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¡AVANTE!
Díoh y la Biblia
Antes de entrar de nuevo con la Biblia, quiero hablar dos palabras más, no sobre lo pasado sino sobre loq’ nosotros los que llevamos la cruza cuestas, debemos de hacer, q’ es desechar de nuestra mente la fal sa ideaq’ tenemos de la vida futura; dándonos cuenta de una vez para siempre, de q’ no hay más vida que ésta. Las substancias que constituyen nuestros cuerpos no vienen de «ultratumba*,- y de consi--guiente nada tienen que ir a buscar allá.
Además, la palabra de «ultratumba* no tiene ningún sentido. Nosotros como nacidos de padres supersticiosos, miramos la muerte con un horror indecible, a cau°a de que en nuestra niñez, nos han llenado la cabeza de fantasmas imaginarios; y en cambio, la muerte no es más que la descomposición o disgregación de la materia orgánica o las substancias de que estamos formados. La muerte sólo existe en apariencia, pero no en la reah <hd, pues las substancias que nos constituyen ana vez disgregadas de nuestro Cuerpo, van a formar otros cuerpos. Y no sólo vari a formar otros cuerpos después de que morimos, sino que en vida nosotros, se están desprendiendo de nosotros mismos continuamente substancias que van a formar y a dar vida a otros cuerpos, de donde vienen nuevas substancias a dar vida el nuestro. De n-cdo que las substancias oue hoy forman nuestro cuerpo, ya antee han formado parte <1: diversos cuerpos, y lo que hace un paco formó nuestro cuerpo, está ya forui°’jdo parte de otros. Por esta razón, no podemos decir, que una cosa pertenece a otra, porque nada es de nadie. sino que todo pertenece a la vida universal. Por éso las palabras «tuyo» y «mío* no caben dentro de la lógica natural
Con rnflpecto al cambio continuo de los qu^rpos, me dirá el lector que él ve hoy las mismas cosas que cuando era pequeño. lo que parece que no deja de tener razón, también ve en el jardín la misma clase de florea que veía hace veinte años; pero no se da cuenta que esas plantas q.ie producen la« mismas flores se han renovado infinidad de veces.
La mejor y principal parte de nuestra vida eg el aire,—no hay que olvidar que ias «u Wandas' se complementan, las unas sin ias otras no valen—del cual inspiramos un litro por cada inspiración. Según algunos fisiólogos, respiramos de doce a quiuce metros cúbicos de aire por cada 24 horas," y según otros, 10,000 litros diariamente, de lo cual la quinta l'-.y.e ee oxígeno.
AÍ?\.ra bien, 10,000 litros de sangre pasan por nuestros pulmones y el corazón cada 24’horas, (Dr. Gley),una pulsación del corazón < contracción-dilatación) deja pasar 60 gramos de sangre.
Es indudable que esos 10.000 litros de sangre que diariamente pasan por núes tras venas (la sangre recorre todo nuestro cuerpo dos veces-por minuto), no están resguardadas exclusivamente para cada uno en particular. Para que el aire que uno inspira no fuera inspirado por seres anteriores, hubiera sido preciso que antes de aparecer el reino anima), alguien se hubiera ocupado de embotellar el aire que tenía que respirar cada uno. Así es que nosotros, nos alimentamos con el aire de que se han alimentado otrog seres anteriores a nosotros. Como que el oxígeno una vez inspirado ee transforma en sangre, resulta que la sangre que corre por nuestras venas, ha corrido antes por las venas de otros animales, pues para la naturaleza no hay diferencia.
Los cuerpos están en continua descomposición y reorganización; no habiendo nada estable, fijo ni quieto, sino que todo es movimiento y cambio.
