trero REVISTA EVANGELICA 91 ■s tres cosas son absolutamente Brtas: ■l. Nuestros pecados serán per-■nados y alejados. “El es quien ■rdona todas tus iniquidades, el Jae sana todas tus dolencias.” “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Sal. 103: 2, 12). 2. La paz será nuestra; paz que fluye como un rio, y paz que sobrepuja todo entendimiento (Rom. 5:1; Juan 14:27; Fil. 4:7). 3. La victoria será nuestra en la hora de la muerte (1 Cor. 15: 55-57). “Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” i i (o) USTE asunto va a mostrar cla-ramente lo que el Apóstol entiende aquí por los débiles en la fe. La Iglesia de Roma estaba compuesta en su mayor parte de paganos convertidos, qv.e, sabiendo que tenían acceso ante Dios únicamente por la fe en Jesús, estaban dispuestos lo vemos aquí, a juzgar o sestimar a sus hermanos dos del judaismo y que habían conservado diversos escrúpulos ascéticos relativos a las prescripciones de la Ley.” Cristo como a de-veni- r I. Norma Cristiana. i cristiano debe andar avisa-bnte evitando ser piedra de tropiezo. Cuantas veces, directa o indirectamente somos causantes de la caída de nuestros hermanos débiles en la fe simplemente por hacer cosas que creemos inofensivas y olvidamos que a veces tenemos una nube de testigos a nuestro alrededor que sin darnos cuenta contemplan todos nuestros actos. Por esta causa, el cristiano debe tener por norma hacer todo aquello que pudiera proporcionar bien a sus semejantes y evitar todo aquello que le ocasione tropiezos. Tengamos presente que Cristo dijo que él era el Camino, y si andamos en él, realizando las Obras que él nos manda, cum- i J i