E L S E M B K A D 0 R-------E -J u I H u---- El Club de Sembradores, su Origen, sus Obras su Futuro... Discurso pronunciado por el Ing Bernardo Elosua, en el Banquete de despedida a los Convencionistas. COM P A Ñ EROS SEM BR A DO R ES: CON l¿S'l'A primera Convención a la que concurren representantes de las más apartadas regiones de nuestro país, el Club de Sembradores de Amistad adquiere un carácter nacional. Algunos de los aquí presentes y que vienen de lejanas tierras a visitar quizá por vez primera la cuna de esta Institución, tendrán sin duda interés en conocer cuides fueron las circunstancias históricas y sociales que provocaron la iniciación de este movimiento y que lograron hacer cristalizar en los Sembradores de Amistad los ideales que palpitaban latentes en el corazón de muchos y que esperaban tan sólo la ocasión propicia para materializarse en una obra concreta. Efectivamente, nuestra asociación tiene ya su historia, está inspirada en el ideal cristiano de caridad y justicia social y responde a un imperativo histórico con una función y una trayectoria bien definidas y determinadas. Es por lo mismo a todas luces importante. para que todos sus miembros actuales y futuros abracen con calor sus ideales y su programa, que conozcan su origen y su historia, que abreven en la fuente misma del rico manantial de nuestros ideales, que ausculten en la entraña misma de nuestro pueblo los veneros de riqueza espiritual que esperan tan sólo una mano amiga que los guíe para aflorar e inundar de riquezas sin igual nuestra vida en común; que palpen también con sus propias manos la miseria moral y material que nos asfixia para sentir todo el peso de la responsabilidad (pie gravita sobre los privilegiados de la inteligencia y de la fortuna, sobre los directores de las actividades intelectuales. sociales y económicas, para que comprendan en una palabra que esta asociación no fué constituida para pasar el tiempo en diversiones intrascendentes, sino que responde a una necesidad social y se inspira, valga la expresión, no de relumbrón para satisfacer nuestra vanidad, sino en realidades que nos acosan y nos exigen el cumplimiento de un deber fundamentalmente nuestro; salvar nuestro país de la miseria material y moral en que vive y satisfacer su hambre de justicia y bienestar. Eran los principios del año de 1936 en pleno apogeo de la dictadura Cardenista, francamente comunistoide. Vivíamos una época de persecución, millares de niños, entre ellos nuestros hijos, estudiaban en escuelas clandestinas para salvarse del virus socialista, en los mítines se cantaba la internacional y se levantaba el puño cerrado; nuestra bandera era pisoteada y en su lugar izaba el trapo rojo y negro. Un buen dia el 5 de febrero de ese mismo año, 70,000 almas llenaron nuestras calles portando banderas mexicanas con esta inscripción: ‘"Somos mexicanos, no rusos”.-Setenta mil almas, la mitad de la población de entonces y la otra mitad, los ancianos y los niños nos aplaudían desde los balcones al vernos pasar. En una palabra, reventó en una explosión toda la población de Monterrey en contra de la ola comunista. El presidente Cárdenas se trasladó con su séquito a Monterrey preocupado por aquella manifestación arrolladora. La noticia se publicó en los diarios /'./ Ing. Bernardo Elosúa pronunciando el discurso (pie aparece en primer término de este número. - 3 —