La vida nos enlaza a unos con otros, y no hay que creer que vivimos aislados, y q’ cada uno tiene un rincón para sí, como creen los estúpidos reyes que nacieron para estar sentados en un trono, y decirle o llamarle a los demás; «nuestros vasallos*. Tampoco debemos forjarnos la ilusión de que somos superiores a los demás animales, porque si bien ee cierto que lo somos en ciertas cosas, no lo somos en otras. No cabe la menor duda de que el hombre haya progresado y progrese, pero tampoco se puede negar que en medio de tanto progreso, el hombre es actor y espectador de las más horribles tragedias, como son: las guerras, la explotación del hombre por el hombre, el hambre, la miseria, el robo, el dolor y la degeneración casi total debido a este régimen burgués y teocrático que retrasa
Dt Espilla
cri«ÍH del ItmBcJo 3,- t.i actitud «d«s lo— MojilíHtaM.
La situación crítica de la clase üa-bajadora en España, poco a poco va alcanzando a otros sectores sociales. , Las regio e. que fueron por sus industrias, lugares de atracción para los obreros de Castilla y Galicia, hoy son las más castigadas. Paralizadas sus industrias, y dando como consecuencia un gran número de desocupados, los desocupados obreros forman intermina bles carabanas de vencidos que imploran la caridad pública de puerta en puerta, último baluarte para un pueblo cobarde que acepta de grado la abyección antes da decidirse a apoderarse de una porción reducida de lo que le corresponde.
Los socialistas directores de el Sindi-dicati Minero Astuiiano, en lo que a Asturias se refiere, que es la región más caetigada por la crisis de trabajo, durante el período de proceso de esta crisis, han sido partidarios en todo momento de la no-declaración de huelgas, asegurando por este medio a la clase burguesa la seguridad de poder impunemente mermar los salarios, despedir par centenares los obreros más viejos, como «e desecha una máquina inútil y aumentar en una hora la jornada de trabajo. En aquellos momentos difíciles, la totah.iud de los obreros se rebelaron contra la- oispo-siciones del Sindicato Minero AstuLa no, pero sus directores fuere n los pri meros en aconsejar ir al trabajo, yendo ellos mismos,—los que aún trabajan—al trabajo para dar el ejemplo.
Perdida la huelga fueron seleccionados un gran número de obreros, de los más significados, pues, al inti nsi-ficar la producción, quedaron en la calle algunos miles más d? trabajadores. La promesa de los líderes socialistas «de que aumentada la hora de jornada no quedaría ningún obrero sin trabajos resultó lo que tenía que resultar por fuerza, que aumentadas las horas de trabajo, se aumentó la producción y los patronos iniciaron los despidos en masa. Entonces decían que.no. ara posible la huelga, por muchas razones que ellos estimaban justas, no obstante ir todas ellas contra la clase obrera.
. Han pasado apenas 10 meses y el ! tiempo nos viene a dar la razón a Jos ¡ que-opina moa de distinto modo.
. ..No obstante las disposiciones del I Decreto Ley que si mal no recuerdo, ' en el artículo 3» dice que a los obreros, 1 en c imbío, se les asegurarán seis días de trabajo a la semana, los patronos iniciaron nuevamente la ofensiva, haciendo perder a los obreros de las minas 3 días a la semana. Los repre sentantes del Sindicato Minero Asturiano, en el último de sus viajes a Madrid, hablaron con Primo de Rivera, el cual lea contestó que 15 días al mes de trabajo valían más que nada. Con esta frase ambigua superficial cerró la interpelación de sus colaboradores. Estos despechados se propo nen ir a la huelga general en protesta contra la entrada del carbón inglés, huelga que beneficiará a los patronos y a los comerciantes más que a los obreros, si examinamos los intereses de cada clase.
Los mineros que no supieron defender con una huelga decisiva sus conquistas en el terreno económico, y moral. que en momentos difíciles cuando «e debe ie pensar en la reducción de la jornada, yiero como se les disminuía el precio de arranque en un 12i porciento y se les aumentaba una hura de jornada, hoj se encuentran con q’ los patronos,quier es quieren mantener altos los precios de sus carbones, los quieren lanzar a la huelga, y para éso los hacen perder días, a fin de sitiarlos ñor el hambre, convencidos de la actitud pasiva y obediente de la clase trabajadora.
