291 LA VIOLETA. agua fria ó caliente ni del fuego ú otros trabajos &. &. Ella, se dará lugar para adornar su casa con sencillos y graciosos almohadones y tapetes, con el objeto de aprovechar todos aquellos retazos de géneros; mientras que otras los ¡desperdiciarían considerándolos inútiles. Las niñas que pasan su vida en los quehaceres domésticos siempre se sienten felices y nada desean, el trabajo embellece tanto el alma de la mujer, en sus frentes se refleja la tranquilidad de su espíritu por que • tienen la satisfacción de cumplir sus deberes; como se refleja en las cristalinas aguas de una fuente los dorados y hermosísimos rayos del brillante Feb o. Los hombres que piensan juiciosamente y saben que en la buena hija hallarán una buena esposa y una madre digna para sus hijos, no pueden ménos que buscar éstas cualidades en la mujer que elijan para esposa, y os digo que si reune éstas cualidades el enlace conyugal será ó se trasformará en un hermosísimo paraíso y se gozará de una perfecta y eterna felicidad. A la madre está encomendada la tarea dificilísima de educar á sus hijos; pero decirme........¿Podrá ha- cerlo quién no ha sabido cumplir con sus deberes como buena hija y buena esposa?.. .. Le será imposible. Las buenas madres educan á sus hijos desde la hora que nacen; y se gún su edad ellas van procurando inculcar en el tierno corazón de sus hijos las fecundas semillas del bien, para que con el tiempo sean buenos hijos, amantes esposos, tiernos padres y dignos ciudadanos: entonces son tanto mas respetadas esas madres por sus hijos como por la socie dad en general. Toda la disolución de la familia, la desgracia y la miseria de ambos esposos y de sus hijos, es consecuen cia de la mala educacioiji de la mujer. Aunque sea una excelente maestra, sino sabe nada de ¡os quehaceres domésticos y de economía, esto no 1c bastará para labrar la felicidad dé. su esposo y de su familia, por que donde hay mal orden y abandono en la casa allí está la ruina y la deses -peracion del esposo y esto es muchas veces causa que algunos se entre guen á los inmundos vicios para ol vidar sus sinsabores. ¡Madres de familia, educad á vues tras hijas en los quehaceres domésticos, sabed que el bienestar social de pende de la mujer! ¡111 trabajo es el patrimonio de la honradez y tanto el trabajo como la educación son los mejores capitales que un padre puede legar á sus hijos los únicos que jamás se acabarán!... . ¡ Educando á la mujer en el trabajo, ella, lo hará igualmente con sus hijas, y la sociedad caminará con pasos gi gantescos hacia la felicidad. Tomasa. Rodriguen. C. Mier, Marzo de 1894. P uq ^eQZOQtle. ¡Salud! tierna avesita. Con agrado Vuelvo otra vez tus cantos á escuchar, Dime ¿córrio tu cuerpo delicado Pudo el rigor del frió soportar? Sabes cual fue la bienhechora mano Que alimento y abrigo te prestó Cuando el invierno con furor insano La verdura del campo devastó? Fué la mano divina, protectora Que invisible proteje al desvalido, La que formó la luz deslumbradora Del sol, en el espacio suspendido.