. EL TIEMPO. PERIODICO DEDICADO A LA POLITICA Y PROGRESO DEL PUEBLO NEO-MEXICANO. XV LAS CRUCES, N. M., SABADO, SEPTIEMBRE 30 de 1809. NUM. 89 IXKAAT1TA DBjUA» MJD- Aoabe deorgealuree «n F/an »ie one eoeleded de eeborilae con el objeto de trebejar en favor de le libertad de le mtijer teepecto del melrimonio. Eae atrevida itúdaüfe be oceoionedo one verdadero re-voloeióa, puee tiende nade me-Boe que á ooneeder á le mujer derechoa ebaolutos pare heeer íoainoecionee emoroaa*. Le regle corriente he eldo, deede hoce mocho tiempo, qoe ■ea el hombre el que pide eo matrimonio á le mojar. Peee bien, eae ooetombre, i loioio de lea Jóvenee, ee talole-geble. Dicen ellas que el papel poelvo qua hacen en le vida lea xiondana i cacarse aolamanta enando lee btumen, tal vea con petar na» qn* oo lee eon del todo eimpítinaa; roiaotrae qoe por el contrario, ai *liaa tienen le facultad de buscar el ideal que apetecen, lo hellerín á au guato y procto. En un» palabra, lea oefioiltae de la eociedad pretenden convertir á la muj»-r, de peeive, eo elemento activa. Aeí, por ejemplo, la aeüorita Blanca, une robla simpática, lis rielo varias vecen en los bailee A "Mr. Eroesto, Jó» en de seis piée de estelara, talle de Héroo lee y que tiene ona magnjfloe barba negra, el ideal de la her moca nifia. La aefiorita Blanca oo vacila. Busca á Ernesto eeando acaba de hallar ona polka oon una rival tal ves, y acaba por encon trarlo en un •aluaeito ro itaiio. Blawea.—jüna palabra por favor, caballero Eroeeto. Emulo (ruborjsado)—(Solo aon usted en eete aalonf Yo no /Maaca—Qióleee acted, de la explicar ión qne deseo tener con ueted depende la felicidad EmeMo (moy perplejo.)-Sin duda, eefioriu, pero......oil Bloat*.—Deje uauJ tranquila A so mamá y eeoocbeme por piedad. (Caballero Ernesto, yo amo á ostedl Pero oon honestidad, se entiende, pues deseo nada menos qoe hacerlo el rom pafiero de mi vida. [Y ee arroja sopUcanU á sos pié».] Caballero Ernesto (quiere usted aer mi marido! jEnieate (oon el dedo en la bora y en aire esquivo.)—¡Seüoriu B/tmos.—lConteeleme ¡oM digs una palabra, ana ñola. Emwto [balbadente.]—.Pero , ... yo ... . digalo á mamá! Blaeoa,—Al meaos de usted ona eeperausa, amado Ernesto; déjeme en la creencia de que no 1» repugno oi le caneo aversión. Hable acted, por favor. Ertwlo [metlAndoee •! dedo en la boca.)—Obedecerá a au- Bteu» [leventáudosej- ¡Ati, gradas, Ernesto! IMochaa gra-niee! Abráceme usted. Em«ete [rojo como ona amapola.]—.No tan pronto, eefiorlta. geo será después de la oereme- ois. No daté un solo beso mientras no hayamos cambiado loe anillos. 1.1 CASA ni LA MAM*. Blanca llega may conmovida y oon traje de etiqueta. Salada y lome asiento. Blabca.—Seftora, vengo temblando de emoción á manlfae-lar á oated el objeto de tale es-perancas! No puedo ver i eo hijo Ernesto sin sentir nna tur bacion inexplicable. Eo ana palabra y sin rodeo», le amo de corason, y me creo capas de hacer so felicidad. En ese caso, tengo el honor de pedir á usted la mano de so querido hijo. La mama.—A la verdad, señorita, eo petioioo me lisonjea y honra. No veo nada que se oponga á ese matrimonio si mi hijo consiente. Uusca [ooo vi vasa ]- (Oh, creo estar segura oon su conven limlenlu! La MAMA.^iOb! ¡Bab! el hl-pocritillo; nada me había dicho Blaxoa.—Timideces de cándido msncebol La mama.—.Y bien, eeftorit», aotoriao á ueted para hacerle el amor. A partir de hoy, usted aerá siempre recibida en esta casa [llamando] ¡Erneatul ¡Er- EaNEaro [entrando.]—|Q