204 LA VIOLETA rible á todas las distracciones de afuera, Y, /sabéis, cuál es el auxiliar mas constante, poderoso y benéfico para ejercer esta bella y' sencilla poesía? Este auxiliar es el trabajo, porque la ocupación continua conserva la tranquilidad en el espíritu de la mujer, le acarrea consigo una grata calma y dulce quietud para pensar como ro dearla aun mas, de mayores atracti vos. Mientras que la ociosidad, sien do su mas cruel enemigo, vicia y en durece su corazón, embota su intel i gencia, adormece sus delicados ins tintos, y hace, en fin, á la mujer pro sáica yr materialista, ¡Desgraciado el hogar, donde no existe esta indispensable y linda poesía! Sofía. H. Matamoros, Agosto 4 de 1889. Invierno. Zumba el viento, la campiña despoja De su rico atavío y galanura; Y un tapiz dorado de mullida hoja Se extendió por el soto y la llanura. ¡Que triste es el invíerno!...A nuestros ojos Se presentan los árboles desnudos: Y en el seco ramaje y los rastrojos, Encrespados los pájaros y mudos. Ya no acaloran los amantes nidos, Que efrecieran de amores todo un (cielo Arrancados de cuajo y destejidos Ruedan entre malezas por el suelo. En el encapotado firmamento, Por entre nubes de color cenizo, Riela en su órbita el sol amarillento, Hundiéndose en crepúsculo indeciso. Arrecian más y más los copos blán-(cos En las altas montañas y en los prados, Cubiertos de nieve los barrancos, Refleja la blancura en los tejados. Reviste abrillantada los breñales: Se amontona abundosa en ventisque-(ros, Blanquean los zapotes y zarzales; Y se borran los atajos y senderos. Lejos del mundo efímero,mezquino Y entregado á su rústico aislamiento, Se alza el techo que abriga al carnpe- (sino Del frío, de las lluvias y del viento. Allí en su reducido hogar espera, Como esperan la adelfa y la semilla Que, venga Flora á despertar ligera A la natura espléndida y sencilla. Esperan que terminen las neblinas, El desluce, la escarcha, el cierzo he-(lado; Que torne la estación con golondrinas A reanimar el valle desolado. /Al volver la canora primavera Despertarán mis alegrías yertas.. . ? ¡Ay! no, la calma y la esperanza en-(tora Yacen en mi alma para siempre (m uertas. Isabel Leal de Martines. General Teián, Enero de 1894. La tolerancia debe ser una de las virtudes que procure todo ser vivien te, perdonar las faltas agenas y ser consecuente con los necios, es otra virtud que muy pocos la poseen, por una falta que cometen con nosotros recompensamos mil.