Las Letras Americanas Contemporáneas y el Lie. Gómez Robelo. AL DERREDOR DE LA POLEMICA MOHENO-CERNA. i. Enterado del brillante articulo del señor R. Gómez Robelo, intitulado “Libros y Magazines,” que aparecí-’ en el No. 8 de REVISTA MEXICANA. he creído conveniente dirigir cuatro palabras al distinguido intelectual mexicano, en contestación. Sin entrar a discutir detalladamente el punto que el señor Gómez Robelo desea aclarar con respecto a lo que debemos entender por literatura, sólo diré que ésta se puede considerar como parte de las Bellas Artes, o como poesía según la expresión de Shelley; pero no olvidemos que la literatura presenta diversas fases, fases que deben tomarse en consideración. En mi humilde concepto, literatura, como término genérico, es la consideración, el examen, el estudio de todo producto intelectual es crito. Y propio me parece, pues, hablar de bella literatura (poesía en ge^ neral), literatura literaria, literatura científica, literatura jurídica, literatura médica, etc., y de que todo se trate en una discusión como la presente. A juzgar por lo que dice el señoi Gómez Robelo en su bien preparado trabajo (no objeta que este gran pueblo tenga grandes autores lo cual es ya conceder algo), la literatura americana moderna ha decaído notablemente, como se verá en el párrafo que en seguida transcribo: "Si entiendo por literatura nacional la típica, la que corresponde a la mayoría del público; en los Estados Unidos, como en todas partes, lo peor es lo más bueno, como sabe el Sr. Dr. Cerna: los libros que se venden por millares, los que busca la mayoría, nunca son los más exquisitos, y aquí esos libros, también lo sabe el Dr. Cerna, no son los libros: son ios magazines; y entre los magazines dedi cados a la literatura to fiction, según ellos mismos, no a ciencias abstractas o concretas, es do'de puede encentrar todo buen lector la literatura a que se refiere el agudísimo Lie. M<-heno al relatar la actividad del periodista que vende versos a tanto por mes. Y tan típica es que donde quiera pueden encontrarse anuncios y oficinas. establecidas en todos los Estados Unidos, para recetas de fiction, short stories, moving-picture stories, etc., etc., tal y como lo pinta el Lie. Moheno.” Coino el Señor Gómez Robelo y el Lie. Moheno opinan otros que. por lo visto, se han ocupado casi exclusivamente en leer prosa insípida y versos-insubstanciales. pues esta clase de literatura es la que producen y publican los que con ella medran. Tales lectores, lectores de una literatura sui generis por su baja índole. alegan, naturalmente, que, hoy por hoy, las producciones literarias americanas son de inferior calidad: que, por ejemplo tanto en la prosa como en el verso existe de. parte de quienes la producen una tendencia al mercantilismo, y no al cultivo del verdadero arte literario y filosófico como entre los grandes poetas y prosistas de otras épocas y de otros paises. En efecto, mucho de lo que en prosa y verso se ha publicado recientemente y sigue publicándose en ciertos libros y magazines, revela tan sólo una perversión mercenaria del arte literario. Esas obras no constituyen literatura, por cierto; en ellas no se encuentra un pensamiento digno, y menos existe imaginación artística. Son producciones elaboradas por tal o cual precio, con el único objeto de explotar al público ignorante o necio, en provecho pecuniario tan sólo de autor y publicista. Los autores de paga que hoy abundan, es verdad, trabajan febrilmente. como el comerciante sórdido, para acumular el vil metal, y no para robustecer el arte literario, ensanchar la filosofía, o profundizar la ciencia; y mucho menos para bien del género humano. Todo lo sacrifican ante el altar de su majestad el Dinero. Para ellos el éxito material se sobrepone a todo principio sano, a la promulgación de la verdad, a la buena literatura; a la literatura que recrea y eleva el espíritu, a la literatura que enseñal a la literatura que ennoblece el alma y la depura. Según propia confesión de Randall Parrish, uno de los autores que más notoriedad han alcanzado en los tiempos presentes, él pone su pluma al servicio del publicista que mejor le remunera y adapta sus obras al gusto pervertido de sus clientes: se mofa de todo lo demás. Para él y otros escritores de su calaña (y no es i ., trabajo dar con ellos, p0r cierto), quien se dedica con predilección a promulgar la verdad, a difundir principios de moralidad, a trabajar por el mejoramiento, de la raza, a discutir filosofía, o a cultivar y engrandecer el arte literario en sus diversas fases no vive ni adquiere distinciones, y si vegeta y se expone a morir en la indigencia. Ya se comprende, pues, que las malsanas o insípidas producciones de esta turba de escritores sin conciencia, tienden naturalmente a destruir todo sentimiento noble, a pervertir todo excelso movimiento de intelectualidad. Con todo, no crean los señores Gómez* Robelo y Moheno, y otros que opinan como ellos, que a las obras de esa ralea de traficantes literarios se reduce la literatura americana contemporánea, porque tal creencia equivale a un desconocimiento completo de la materia