanas de servicios especiales en siete iglesias diferentes. Serví de instructor de dos Cursos de Adiestramiento en los que participaron seis iglesias unidas. Este año, pudimos con la ayuda de Dios organizar más el Distrito, poniendo al frente de las diferentes causas una persona interesada que las estimule. Las Mujeres de la Sociedad de Servicio Cristiano dieron un gran paso al organizar debidamente la Zona de Corpus Christi. Los Laicos están bien organizados ya y acaban de publicar un interesante folleto de 2000 copias conteniendo todo el trabajo, planes y actividades del Director Laico del Distrito. Los jovenes son los que están mejor organizados y con gran animación efectúan sus reuniones tanto de Distrito como de cada una de las Tres Zonas en que están divididos. La obra de la Educación Cristiana va adelantando. Muchas iglesias han tenido Cursos de Adiestramiento y casi todas organizaron una Escuela Bíblica de Verano. El Evangelismo ha recibido un buen impulso con una Campaña de Evangelismo en cada campo y una buena cosecha de almas ga- ■1 ííll TUESDAY, MAY 4 2004