____________ _______________ Se fueron levantando una por una. hicieron sus líos de ropa, secáronse la» manos y los brazos con los delantales. y con su carga a la cabeza, comenzaron. silenciosas y pensativas, a andar hacia el pueblo..... —|Bh? Juan!, ¿te quedas? no digo bien. Ya está llorando; anda, mujer, no seas tonta, vámonos. El chicuelo de las cabras, asoleado y rendido, se había acostado junto al tronco de un fresno, y mordisqueaba un pedazo de pan, mientras su perro le miraba con ojos ávidos y las cabras seguían pastando por los bar Ixchos. entre las amapolas. El humo dd jacal subía lento hácia el cielo, y un zopilote, en pausados giros, manchaba el cielo azul con su negrura. Por el camino del pueblo, entre la* maguey eras Juana se acercó a Luz. —í>ime. ¿tú crees en el “pajarito?*’ ....... —¿Ye?-------Sí. contestó Luz, tras una pansa, vacilante. —¿Y no tienes miedo? —No. porque yo creo que nos anuncia algo alegre..... —¿Pies por qué entonces le oí yo . tan triste? —Lo oirías así porque sólo piensas en tristezas, por eso. -—Es que hace dos meses que uo sé de él—- —Habían llegado a las primeras casitas del poblado; en una puerta estaba sentada una virjil a arrugada, echando maíz a unas gal inas que cacareaban. —Madre dijo Ji ana hemos oído rl canto del pájaro.” La frente de la vieja se arrugó más. dejó de echar el maíz, y como una oración, murmuró: i \ ■; !■ de km !<< mediae nos Y Luz se alejó, sola |K>r la angosta callejuela. A su pesar quizá, se acordó de! canto