La causa principal de la crisis actual, no es la competencia del carbón inglés, por el contrario, es la mala administración de las industrias españolas, incapaces de producir barato. Las empresas españolas, además de los muchos parásitos costosos e inútiles con que cuentan en el orden técnico y administrativo, cuentan con gran numero de frailes y monjas que viven a exoensas de la industria.
el progreso, y que hizo y hace degenerar a la especie humana, lo que no se ve en loa demás animales. Que haya unos cuantos sabios y filósofos, no ee lo bastante para decii que el hombre ha progresado moralmente, porque unos cuantos no constituyen toda Ja sociedad humana, sino una parte. Y aunque esos mismos sabios se han sacrificado escribiendo para que el pueblo ee instruya, pero el pueblo se hace sordo y ciego y no oye la voz de los que lo quieren educar. Cuando a veces parece que el pueblo quiere ver, entonces la Iglesia ee interpone, diciéndole que los libros de Jos hombres científicos, son libros de hombres sacrilegos; y entonces el pueblo ignorante, tira el libro, y se va a lavar las manos con agua bendita. De aquí resulta que cuando oye hablar de un sabio, es como si oyera hablar de un enemigo terrible.
Sabemos que el hombre era en sus principios una fiera, aunque yo prefiero ser fiera y no esclavo. Y casi me atrevo a decir que el hombre está domesticado, pero no civilizado ni educado, porque dentro de una civilización no puede ca ber servidumbre ni esclavitud. Para llamar civilizado, al hombre, hay que llamarles a los demás animales también, porque si el hecho de vivir en sociedad es bastante para ser civilizados, muchos animales también viven como nosotros, socialmente, y aún mejor, porque en sus sociedades no hay esclavos ni tiranos como entre nosotros. Cuando formemos una sociedad como la de las hormigas, entonces podemos decir con arrogancia que «estamos civilizados»; pero mientras no suceda éso, lo mejor es estarnos callados.
Los demás animales viven de acuerdo con la naturaleza, pero el hombre ni vive de acuerdo con la naturaleza ni con sus semejantes. El estado a que ha llegado el hombre es repugnante; se ve la tiranía de una parte, y la humildad de otra; de modo que los unos se hacen imbéciles por tanta humildad y los otros de tan tiranos que son. ya no tienen dignidad, honor, vergüenza ni criterio, pues son tan fanáticos y dañinos, que creen que si dejan, de gobernar al mundo se queda éste en tinieblas; sin reconocer que ias más negras y h orrorosas sombras'- de la especie humana son ésos que bajo las palabras clero y gobierno, abrigan las ideas más espantosas. Si por una ley natural fuera preciso viyircon gobernan tes, hubieran nacido éstos antes que el hombre, para gobernarlo, como el aire fué anterior al hombre para que al aparecer éste, tubiera que respirar. Entonces sí, podíamos decir que los gobernantes son necesarios; pero como estos parásitos aparecieron mucho despuér del hombre, y en el seno de la sociedad podemos decir qué están por demás, aporque así como en un principio vivió el hombre sin éllos, puede vivir hoy también. Como dijo Cervantes «en casa llena presto se guisa la cena». En una sociedad llena de riquezas acumuladas por fuerzas agenas, cualquiera gobierna.
¿Por qué los trogloditas no tenían gobernantes? Porque aún el hombre no sabía extraer las riquezas de la naturaleza para que el que gobernara se pudiera rodear de magnificencia. Por éso vemos aparecer a los gobernantes cuando apare cen los productores, no para admini.-trar las riquezas ni gobernara quien las produce, sino para derrocharlas en diarios banquetes	j, MAYO.
___________(Continuará)
LO QUE "QUEREMOS
Queremos abolir radicalmente el dominio y la exploBción del hombre por el hombre; querljuos que los hombres, hermanos por uha* solidaridad constante y decidida, cooperen todos voluntariamente en el bienestar de todos; queremos que la sociedad se constituya con el fin desuministrar a tcdos los seres humanos los medios de alcanzar el máximo de bienestar posible de desarrollo moral y material; queremos para todos: pan, libertad, amor y ciencia.
Y para conseguir este fin supremo cree mos necesario que los medios de producción estén a dbpoeisión de todos, y que ningún hombre o grupo de hombres pue da obligar a los demás a someterse a su voluntad, ni ejercer su influencia de otro modo que con la fuerza <ie la razón y del ejemplo. Por consiguiente, queremos: la expropiación de los detentadores del suelo y del capital para beneficio de todos.	Enrique MALATESTA.
lístala Ceataié
Librado Rivera: Salud.
Le adjunto un vale de un peso para ayuda de nuestro vocero, cuyo Déficit tanto lamento, que quisiera con la vida remediar; si usted viera las condiciones de vida a que se nos estrecha. .. ,¡A.h, compañero, ya es insufrible! Mucho más cuando en este pueblo ni siquiera ha soñado nadie que pueda existir un rayo de luz; donde nadie sabe qué cosa será escuela, exceptuando uno que otro bnrgués que ha venido a medrar a la sombra más tenebrosa de la ignorancia; donde hay hombres que se jactan de trabajar desde la madrugada hasta el obscurecer por una miserable recompensa que no ee puede decir que les produce para comer.
En estos dos últimos años ee implantó una escuelita mixta, en donde todovía se entretienen las señoritas profesoras en enseñar a los niños recitaciones a la vit gen Muría y otros disparates por el estilo; cultivando siempre el servilismo e infundiendo el error, de donde saldrán hombres y mujeres unas bestias más domesticadas que las que sirven de maestras.
Tengo una niña de ocho años que comienza sus primeras letras, y la que si no hay para élia preocupación alguna p-T su estudio, resultará, sí. por castigarla, porque nació fuera de creencias y prejuicios religiosos, y no la pueden hacer que bese los monos de barro. Sin embargo, me llenan de satisfacción sus contestaciones inocentes, pero sabias.
Le pregunta la profesora: ¿Gres en Dios?
—No, señorita.
—¿Por qué?
—Porque no hay.
—¿Qué no ves ese cielo?
—Sí; pero es espacio.
—¿Por quién comes?
— Por mi mamá que lo hace y mi hermano que trabaja.
—¿Nocomes por Dios?
—No.
—Tendrás que pedirle perdón; adóralo.
—No, porque es de tierra.
—¡Te condenarás!
— ¡Qué le hace! Todos los pebres estarnos.
Por último terminó el diálogo con un castigo, y la pobrecit» vuelve de la escuela renegando de la Señorita profesora, suplicándome no la mande más a la escuela.
¿Qué le narece compañero? Sufrimos hasta la injusticia de querer obligarnos a creer en lo que no nos podrán hacer sino por la fuerza bruta.
Me despido con saludos por la anarquía,	felipa VELAZQUEZ.
Estación Naranjo, Sinaloa
FRAGMENTO
Me aconsejas que pida una subvención al parlamento. No lo haré Creo que mi nueva obra no será del agrado de nuestros diputados; pero ceta consideración no me hará borrar ni una coma... .No me importa el gusto de esos hombres de sentimientos tan mezquinos. Antes que renunciar a esta sinceridad prefiría mendigar toda mi vida. Sin élla, mi obra sería una mentira, y de ese artículo ya se produce de sobra en este país.
IBSEN.
Cada industria tiene sus conventos-escuelas donde se embrutece a los hijos e hijas de los obreros, su capilla y su capellán que suele ser el árbitro que rige los destinos de la industria, siendo ésto la causa de que un gran número de incapacitados dirijan las industrias españolas.
De aquí resulta que. los socialistas al querer Pevar los obreros mineros a la huelga, parecen obrar de común acuerdo con los patronos y comerciantes. En lo qne cabe a la realidad ellos mismos poseen riquezas, como lo prueba la Mina San Vicente, propiedad del Sindicato Minero Asturiano y explotada por éllos y el comercio que tiene en Mieres, Manuel Llaneza, Secretario del S.M.Á., en cuya tienda se vende de todo, hasta estampas e imágenes de santos.
solano PALACIO.